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JEREMIAS 34 - 52

Referencias para la lectura:

-       Texto actualizado al español latino.
-       Ubicación visual de vocablos claves resaltados en colores.
-       Sinónimos de palabras claves entre corchetes [color bordó]
-       Texto entre comillas y asterisco «expresión»* refiere a una frase en español equivalente a la frase hebrea de dicho texto.
-       Subtitulado tradicional actualizado

Algunos vocablos han retenido su valor de traducción original del hebreo.
Para complementar su lectura considere el uso de un diccionario Hebreo – Español para el AT, y un diccionario Griego – Español para el NT.


Para un estudio exhaustivo, recomendamos utilizar RVIC Reina Valera Independiente Codificada con diccionarios léxicos para una ampliación de significados y conceptos.

Jeremías amonesta a Sedequías
(Jer 34:1) Palabra de Jehová que vino a Jeremías cuando Nabucodonosor rey de Babilonia y todo su ejército, y todos los reinos de la tierra bajo el señorío de su mano, y todos los pueblos, peleaban contra Jerusalén y contra todas sus ciudades, la cual dijo:

(Jer 34:2) Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Ve y habla a Sedequías rey de Judá, y dile: Así ha dicho Jehová: He aquí yo entregaré esta ciudad al rey de Babilonia, y la quemará con fuego;

(Jer 34:3) y no escaparás tú de su mano, sino que ciertamente serás apresado, y en su mano serás entregado; y tus ojos verán los ojos del rey de Babilonia, y te hablará boca a boca, y en Babilonia entrarás.

(Jer 34:4) Con todo eso, oye palabra de Jehová, Sedequías rey de Judá: Así ha dicho Jehová acerca de ti: No morirás a espada.

(Jer 34:5) En paz morirás, y así como quemaron especias por tus padres, los reyes primeros que fueron antes de ti, las quemarán por ti, y te endecharán, diciendo, ¡Ay, señor! Porque yo he hablado la palabra, dice Jehová.

(Jer 34:6) Y habló el profeta Jeremías a Sedequías rey de Judá todas estas palabras en Jerusalén.

(Jer 34:7) Y el ejército del rey de Babilonia peleaba contra Jerusalén, y contra todas las ciudades de Judá que habían quedado, contra Laquis y contra Azeca; porque de las ciudades fortificadas de Judá éstas habían quedado.

Violación del pacto de libertar a los siervos hebreos
(Jer 34:8) Palabra de Jehová que vino a Jeremías, después que Sedequías hizo pacto [alianza, convenio, acuerdo] con todo el pueblo en Jerusalén para promulgarles libertad;

(Jer 34:9) que «cada uno»* dejase libre a su esclavo [siervo, sirviente] y a su sierva, hebreo y hebrea; que «ninguno»* usase a los judíos, sus hermanos, como esclavos [siervos, sirvientes].

(Jer 34:10) Y cuando oyeron todos los príncipes, y todo el pueblo que había convenido en el pacto [alianza, convenio, acuerdo] de dejar libre «cada uno»* a su esclavo [siervo, sirviente] y «cada uno»* a su sierva, que ninguno los usase más como esclavos [siervos, sirvientes], obedecieron, y los dejaron.

(Jer 34:11) Pero después se arrepintieron, e hicieron volver a los esclavos [siervos, sirvientes] y a las siervas que habían dejado libres, y los sujetaron como esclavos [siervos, sirvientes] y siervas.

(Jer 34:12) Vino, pues, palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:

(Jer 34:13) Así dice Jehová Dios de Israel: Yo hice pacto [alianza, convenio, acuerdo] con sus [de ustedes] padres el día que los saqué de tierra de Egipto, de casa de servidumbre, diciendo:

(Jer 34:14) Al cabo de siete años dejará «cada uno»* a su hermano hebreo que le fuere vendido; le servirá seis años, y lo enviará libre; pero sus [de ustedes] padres no me oyeron, ni inclinaron su oído.

(Jer 34:15) Y ustedes se habían hoy convertido, y hecho lo recto delante de mis ojos, anunciando «cada uno»* libertad a su prójimo; y habían hecho pacto [alianza, convenio, acuerdo] en mi presencia, en la casa en la cual es invocado mi nombre.

(Jer 34:16) Pero se han vuelto y profanado mi nombre, y han vuelto a tomar «cada uno»* a su esclavo [siervo, sirviente] y «cada uno»* a su sierva, que habían dejado libres a su voluntad; y los han sujetado para que les sean esclavos [siervos, sirvientes] y siervas.

(Jer 34:17) Por tanto, así ha dicho Jehová: Ustedes no me han oído para promulgar cada uno libertad a su hermano, y cada uno a su compañero; he aquí que yo promulgo libertad, dice Jehová, a la espada y a la pestilencia y al hambre; y les pondré por afrenta ante todos los reinos de la tierra.

(Jer 34:18) Y entregaré a los hombres que traspasaron mi pacto [alianza, convenio, acuerdo], que no han llevado a efecto las palabras del pacto [alianza, convenio, acuerdo] que celebraron en mi presencia, dividiendo en dos partes el becerro y pasando por medio de ellas;

(Jer 34:19) a los príncipes de Judá y a los príncipes de Jerusalén, a los oficiales y a los sacerdotes y a todo el pueblo de la tierra, que pasaron entre las partes del becerro,

(Jer 34:20) los entregaré en mano de sus enemigos y en mano de los que buscan su vida; y sus cuerpos muertos serán comida de las aves del cielo, y de las bestias de la tierra.

(Jer 34:21) Y a Sedequías rey de Judá y a sus príncipes los entregaré en mano de sus enemigos, y en mano de los que buscan su vida, y en mano del ejército del rey de Babilonia, que se ha ido de ustedes.

(Jer 34:22) He aquí, mandaré yo, dice Jehová, y los haré volver a esta ciudad, y pelearán contra ella y la tomarán, y la quemarán con fuego; y reduciré a soledad las ciudades de Judá, hasta no quedar morador.

Obediencia de los recabitas
(Jer 35:1) Palabra de Jehová que vino a Jeremías en días de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, diciendo:

(Jer 35:2) Ve a casa de los recabitas y habla con ellos, e introdúcelos en la casa de Jehová, en uno de los aposentos, y dales a beber vino.

(Jer 35:3) Tomé entonces a Jaazanías hijo de Jeremías, hijo de Habasinías, a sus hermanos, a todos sus hijos, y a toda la familia de los recabitas;

(Jer 35:4) y los llevé a la casa de Jehová, al aposento de los hijos de Hanán hijo de Igdalías, varón de Dios, el cual estaba junto al aposento de los príncipes, que estaba sobre el aposento de Maasías hijo de Salum, guarda de la puerta.

(Jer 35:5) Y puse delante de los hijos de la familia de los recabitas tazas y copas llenas de vino, y les dije: Beban vino.

(Jer 35:6) Mas ellos dijeron: No beberemos vino; porque Jonadab hijo de Recab nuestro padre nos ordenó diciendo: No beberán jamás vino ustedes ni sus [de ustedes] hijos;

(Jer 35:7) ni edificaran casa, ni sembraran sementera, ni plantaran viña, ni la retendrán; sino que moraran en tiendas todos sus [de ustedes] días, para que vivan muchos días sobre la superficie [faz] de la tierra donde ustedes habitan.

(Jer 35:8) Y nosotros hemos obedecido a la voz de nuestro padre Jonadab hijo de Recab en todas las cosas que nos mandó, de no beber vino en todos nuestros días, ni nosotros, ni nuestras mujeres, ni nuestros hijos ni nuestras hijas;

(Jer 35:9) y de no edificar casas para nuestra morada, y de no tener viña, ni heredad [posesión territorial], ni sementera.

(Jer 35:10) Moramos, pues, en tiendas, y hemos obedecido y hecho conforme a todas las cosas que nos mandó Jonadab nuestro padre.

(Jer 35:11) Sucedió, no obstante, que cuando Nabucodonosor rey de Babilonia subió a la tierra, dijimos: Vengan, y ocultémonos en Jerusalén, de la presencia del ejército de los caldeos y de la presencia del ejército de los de Siria; y en Jerusalén nos quedamos.

(Jer 35:12) Y vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:

(Jer 35:13) Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Ve y di a los varones de Judá, y a los habitantes [moradores, residentes] de Jerusalén: ¿No aprenderán a obedecer mis palabras? dice Jehová.

(Jer 35:14) Fue firme la palabra de Jonadab hijo de Recab, el cual mandó a sus hijos que no bebiesen vino, y no lo han bebido hasta hoy, por obedecer al mandamiento de su padre; y yo les he hablado a ustedes «desde temprano y sin cesar,»* y no me han oído.

(Jer 35:15) Y envié a ustedes todos mis esclavos [siervos, sirvientes] los profetas, «desde temprano y sin cesar,»* para decirles: Vuelvan ahora «cada uno»* de su [ustedes] mal camino, y enmenden sus [de ustedes] obras, y no vayan tras dioses ajenos para servirles, y vivirán en la tierra que di a ustedes y a sus [de ustedes] padres; mas no inclinaron su [de ustedes] oído, ni me oyeron.

(Jer 35:16) Ciertamente los hijos de Jonadab hijo de Recab tuvieron por firme el mandamiento que les dio su padre; pero este pueblo no me ha obedecido.

(Jer 35:17) Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí traeré yo sobre Judá y sobre todos los habitantes [moradores, residentes] de Jerusalén todo el mal que contra ellos he hablado; porque les hablé, y no oyeron; los llamé, y no han respondido.

(Jer 35:18) Y dijo Jeremías a la familia de los recabitas: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Por cuanto obedecieron al mandamiento de Jonadab su [de ustedes] padre, y cumplieron [guardaron, conservaron] todos sus mandamientos, e hicieron conforme a todas las cosas que les mandó;

(Jer 35:19) por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No faltará de Jonadab hijo de Recab un varón que esté en mi presencia todos los días.

El rey quema el rollo
(Jer 36:1) Sucedió en el cuarto año de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, que vino esta palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:

(Jer 36:2) Toma un rollo de libro, y escribe en él todas las palabras que te he hablado contra Israel y contra Judá, y contra todas las naciones, desde el día que comencé a hablarte, desde los días de Josías hasta hoy.

(Jer 36:3) Quizá oiga la casa de Judá todo el mal que yo pienso hacerles, y se arrepienta «cada uno»* de su mal camino, y yo perdonaré su maldad y su pecado.

(Jer 36:4) Y llamó Jeremías a Baruc hijo de Nerías, y escribió Baruc de boca de Jeremías, en un rollo de libro, todas las palabras que Jehová le había hablado.

(Jer 36:5) Después mandó Jeremías a Baruc, diciendo: A mí se me ha prohibido entrar en la casa de Jehová.

(Jer 36:6) Entra tú, pues, y lee de este rollo que escribiste de mi boca, las palabras de Jehová a los oídos del pueblo, en la casa de Jehová, el día del ayuno; y las leerás también a oídos de todos los de Judá que vienen de sus ciudades.

(Jer 36:7) Quizá llegue la oración de ellos a la presencia de Jehová, y se vuelva «cada uno»* de su mal camino; porque grande es el furor y la ira que ha expresado Jehová contra este pueblo.

(Jer 36:8) Y Baruc hijo de Nerías hizo conforme a todas las cosas que le mandó Jeremías profeta, leyendo en el libro las palabras de Jehová en la casa de Jehová.

(Jer 36:9) Y sucedió en el año quinto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, en el mes noveno, que promulgaron ayuno en la presencia de Jehová a todo el pueblo de Jerusalén y a todo el pueblo que venía de las ciudades de Judá a Jerusalén.

(Jer 36:10) Y Baruc leyó en el libro las palabras de Jeremías en la casa de Jehová, en el aposento de Gemarías hijo de Safán escriba, en el atrio de arriba, a la entrada de la puerta nueva de la casa de Jehová, a oídos del pueblo.

(Jer 36:11) Y Micaías hijo de Gemarías, hijo de Safán, habiendo oído del libro todas las palabras de Jehová,

(Jer 36:12) descendió a la casa del rey, al aposento del secretario, y he aquí que todos los príncipes estaban allí sentados, esto es: Elisama secretario, Delaía hijo de Semaías, Elnatán hijo de Acbor, Gemarías hijo de Safán, Sedequías hijo de Ananías, y todos los príncipes.

(Jer 36:13) Y les contó Micaías todas las palabras que había oído cuando Baruc leyó en el libro a oídos del pueblo.

(Jer 36:14) Entonces enviaron todos los príncipes a Jehudí hijo de Netanías, hijo de Selemías, hijo de Cusi, para que dijese a Baruc: Toma el rollo en el que leíste a oídos del pueblo, y ven. Y Baruc hijo de Nerías tomó el rollo en su mano y vino a ellos.

(Jer 36:15) Y le dijeron: Siéntate ahora, y léelo a nosotros. Y se lo leyó Baruc.

(Jer 36:16) Cuando oyeron todas aquellas palabras, «cada uno»* se volvió espantado a su compañero, y dijeron a Baruc: Sin duda contaremos al rey todas estas palabras.

(Jer 36:17) Preguntaron luego a Baruc, diciendo: Cuéntanos ahora cómo escribiste de boca de Jeremías todas estas palabras.

(Jer 36:18) Y Baruc les dijo: El me dictaba de su boca todas estas palabras, y yo escribía con tinta en el libro.

(Jer 36:19) Entonces dijeron los príncipes a Baruc: Ve y escóndete, tú y Jeremías, y nadie sepa dónde están.

(Jer 36:20) Y entraron a donde estaba el rey, al atrio, habiendo depositado el rollo en el aposento de Elisama secretario; y contaron a oídos del rey todas estas palabras.

(Jer 36:21) Y envió el rey a Jehudí a que tomase el rollo, el cual lo tomó del aposento de Elisama secretario, y leyó en él Jehudí a oídos del rey, y a oídos de todos los príncipes que junto al rey estaban.

(Jer 36:22) Y el rey estaba en la casa de invierno en el mes noveno, y había un brasero ardiendo delante de él.

(Jer 36:23) Cuando Jehudí había leído tres o cuatro planas, lo rasgó el rey con un cortaplumas de escriba, y lo echó en el fuego que había en el brasero, hasta que todo el rollo se consumió sobre el fuego que en el brasero había.

(Jer 36:24) Y no tuvieron temor ni rasgaron sus vestidos el rey y todos sus esclavos [siervos, sirvientes] que oyeron todas estas palabras.

(Jer 36:25) Y aunque Elnatán y Delaía y Gemarías rogaron al rey que no quemase aquel rollo, no los quiso oír.

(Jer 36:26) También mandó el rey a Jerameel hijo de Hamelec, a Seraías hijo de Azriel y a Selemías hijo de Abdeel, para que prendiesen a Baruc el escribiente y al profeta Jeremías; pero Jehová los escondió.

(Jer 36:27) Y vino palabra de Jehová a Jeremías, después que el rey quemó el rollo, las palabras que Baruc había escrito de boca de Jeremías, diciendo:

(Jer 36:28) Vuelve a tomar otro rollo, y escribe en él todas las palabras primeras que estaban en el primer rollo que quemó Joacim rey de Judá.

(Jer 36:29) Y dirás a Joacim rey de Judá: Así ha dicho Jehová: Tú quemaste este rollo, diciendo: ¿Por qué escribiste en él, diciendo: De cierto vendrá el rey de Babilonia, y destruirá esta tierra, y hará que no queden en ella ni hombres ni animales?

(Jer 36:30) Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de Joacim rey de Judá: No tendrá quien se siente sobre el trono de David; y su cuerpo será echado al calor del día y al hielo de la noche.

(Jer 36:31) Y castigaré su maldad en él, y en su descendencia y en sus esclavos [siervos, sirvientes]; y traeré sobre ellos, y sobre los habitantes [moradores, residentes] de Jerusalén y sobre los varones de Judá, todo el mal que les he anunciado y no escucharon.

(Jer 36:32) Y tomó Jeremías otro rollo y lo dio a Baruc hijo de Nerías escriba; y escribió en él de boca de Jeremías todas las palabras del libro que quemó en el fuego Joacim rey de Judá; y aun fueron añadidas sobre ellas muchas otras palabras semejantes.

Encarcelamiento de Jeremías
(Jer 37:1) En lugar de Conías hijo de Joacim reinó el rey Sedequías hijo de Josías, al cual Nabucodonosor rey de Babilonia constituyó por rey en la tierra de Judá.

(Jer 37:2) Pero no obedeció él ni sus esclavos [siervos, sirvientes] ni el pueblo de la tierra a las palabras de Jehová, las cuales dijo por el profeta Jeremías.

(Jer 37:3) Y envió el rey Sedequías a Jucal hijo de Selemías, y al sacerdote Sofonías hijo de Maasías, para que dijesen al profeta Jeremías: Ruega ahora por nosotros a Jehová nuestro Dios.

(Jer 37:4) Y Jeremías entraba y salía en medio del pueblo; porque todavía no lo habían puesto en la cárcel.

(Jer 37:5) Y cuando el ejército de Faraón había salido de Egipto, y llegó noticia de ello a oídos de los caldeos que tenían sitiada a Jerusalén, se retiraron de Jerusalén.

(Jer 37:6) Entonces vino palabra de Jehová al profeta Jeremías, diciendo:

(Jer 37:7) Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Dirán así al rey de Judá, que les envió a mí para que me consultasen: He aquí que el ejército de Faraón que había salido en su [de ustedes] socorro, se volvió a su tierra en Egipto.

(Jer 37:8) Y volverán los caldeos y atacarán esta ciudad, y la tomarán y la pondrán a fuego.

(Jer 37:9) Así ha dicho Jehová: No se engañen «a ustedes mismos,»* diciendo: Sin duda ya los caldeos se apartarán de nosotros; porque no se apartarán.

(Jer 37:10) Porque aun cuando hiriesen a todo el ejército de los caldeos que pelean contra ustedes, y quedasen de ellos solamente hombres heridos, «cada uno»* se levantará de su tienda, y pondrán esta ciudad a fuego.

(Jer 37:11) Y sucedió que cuando el ejército de los caldeos se retiró de Jerusalén a «causa del»* ejército de Faraón,

(Jer 37:12) salía Jeremías de Jerusalén para irse a tierra de Benjamín, para apartarse de en medio del pueblo.

(Jer 37:13) Y cuando fue a la puerta de Benjamín, estaba allí un capitán que se llamaba Irías hijo de Selemías, hijo de Hananías, el cual apresó al profeta Jeremías, diciendo: Tú te pasas a los caldeos.

(Jer 37:14) Y Jeremías dijo: Falso; no me paso a los caldeos. Pero él no lo escuchó, sino prendió Irías a Jeremías, y lo llevó delante de los príncipes.

(Jer 37:15) Y los príncipes se airaron contra Jeremías, y le azotaron y le pusieron en prisión en la casa del escriba Jonatán, porque la habían convertido en cárcel.

(Jer 37:16) Entró, pues, Jeremías en la casa de la cisterna, y en las bóvedas. Y habiendo estado allá Jeremías por muchos días,

(Jer 37:17) el rey Sedequías envió y le sacó; y le preguntó el rey secretamente en su casa, y dijo: ¿Hay palabra de Jehová? Y Jeremías dijo: Hay. Y dijo más: En mano del rey de Babilonia serás entregado.

(Jer 37:18) Dijo también Jeremías al rey Sedequías: ¿En qué pequé contra ti, y contra tus esclavos [siervos, sirvientes], y contra este pueblo, para que me pusiesen en la cárcel?

(Jer 37:19) ¿Y dónde están sus [de ustedes] profetas que les profetizaban diciendo: No vendrá el rey de Babilonia contra ustedes, ni contra esta tierra?

(Jer 37:20) Ahora pues, oye, «te ruego,»* oh rey mi señor; caiga ahora mi súplica delante de ti, y no me hagas volver a casa del escriba Jonatán, para que no muera allí.

(Jer 37:21) Entonces dio orden el rey Sedequías, y custodiaron a Jeremías en el patio de la cárcel, haciéndole dar una torta de pan al día, de la calle de los Panaderos, hasta que todo el pan de la ciudad se gastase. Y quedó Jeremías en el patio de la cárcel.

Jeremías en la cisterna
(Jer 38:1) Oyeron Sefatías hijo de Matán, Gedalías hijo de Pasur, Jucal hijo de Selemías, y Pasur hijo de Malquías, las palabras que Jeremías hablaba a todo el pueblo, diciendo:

(Jer 38:2) Así ha dicho Jehová: El que se quedare en esta ciudad morirá a espada, o de hambre, o de pestilencia; mas el que se pasare a los caldeos vivirá, pues su vida le será por botín, y vivirá.

(Jer 38:3) Así ha dicho Jehová: De cierto será entregada esta ciudad en manos del ejército del rey de Babilonia, y la tomará.

(Jer 38:4) Y dijeron los príncipes al rey: Muera ahora este hombre; porque de esta manera hace desmayar las manos de los hombres de guerra que han quedado en esta ciudad, y las manos de todo el pueblo, hablándoles tales palabras; porque este hombre no busca la paz de este pueblo, sino el mal.

(Jer 38:5) Y dijo el rey Sedequías: He aquí que él está en sus [de ustedes] manos; pues el rey nada puede hacer contra ustedes.

(Jer 38:6) Entonces tomaron ellos a Jeremías y lo hicieron echar en la cisterna de Malquías hijo de Hamelec, que estaba en el patio de la cárcel; y metieron a Jeremías con sogas. Y en la cisterna no había agua, sino cieno, y se hundió Jeremías en el cieno.

(Jer 38:7) Y oyendo Ebedmelec, hombre etíope, eunuco de la casa real, que habían puesto a Jeremías en la cisterna, y estando sentado el rey a la puerta de Benjamín,

(Jer 38:8) Ebedmelec salió de la casa del rey y habló al rey, diciendo:

(Jer 38:9) Mi señor el rey, mal hicieron estos varones en todo lo que han hecho con el profeta Jeremías, al cual hicieron echar en la cisterna; porque allí morirá de hambre, pues no hay más pan en la ciudad.

(Jer 38:10) Entonces mandó el rey al mismo etíope Ebedmelec, diciendo: Toma en tu poder treinta hombres de aquí, y haz sacar al profeta Jeremías de la cisterna, antes que muera.

(Jer 38:11) Y tomó Ebedmelec en su poder a los hombres, y entró a la casa del rey debajo de la tesorería, y tomó de allí trapos viejos y ropas raídas y andrajosas, y los echó a Jeremías con sogas en la cisterna.

(Jer 38:12) Y dijo el etíope Ebedmelec a Jeremías: Pon ahora esos trapos viejos y ropas raídas y andrajosas, bajo los sobacos, debajo de las sogas. Y lo hizo así Jeremías.

(Jer 38:13) De este modo sacaron a Jeremías con sogas, y lo subieron de la cisterna; y quedó Jeremías en el patio de la cárcel.

Sedequías consulta secretamente a Jeremías
(Jer 38:14) Después envió el rey Sedequías, e hizo traer al profeta Jeremías a su presencia, en la tercera entrada de la casa de Jehová. Y dijo el rey a Jeremías: Te haré una pregunta; no me encubras ninguna cosa.

(Jer 38:15) Y Jeremías dijo a Sedequías: Si te lo declarare, ¿no es verdad que me matarás? y si te diere consejo, no me escucharás.

(Jer 38:16) Y juró el rey Sedequías en secreto a Jeremías, diciendo: Vive Jehová que nos hizo esta alma, que no te mataré, ni te entregaré en mano de estos varones que buscan tu vida.

(Jer 38:17) Entonces dijo Jeremías a Sedequías: Así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel: Si te entregas en seguida a los príncipes del rey de Babilonia, tu alma vivirá, y esta ciudad no será puesta a fuego, y vivirás tú y tu casa.

(Jer 38:18) Pero si no te entregas a los príncipes del rey de Babilonia, esta ciudad será entregada en mano de los caldeos, y la pondrán a fuego, y tú no escaparás de sus manos.

(Jer 38:19) Y dijo el rey Sedequías a Jeremías: Tengo temor de los judíos que se han pasado a los caldeos, no sea que me entreguen en sus manos y me escarnezcan.

(Jer 38:20) Y dijo Jeremías: No te entregarán. Oye ahora la voz de Jehová que yo te hablo, y te irá bien y vivirás.

(Jer 38:21) Pero si no quieres entregarte, esta es la palabra que me ha mostrado Jehová:

(Jer 38:22) He aquí que todas las mujeres que han quedado en casa del rey de Judá serán sacadas a los príncipes del rey de Babilonia; y ellas mismas dirán: Te han engañado, y han prevalecido contra ti «tus amigos;»* hundieron en el cieno tus pies, se volvieron atrás.

(Jer 38:23) Sacarán, pues, todas tus mujeres y tus hijos a los caldeos, y tú no escaparás de sus manos, sino que por mano del rey de Babilonia serás apresado, y a esta ciudad quemará a fuego.

(Jer 38:24) Y dijo Sedequías a Jeremías: Nadie sepa estas palabras, y no morirás.

(Jer 38:25) Y si los príncipes oyeren que yo he hablado contigo, y vinieren a ti y te dijeren: Decláranos ahora qué hablaste con el rey, no nos lo encubras, y no te mataremos; asimismo qué te dijo el rey;

(Jer 38:26) les dirás: «Supliqué»* al rey que no me hiciese volver a casa de Jonatán para que no me muriese allí.

(Jer 38:27) Y vinieron luego todos los príncipes a Jeremías, y le preguntaron; y él les respondió conforme a todo lo que el rey le había mandado. Con esto se alejaron de él, porque el asunto no se había oído.

(Jer 38:28) Y quedó Jeremías en el patio de la cárcel hasta el día que fue tomada Jerusalén; y allí estaba cuando Jerusalén fue tomada.

Caída de Jerusalén
(2R 24:20; 25:21; 2Cr 36:17-21;Jer 52:3-30)
(Jer 39:1) En el noveno año de Sedequías rey de Judá, en el mes décimo, vino Nabucodonosor rey de Babilonia con todo su ejército contra Jerusalén, y la sitiaron.

(Jer 39:2) Y en el undécimo año de Sedequías, en el mes cuarto, a los nueve días del mes se abrió brecha en el muro de la ciudad.

(Jer 39:3) Y entraron todos los príncipes del rey de Babilonia, y acamparon a la puerta de en medio: Nergalsarezer, Samgarnebo, Sarsequim el Rabsaris, Nergalsarezer el Rabmag y todos los demás príncipes del rey de Babilonia.

(Jer 39:4) Y viéndolos Sedequías rey de Judá y todos los hombres de guerra, huyeron y salieron de noche de la ciudad por el camino del huerto del rey, por la puerta entre los dos muros; y salió el rey por el camino del Arabá.

(Jer 39:5) Pero el ejército de los caldeos los siguió, y alcanzaron a Sedequías en los llanos de Jericó; y le tomaron, y le hicieron subir a Ribla en tierra de Hamat, donde estaba Nabucodonosor rey de Babilonia, y le sentenció.

(Jer 39:6) Y degolló el rey de Babilonia a los hijos de Sedequías en presencia de éste en Ribla, haciendo asimismo degollar el rey de Babilonia a todos los nobles de Judá.

(Jer 39:7) Y sacó los ojos del rey Sedequías, y le aprisionó con grillos para llevarle a Babilonia.

(Jer 39:8) Y los caldeos pusieron a fuego la casa del rey y las casas del pueblo, y derribaron los muros de Jerusalén.

(Jer 39:9) Y al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, y a los que se habían adherido a él, con todo el resto del pueblo que había quedado, Nabuzaradán capitán de la guardia los transportó a Babilonia.

(Jer 39:10) Pero Nabuzaradán capitán de la guardia hizo quedar en tierra de Judá a los pobres del pueblo que no tenían nada, y les dio viñas y heredades [posesiones].

Nabucodonosor cuida de Jeremías
(Jer 39:11) Y Nabucodonosor había ordenado a Nabuzaradán capitán de la guardia acerca de Jeremías, diciendo:

(Jer 39:12) Tómale y «vela por él,»* y no le hagas mal alguno, sino que harás con él como él te dijere.

(Jer 39:13) Envió, por tanto, Nabuzaradán capitán de la guardia, y Nabusazbán el Rabsaris, Nergalsarezer el Rabmag y todos los príncipes del rey de Babilonia;

(Jer 39:14) enviaron entonces y tomaron a Jeremías del patio de la cárcel, y lo entregaron a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, para que lo sacase a casa; y vivió entre el pueblo.

Dios promete librar a Ebed-melec
(Jer 39:15) Y había venido palabra de Jehová a Jeremías, estando preso en el patio de la cárcel, diciendo;

(Jer 39:16) Ve y habla a Ebedmelec etíope, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí yo traigo mis palabras sobre esta ciudad para mal, y no para bien; y sucederá esto en aquel día en presencia tuya.

(Jer 39:17) Pero en aquel día yo te libraré, dice Jehová, y no serás entregado en manos de aquellos a quienes tú temes.

(Jer 39:18) Porque ciertamente te libraré, y no caerás a espada, sino que tu vida te será por botín, porque tuviste confianza en mí, dice Jehová.

Jeremías y el remanente con Gedalías
(Jer 40:1) Palabra de Jehová que vino a Jeremías, después que Nabuzaradán capitán de la guardia le envió desde Ramá, cuando le tomó estando atado con cadenas entre todos los cautivos de Jerusalén y de Judá que iban deportados a Babilonia.

(Jer 40:2) Tomó, pues, el capitán de la guardia a Jeremías y le dijo: Jehová tu Dios habló este mal contra este lugar;

(Jer 40:3) y lo ha traído y hecho Jehová según lo había dicho; porque pecaron contra Jehová, y no oyeron su voz, por eso les ha venido esto.

(Jer 40:4) Y ahora yo te he soltado hoy de las cadenas que tenías en tus manos. Si «te parece bien»* venir conmigo a Babilonia, ven, y «yo velaré por ti;»* pero si «no te parece bien»* venir conmigo a Babilonia, déjalo. Mira, toda la tierra está delante de ti; ve «a donde mejor y más cómodo te parezca ir.»*

(Jer 40:5) «Si prefieres quedarte,»* vuélvete a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, al cual el rey de Babilonia ha puesto sobre todas las ciudades de Judá, y vive con él en medio del pueblo; o ve «a donde te parezca más cómodo ir.»* Y le dio el capitán de la guardia provisiones y un regalo [presente], y le despidió.

(Jer 40:6) Se fue entonces Jeremías a Gedalías hijo de Ahicam, a Mizpa, y habitó con él en medio del pueblo que había quedado en la tierra.

(Jer 40:7) Cuando todos los jefes del ejército que estaban por el campo, ellos y sus hombres, oyeron que el rey de Babilonia había puesto a Gedalías hijo de Ahicam para gobernar la tierra, y que le había encomendado los hombres y las mujeres y los niños, y los pobres de la tierra que no fueron transportados a Babilonia,

(Jer 40:8) vinieron luego a Gedalías en Mizpa; esto es, Ismael hijo de Netanías, Johanán y Jonatán hijos de Carea, Seraías hijo de Tanhumet, los hijos de Efai netofatita, y Jezanías hijo de un maacateo, ellos y sus hombres.

(Jer 40:9) Y les juró Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, a ellos y a sus hombres, diciendo: No tengan temor de servir a los caldeos; habiten en la tierra, y sirvan al rey de Babilonia, y les irá bien.

(Jer 40:10) Y he aquí que yo habito en Mizpa, para estar delante de los caldeos que vendrán a nosotros; mas ustedes tomen el vino, los frutos del verano y el aceite, y pónganlos en sus [de ustedes] almacenes, y quédense en sus [de ustedes] ciudades que han tomado.

(Jer 40:11) Asimismo todos los judíos que estaban en Moab, y entre los hijos de Amón, y en Edom, y los que estaban en todas las tierras, cuando oyeron decir que el rey de Babilonia había dejado a algunos en Judá, y que había puesto sobre ellos a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán,

(Jer 40:12) todos estos judíos regresaron entonces de todos los lugares adonde habían sido echados, y vinieron a tierra de Judá, a Gedalías en Mizpa; y recogieron vino y abundantes frutos.

(Jer 40:13) Y Johanán hijo de Carea y todos los príncipes de la gente de guerra que estaban en el campo, vinieron a Gedalías en Mizpa,

(Jer 40:14) Y le dijeron: ¿No sabes que Baalis rey de los hijos de Amón ha enviado a Ismael hijo de Netanías «para matarte?»* Mas Gedalías hijo de Ahicam no les creyó.

(Jer 40:15) Entonces Johanán hijo de Carea habló a Gedalías en secreto en Mizpa, diciendo: Yo iré ahora y mataré a Ismael hijo de Netanías, y ningún hombre lo sabrá. ¿Por qué «te ha de matar,»* y todos los judíos que se han reunido a ti se dispersarán, y perecerá el resto de Judá?

(Jer 40:16) Pero Gedalías hijo de Ahicam dijo a Johanán hijo de Carea: No hagas esto, porque es falso lo que tú dices de Ismael.

(Jer 41:1) Sucedió en el mes séptimo que vino Ismael hijo de Netanías, hijo de Elisama, de la descendencia real, y algunos príncipes del rey y diez hombres con él, a Gedalías hijo de Ahicam en Mizpa; y comieron pan juntos allí en Mizpa.

(Jer 41:2) Y se levantó Ismael hijo de Netanías y los diez hombres que con él estaban, e hirieron a espada a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, matando así a aquel a quien el rey de Babilonia había puesto para gobernar la tierra.

(Jer 41:3) Asimismo mató Ismael a todos los judíos que estaban con Gedalías en Mizpa, y a los soldados caldeos que allí estaban.

(Jer 41:4) Sucedió además, un día después que mató a Gedalías, cuando nadie lo sabía aún,

(Jer 41:5) que venían unos hombres de Siquem, de Silo y de Samaria, ochenta hombres, raída la barba y rotas las ropas, y rasguñados, y traían en sus manos ofrenda e incienso para llevar a la casa de Jehová.

(Jer 41:6) Y de Mizpa les salió al encuentro, llorando, Ismael el hijo de Netanías. Y sucedió que cuando los encontró, les dijo: Vengan a Gedalías hijo de Ahicam.

(Jer 41:7) Y cuando llegaron dentro de la ciudad, Ismael hijo de Netanías los degolló, y los echó dentro de una cisterna, él y los hombres que con él estaban.

(Jer 41:8) Mas entre aquéllos fueron hallados diez hombres que dijeron a Ismael: No nos mates; porque tenemos en el campo tesoros de trigos y cebadas y aceites y miel. Y los dejó, y no los mató entre sus hermanos.

(Jer 41:9) Y la cisterna en que echó Ismael todos los cuerpos de los hombres que mató «a causa de»* Gedalías, era la misma que había hecho el rey Asa a «causa de»* Baasa rey de Israel; Ismael hijo de Netanías la llenó de muertos.

(Jer 41:10) Después llevó Ismael cautivo a todo el resto del pueblo que estaba en Mizpa, a las hijas del rey y a todo el pueblo que en Mizpa había quedado, el cual había encargado Nabuzaradán capitán de la guardia a Gedalías hijo de Ahicam. Los llevó, pues, cautivos Ismael hijo de Netanías, y se fue para pasarse a los hijos de Amón.

(Jer 41:11) Y oyeron Johanán hijo de Carea y todos los príncipes de la gente de guerra que estaban con él, todo el mal que había hecho Ismael hijo de Netanías.

(Jer 41:12) Entonces tomaron a todos los hombres y fueron a pelear contra Ismael hijo de Netanías, y lo hallaron junto al gran estanque que está en Gabaón.

(Jer 41:13) Y sucedió que cuando todo el pueblo que estaba con Ismael vio a Johanán hijo de Carea y a todos los capitanes de la gente de guerra que estaban con él, se alegraron.

(Jer 41:14) Y todo el pueblo que Ismael había traído cautivo de Mizpa se volvió y fue con Johanán hijo de Carea.

(Jer 41:15) Pero Ismael hijo de Netanías escapó delante de Johanán con ocho hombres, y se fue a los hijos de Amón.

(Jer 41:16) Y Johanán hijo de Carea y todos los capitanes de la gente de guerra que con él estaban tomaron a todo el resto del pueblo que había recobrado de Ismael hijo de Netanías, a los cuales llevó de Mizpa después que mató a Gedalías hijo de Ahicam; hombres de guerra, mujeres, niños y eunucos, que Johanán había traído de Gabaón;

(Jer 41:17) y fueron y habitaron en Gerutquimam, que está cerca de Belén, a fin de ir y meterse en Egipto,

(Jer 41:18) a «causa de»* los caldeos; porque los temían, por haber dado muerte Ismael hijo de Netanías a Gedalías hijo de Ahicam, al cual el rey de Babilonia había puesto para gobernar la tierra.

Mensaje de Johanán
(Jer 42:1) Vinieron todos los oficiales de la gente de guerra, y Johanán hijo de Carea, Jezanías hijo de Osaías, y todo el pueblo desde el menor hasta el mayor,

(Jer 42:2) y dijeron al profeta Jeremías: Acepta ahora nuestro ruego delante de ti, y ruega por nosotros a Jehová tu Dios por todo este resto (pues de muchos hemos quedado unos pocos, como nos ven tus ojos),

(Jer 42:3) para que Jehová tu Dios nos enseñe el camino por donde vayamos, y lo que hemos de hacer.

(Jer 42:4) Y el profeta Jeremías les dijo: He oído. He aquí que voy a orar a Jehová su [de ustedes] Dios, como han dicho, y todo lo que Jehová les respondiere, les enseñaré; no les reservaré palabra.

(Jer 42:5) Y ellos dijeron a Jeremías: Jehová sea entre nosotros testigo de la verdad y de la lealtad, si no hiciéremos conforme a todo aquello para lo cual Jehová tu Dios te enviare a nosotros.

(Jer 42:6) Sea bueno, sea malo, a la voz de Jehová nuestro Dios al cual te enviamos, obedeceremos, para que obedeciendo a la voz de Jehová nuestro Dios nos vaya bien.

(Jer 42:7) Sucedió que al cabo de diez días vino palabra de Jehová a Jeremías.

(Jer 42:8) Y llamó a Johanán hijo de Carea y a todos los oficiales de la gente de guerra que con él estaban, y a todo el pueblo desde el menor hasta el mayor;

(Jer 42:9) y les dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel, al cual me enviaron para presentar sus [de ustedes] ruegos en su presencia:

(Jer 42:10) Si se quedaren quietos en esta tierra, los edificaré, y no los destruiré; los plantaré, y no los arrancaré; porque estoy arrepentido del mal que les he hecho.

(Jer 42:11) No teman de la presencia del rey de Babilonia, del cual tienen temor; no teman de su presencia, ha dicho Jehová, porque con ustedes estoy yo para salvarles y librarles de su mano;

(Jer 42:12) y tendré de ustedes misericordia, y él tendrá misericordia de ustedes y les hará regresar a su [de ustedes] tierra.

(Jer 42:13) Mas si dijeren: No moraremos en esta tierra, no obedeciendo así a la voz de Jehová su [de ustedes] Dios,

(Jer 42:14) diciendo: No, sino que entraremos en la tierra de Egipto, en la cual no veremos guerra, ni oiremos sonido de trompeta, ni padeceremos hambre, y allá moraremos;

(Jer 42:15) ahora por eso, oigan la palabra de Jehová, remanente de Judá: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Si ustedes volvieren sus [de ustedes] rostros para entrar en Egipto, y entraren para morar allá,

(Jer 42:16) sucederá que la espada que temen, les alcanzará allí en la tierra de Egipto, y el hambre de que tienen temor, allá en Egipto les perseguirá; y allí morirán.

(Jer 42:17) Todos los hombres que volvieren sus rostros para entrar en Egipto para morar allí, morirán a espada, de hambre y de pestilencia; no habrá de ellos quien quede vivo, ni quien escape delante del mal que traeré yo sobre ellos.

(Jer 42:18) Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Como se derramó mi enojo y mi ira sobre los habitantes [moradores, residentes] de Jerusalén, así se derramará mi ira sobre ustedes cuando entraren en Egipto; y serán objeto de execración [condenación, reprobación] y de espanto, y de maldición y de afrenta; y no verán más este lugar.

(Jer 42:19) Jehová habló sobre ustedes, oh remanente de Judá: No vayan a Egipto; sepan ciertamente que se lo aviso hoy.

(Jer 42:20) ¿Por qué hicieron errar sus [de ustedes] almas? Pues ustedes me enviaron a Jehová su [de ustedes] Dios, diciendo: Ora por nosotros a Jehová nuestro Dios, y haznos saber todas las cosas que Jehová nuestro Dios dijere, y lo haremos.

(Jer 42:21) Y se lo he declarado hoy, y no han obedecido a la voz de Jehová su [de ustedes] Dios, ni a todas las cosas por las cuales me envió a ustedes.

(Jer 42:22) Ahora, pues, sepan de cierto que a espada, de hambre y de pestilencia morirán en el lugar donde desearon entrar para morar allí.

La emigración de Egipto
(Jer 43:1) Sucedió que cuando Jeremías acabó de hablar a todo el pueblo todas las palabras de Jehová Dios de ellos, todas estas palabras por las cuales Jehová Dios de ellos le había enviado a ellos mismos,

(Jer 43:2) dijo Azarías hijo de Osaías y Johanán hijo de Carea, y todos los varones soberbios dijeron a Jeremías: Mentira dices; no te ha enviado Jehová nuestro Dios para decir: No vayan a Egipto para morar allí,

(Jer 43:3) sino que Baruc hijo de Nerías te incita contra nosotros, para entregarnos en manos de los caldeos, para matarnos y hacernos transportar a Babilonia.

(Jer 43:4) No obedeció, pues, Johanán hijo de Carea y todos los oficiales de la gente de guerra y todo el pueblo, a la voz de Jehová para quedarse en tierra de Judá,

(Jer 43:5) sino que tomó Johanán hijo de Carea y todos los oficiales de la gente de guerra, a todo el remanente de Judá que se había vuelto de todas las naciones donde había sido echado, para morar en tierra de Judá;

(Jer 43:6) a hombres y mujeres y niños, y a las hijas del rey y a toda persona que había dejado Nabuzaradán capitán de la guardia con Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, y al profeta Jeremías y a Baruc hijo de Nerías,

(Jer 43:7) y entraron en tierra de Egipto, porque no obedecieron a la voz de Jehová; y llegaron hasta Tafnes.

(Jer 43:8) Y vino palabra de Jehová a Jeremías en Tafnes, diciendo:

(Jer 43:9) Toma con tu mano piedras grandes, y cúbrelas de barro en el enladrillado que está a la puerta de la casa de Faraón en Tafnes, a vista de los hombres de Judá;

(Jer 43:10) y diles: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí yo enviaré y tomaré a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi esclavo [siervo, sirviente], y pondré su trono sobre estas piedras que he escondido, y extenderá su pabellón sobre ellas.

(Jer 43:11) Y vendrá y asolará la tierra de Egipto; los que a muerte, a muerte, y los que a cautiverio, a cautiverio, y los que a espada, a espada.

(Jer 43:12) Y pondrá fuego a los templos de los dioses de Egipto y los quemará, y a ellos los llevará cautivos; y limpiará la tierra de Egipto, como el pastor limpia su capa, y saldrá de allá en paz.

(Jer 43:13) Además quebrará las estatuas de Bet-semes, que está en tierra de Egipto, y los templos de los dioses de Egipto quemará a fuego.

Jeremías profetiza de los judíos en Egipto
(Jer 44:1) Palabra que vino a Jeremías acerca de todos los judíos que moraban en la tierra de Egipto, que vivían en Migdol, en Tafnes, en Menfis y en tierra de Patros, diciendo:

(Jer 44:2) Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Ustedes han visto todo el mal que traje sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá; y he aquí que ellas están «el día de hoy»* asoladas; no hay quien more en ellas,

(Jer 44:3) «a causa de»* la maldad que ellos cometieron para enojarme, yendo a ofrecer incienso, honrando a dioses ajenos que ellos no habían conocido, ni ustedes ni sus [de ustedes] padres.

(Jer 44:4) Y envié a ustedes todos mis esclavos [siervos, sirvientes] los profetas, «desde temprano y sin cesar,»* para decirles: No hagan esta cosa abominable que yo aborrezco.

(Jer 44:5) Pero no oyeron ni inclinaron su oído para convertirse de su maldad, para dejar de ofrecer incienso a dioses ajenos.

(Jer 44:6) Se derramó, por tanto, mi ira y mi furor, y se encendió en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, y fueron puestas en soledad y en destrucción, como están hoy.

(Jer 44:7) Ahora, pues, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: ¿Por qué hacen tan grande mal contra ustedes mismos, para ser destruidos el hombre y la mujer, el muchacho y el niño de pecho de en medio de Judá, sin que les quede remanente alguno,

(Jer 44:8) haciéndome enojar con las obras de sus [de ustedes] manos, ofreciendo incienso a dioses ajenos en la tierra de Egipto, adonde han entrado para vivir, de suerte que se acaben, y sean por maldición y por oprobio a todas las naciones de la tierra?

(Jer 44:9) ¿se han olvidado de las maldades de sus [de ustedes] padres, de las maldades de los reyes de Judá, de las maldades de sus mujeres, de sus [de ustedes] maldades y de las maldades de sus [de ustedes] mujeres, que hicieron en la tierra de Judá y en las calles de Jerusalén?

(Jer 44:10) No se han humillado hasta «el día de hoy,»* ni han tenido temor, ni han caminado en mi ley ni en mis estatutos, los cuales puse delante de ustedes y delante de sus [de ustedes] padres.

(Jer 44:11) Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo vuelvo mi rostro contra ustedes para mal, y para destruir a todo Judá.

(Jer 44:12) Y tomaré el resto de Judá que volvieron sus rostros para ir a tierra de Egipto para morar allí, y en tierra de Egipto serán todos consumidos; caerán a espada, y serán consumidos de hambre; a espada y de hambre morirán desde el menor hasta el mayor, y serán objeto de execración [condenación, reprobación], de espanto, de maldición y de oprobio.

(Jer 44:13) Pues castigaré a los que habitan [moran, residen] en tierra de Egipto como castigué a Jerusalén, con espada, con hambre y con pestilencia.

(Jer 44:14) Y del resto de los de Judá que entraron en la tierra de Egipto para habitar allí, no habrá quien escape, ni quien quede vivo para volver a la tierra de Judá, por volver a la cual «suspiran»* ellos para habitar allí; porque no volverán sino algunos fugitivos.

(Jer 44:15) Entonces todos los que sabían que sus mujeres habían ofrecido incienso a dioses ajenos, y todas las mujeres que estaban presentes, una gran concurrencia, y todo el pueblo que habitaba en tierra de Egipto, en Patros, respondieron a Jeremías, diciendo:

(Jer 44:16) La palabra que nos has hablado en nombre de Jehová, no la oiremos de ti;

(Jer 44:17) sino que ciertamente pondremos por obra toda palabra que ha salido de nuestra boca, para ofrecer incienso a la reina del cielo, derramándole libaciones, como hemos hecho nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén, y tuvimos abundancia de pan, y estuvimos alegres, y no vimos mal alguno.

(Jer 44:18) Mas desde que dejamos de ofrecer incienso a la reina del cielo y de derramarle libaciones, nos falta todo, y a espada y de hambre somos consumidos.

(Jer 44:19) Y cuando ofrecimos incienso a la reina del cielo, y le derramamos libaciones, ¿acaso le hicimos nosotras tortas para tributarle culto, y le derramamos libaciones, sin consentimiento de nuestros maridos?

(Jer 44:20) Y habló Jeremías a todo el pueblo, a los hombres y a las mujeres y a todo el pueblo que le había respondido esto, diciendo:

(Jer 44:21) ¿No se ha acordado Jehová, y no ha venido a su memoria el incienso que ofrecieron en las ciudades de Judá, y en las calles de Jerusalén, ustedes y sus [de ustedes] padres, sus [de ustedes] reyes y sus [de ustedes] príncipes y el pueblo de la tierra?

(Jer 44:22) Y no pudo sufrirlo más Jehová, a «causa de»* la maldad de sus [de ustedes] obras, a «causa de»* las abominaciones que habían hecho; por tanto, su [de ustedes] tierra fue puesta en asolamiento, en espanto y en maldición, hasta quedar sin morador, como está hoy.

(Jer 44:23) Porque ofrecieron incienso y pecaron contra Jehová, y no obedecieron a la voz de Jehová, ni anduvieron en su ley ni en sus estatutos ni en sus testimonios; por tanto, ha venido sobre ustedes este mal, como hasta hoy.

(Jer 44:24) Y dijo Jeremías a todo el pueblo, y a todas las mujeres: Oigan palabra de Jehová, todos los de Judá que están en tierra de Egipto.

(Jer 44:25) Así ha hablado Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, diciendo: Ustedes y sus [de ustedes] mujeres hablaron con sus [de ustedes] bocas, y con sus [de ustedes] manos lo ejecutaron, diciendo: Cumpliremos efectivamente nuestros votos que hicimos, de ofrecer incienso a la reina del cielo y derramarle libaciones; confirman de hecho sus [de ustedes] votos, y ponen sus [de ustedes] votos por obra.

(Jer 44:26) Por tanto, oigan palabra de Jehová, todo Judá que habitan en tierra de Egipto: He aquí he jurado por mi grande nombre, dice Jehová, que mi nombre no será invocado más en toda la tierra de Egipto por boca de ningún hombre de Judá, diciendo: Vive Jehová el Señor.

(Jer 44:27) He aquí que yo velo sobre ellos para mal, y no para bien; y todos los hombres de Judá que están en tierra de Egipto serán consumidos a espada y de hambre, hasta que perezcan del todo.

(Jer 44:28) Y los que escapen de la espada volverán de la tierra de Egipto a la tierra de Judá, pocos hombres; sabrá, pues, todo el resto de Judá que ha entrado en Egipto a morar allí, la palabra de quién ha de permanecer: «si la mía,»* o «la suya.»*

(Jer 44:29) Y esto tendrán por señal, dice Jehová, de que en este lugar les castigo, para que sepan que de cierto permanecerán mis palabras para mal sobre ustedes.

(Jer 44:30) Así ha dicho Jehová: He aquí que yo entrego a Faraón Hofra rey de Egipto en mano de sus enemigos, y en mano de los que buscan su vida, así como entregué a Sedequías rey de Judá en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, su enemigo que buscaba su vida.

Mensaje de Baruc
(Jer 45:1) Palabra que habló el profeta Jeremías a Baruc hijo de Nerías, cuando escribía en el libro estas palabras de boca de Jeremías, en el año cuarto de Joacim hijo de Josías rey de Judá, diciendo:

(Jer 45:2) Así ha dicho Jehová Dios de Israel a ti, oh Baruc:

(Jer 45:3) Tú dijiste: ¡Ay de mí ahora! porque ha añadido Jehová tristeza a mi dolor; fatigado estoy de gemir, y no he hallado descanso.

(Jer 45:4) Así le dirás: Ha dicho Jehová: He aquí que yo destruyo a los que edifiqué, y arranco a los que planté, y a toda esta tierra.

(Jer 45:5) ¿Y tú buscas para ti grandezas? No las busques; porque he aquí que yo traigo mal sobre toda carne, ha dicho Jehová; pero a ti te daré tu vida por botín en todos los lugares adonde fueres.

Profecías acerca de Egipto
(Jer 46:1) Palabra de Jehová que vino al profeta Jeremías, contra las naciones.

(Jer 46:2) Con respecto a Egipto: contra el ejército de Faraón Necao rey de Egipto, que estaba cerca del río Eufrates en Carquemis, a quien destruyó Nabucodonosor rey de Babilonia, en el año cuarto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá.

(Jer 46:3) Preparen escudo y pavés, y vengan a la guerra.

(Jer 46:4) Unzan caballos y suban, ustedes los jinetes, y pónganse con yelmos; limpien las lanzas, vístanse las corazas.

(Jer 46:5) ¿Por qué los vi medrosos, retrocediendo? Sus valientes fueron deshechos, y huyeron sin volver a mirar atrás; miedo de todas partes, dice Jehová.

(Jer 46:6) No huya el ligero, ni el valiente escape; al norte junto a la ribera del Eufrates tropezaron y cayeron.

(Jer 46:7) ¿Quién es éste que sube como río, y cuyas aguas se mueven como ríos?

(Jer 46:8) Egipto como río se ensancha, y las aguas se mueven como ríos, y dijo: Subiré, cubriré la tierra, destruiré a la ciudad y a los que en ella habitan [moran, residen].

(Jer 46:9) Suban, caballos, y alborótense, carros, y salgan los valientes; los etíopes y los de Put que toman escudo, y los de Lud que toman y entesan [agudizan la fuerza del] arco.

(Jer 46:10) Mas ese día será para Jehová Dios de los ejércitos día de retribución, para vengarse de sus enemigos; y la espada devorará y se saciará, y se embriagará de la sangre de ellos; porque sacrificio será para Jehová Dios de los ejércitos, en tierra del norte junto al río Eufrates.

(Jer 46:11) Sube a Galaad, y toma bálsamo, virgen hija de Egipto; por demás multiplicarás las medicinas; no hay curación para ti.

(Jer 46:12) Las naciones oyeron tu afrenta, y tu clamor llenó la tierra; porque valiente tropezó contra valiente, y cayeron ambos juntos.

(Jer 46:13) Palabra que habló Jehová al profeta Jeremías acerca de la venida de Nabucodonosor rey de Babilonia, para asolar la tierra de Egipto:

(Jer 46:14) Anuncien en Egipto, y hagan saber en Migdol; hagan saber también en Menfis y en Tafnes; digan: Ponte en pie y prepárate, porque espada devorará tu comarca.

(Jer 46:15) ¿Por qué ha sido derribada tu fortaleza? No pudo mantenerse firme, porque Jehová la empujó.

(Jer 46:16) Multiplicó los caídos, y «cada uno»* cayó sobre su compañero; y dijeron: Levántate y volvámonos a nuestro pueblo, y a la tierra de nuestro nacimiento, huyamos ante la espada vencedora.

(Jer 46:17) Allí gritaron: Faraón rey de Egipto es destruido; dejó pasar el tiempo señalado.

(Jer 46:18) Vivo yo, dice el Rey, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos, que como Tabor entre los montes, y como Carmelo junto al mar, así vendrá.

(Jer 46:19) Hazte enseres de cautiverio, moradora hija de Egipto; porque Menfis será desierto, y será asolada hasta no quedar morador.

(Jer 46:20) Becerra hermosa es Egipto; mas viene destrucción, del norte viene.

(Jer 46:21) Sus soldados mercenarios también en medio de ella como becerros engordados; porque también ellos volvieron atrás, huyeron todos sin pararse, porque vino sobre ellos el día de su quebrantamiento, el tiempo de su castigo.

(Jer 46:22) Su voz saldrá como de serpiente; porque vendrán los enemigos, y con hachas vendrán a ella como cortadores de leña.

(Jer 46:23) Cortarán sus bosques, dice Jehová, aunque sean impenetrables; porque serán más numerosos que langostas, no tendrán número.

(Jer 46:24) Se avergonzará la hija de Egipto; entregada será en manos del pueblo del norte.

(Jer 46:25) Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, ha dicho: He aquí que yo castigo a Amón dios de Tebas, a Faraón, a Egipto, y a sus dioses y a sus reyes; así a Faraón como a los que en él confían.

(Jer 46:26) Y los entregaré en mano de los que buscan su vida, en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia y en mano de sus esclavos [siervos, sirvientes]; pero después será habitado como en los días pasados, dice Jehová.

(Jer 46:27) Y tú no temas, esclavo [siervo, sirviente] mío Jacob, ni desmayes, Israel; porque he aquí yo te salvaré de lejos, y a tu descendencia de la tierra de su cautividad. Y volverá Jacob, y descansará y será prosperado, y no habrá quién lo atemorice.

(Jer 46:28) Tú, esclavo [siervo, sirviente] mío Jacob, no temas, dice Jehová, porque yo estoy contigo; porque destruiré a todas las naciones entre las cuales te he dispersado; pero a ti no te destruiré del todo, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo.

Profecía acerca de los filisteos
(Jer 47:1) Palabra de Jehová que vino al profeta Jeremías acerca de los filisteos, antes que Faraón destruyese a Gaza.

(Jer 47:2) Así ha dicho Jehová: He aquí que suben aguas del norte, y se harán torrente; inundarán la tierra y su plenitud, la ciudad y los habitantes [moradores, residentes] de ella; y los hombres clamarán, y lamentará todo morador de la tierra.

(Jer 47:3) Por el sonido de los cascos de sus caballos, por el alboroto de sus carros, por el estruendo de sus ruedas, los padres no cuidaron a los hijos por la debilidad de sus manos;

(Jer 47:4) a causa del día que viene para destrucción de todos los filisteos, para destruir a Tiro y a Sidón todo aliado que les queda todavía; porque Jehová destruirá a los filisteos, al resto de la costa de Caftor.

(Jer 47:5) Gaza fue rapada, Ascalón ha perecido, y el resto de su valle; ¿hasta cuándo te cortarás [sajarás]?

(Jer 47:6) Oh espada de Jehová, ¿hasta cuándo reposarás? Vuelve a tu vaina, reposa y sosiégate.

(Jer 47:7) ¿Cómo reposarás? pues Jehová te ha enviado contra Ascalón, y contra la costa del mar, allí te puso.

Profecía acerca de Moab
(Jer 48:1) Acerca de Moab. Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: ¡Ay de Nebo! porque fue destruida y avergonzada: Quiriataim fue tomada; fue confundida Misgab, y desmayó.

(Jer 48:2) No se alabará ya más Moab; en Hesbón maquinaron mal contra ella, diciendo: Vengan, y quitémosla de entre las naciones. También tú, Madmena, serás cortada; espada irá detrás de ti.

(Jer 48:3) ¡Voz de clamor de Horonaim, destrucción y gran quebrantamiento!

(Jer 48:4) Moab fue quebrantada; hicieron que se oyese el clamor de sus pequeños.

(Jer 48:5) Porque a la subida de Luhit con llanto subirá el que llora; porque a la bajada de Horonaim los enemigos oyeron clamor de quebranto.

(Jer 48:6) Huyan, salven su [de ustedes] vida, y sed como retama en el desierto.

(Jer 48:7) Pues por cuanto confiaste en tus bienes y en tus tesoros, tú también serás tomada; y Quemos será llevado en cautiverio, sus sacerdotes y sus príncipes juntamente.

(Jer 48:8) Y vendrá destruidor a cada una de las ciudades, y ninguna ciudad escapará; se arruinará también el valle, y será destruida la llanura, como ha dicho Jehová.

(Jer 48:9) Den alas a Moab, para que se vaya volando; pues serán desiertas sus ciudades hasta no quedar en ellas morador.

(Jer 48:10) Maldito el que hiciere insensiblemente y altaneramente la obra de Jehová, y maldito el que detuviere de la sangre su espada.

(Jer 48:11) Quieto estuvo Moab desde su juventud, y sobre su sedimento ha estado reposado, y no fue vaciado de vasija en vasija, ni nunca estuvo en cautiverio; por tanto, quedó su sabor en él, y su olor no se ha cambiado.

(Jer 48:12) Por eso vienen días, ha dicho Jehová, en que yo le enviaré trasvasadores que le trasvasarán; y vaciarán sus vasijas, y romperán sus odres.

(Jer 48:13) Y se avergonzará Moab de Quemos, como la casa de Israel se avergonzó de Betel, su confianza.

(Jer 48:14) ¿Cómo, pues, dirán: Somos hombres valientes, y robustos para la guerra?

(Jer 48:15) Destruido fue Moab, y sus ciudades asoladas, y sus jóvenes escogidos descendieron al degolladero, ha dicho el Rey, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos.

(Jer 48:16) Cercano está el quebrantamiento de Moab para venir, y su mal se apresura mucho.

(Jer 48:17) Compadézcanse de él todos los que están alrededor suyo; y todos los que saben su nombre, digan: ¡Cómo se quebró la vara fuerte, el báculo hermoso!

(Jer 48:18) Desciende de la gloria, siéntate en tierra seca, moradora hija de Dibón; porque el destruidor de Moab subió contra ti, destruyó tus fortalezas.

(Jer 48:19) Párate en el camino, y mira, oh moradora de Aroer; pregunta a la que va huyendo, y a la que escapó; dile: ¿Qué ha sucedido [acontecido]?

(Jer 48:20) Se avergonzó Moab, porque fue quebrantado [despedazado]; lamenten y clamen; anuncien en Arnón que Moab es destruido.

(Jer 48:21) Vino juicio sobre la tierra de la llanura; sobre Holón, sobre Jahaza, sobre Mefaat,

(Jer 48:22) sobre Dibón, sobre Nebo, sobre Betdiblataim,

(Jer 48:23) sobre Quiriataim, sobre Betgamul, sobre Betmeón,

(Jer 48:24) sobre Queriot, sobre Bosra y sobre todas las ciudades de tierra de Moab, las de lejos y las de cerca.

(Jer 48:25) Cortado es el poder de Moab, y su brazo quebrantado [despedazado], dice Jehová.

(Jer 48:26) Embriáguenle, porque contra Jehová se engrandeció; y revuélquese Moab sobre su vómito, y sea también él por motivo de escarnio.

(Jer 48:27) ¿Y no te fue a ti Israel por motivo de escarnio, como si lo tomaran entre ladrones? Porque cuando de él hablaste, tú te has burlado.

(Jer 48:28) Abandonen las ciudades y habiten en peñascos, oh habitantes [moradores, residentes] de Moab, y sean como la paloma que hace nido en la boca de la caverna.

(Jer 48:29) Hemos oído la soberbia de Moab, que es muy soberbio, arrogante, orgulloso, altivo y altanero de corazón.

(Jer 48:30) Yo conozco, dice Jehová, su cólera, pero no tendrá efecto; sus jactancias no le aprovecharán.

(Jer 48:31) Por tanto, yo aullaré sobre Moab; sobre todo Moab haré clamor, y sobre los hombres de Kirhares gemiré.

(Jer 48:32) Con llanto de Jazer lloraré por ti, oh vid de Sibma; tus sarmientos pasaron el mar, llegaron hasta el mar de Jazer; sobre tu cosecha y sobre tu vendimia vino el destruidor.

(Jer 48:33) Y será cortada la alegría y el regocijo de los campos fértiles, de la tierra de Moab; y de los lagares haré que falte el vino; no pisarán con canción; la canción no será canción.

(Jer 48:34) El clamor de Hesbón llega hasta Eleale; hasta Jahaza dieron su voz; desde Zoar hasta Horonaim, becerra de tres años; porque también las aguas de Nimrim serán destruidas.

(Jer 48:35) Y exterminaré de Moab, dice Jehová, a quien sacrifique sobre los lugares altos, y a quien ofrezca incienso a sus dioses.

(Jer 48:36) Por tanto, mi corazón resonará como flautas por causa de Moab, asimismo resonará mi corazón a modo de flautas por los hombres de Kirhares; porque perecieron las riquezas que habían hecho.

(Jer 48:37) Porque toda cabeza será rapada, y toda barba raída; sobre toda mano habrá rasguños, y cilicio sobre todo lomo.

(Jer 48:38) Sobre todos los terrados de Moab, y en sus calles, todo él será llanto; porque yo quebranté a Moab como a vasija que no agrada, dice Jehová.

(Jer 48:39) ¡Lamentad! ¡Cómo ha sido quebrantado [despedazado]! ¡Cómo volvió la espalda Moab, y fue avergonzado! Fue Moab objeto de escarnio y de espanto a todos los que están en sus alrededores.

(Jer 48:40) Porque así ha dicho Jehová: He aquí que como águila volará, y extenderá sus alas contra Moab.

(Jer 48:41) Tomadas serán las ciudades, y tomadas serán las fortalezas; y será aquel día el corazón de los valientes de Moab como el corazón de mujer en angustias.

(Jer 48:42) Y Moab será destruido hasta dejar de ser pueblo, porque se engrandeció contra Jehová.

(Jer 48:43) Miedo y hoyo y lazo contra ti, oh morador de Moab, dice Jehová.

(Jer 48:44) El que huyere del miedo caerá en el hoyo, y el que saliere del hoyo será preso en el lazo; porque yo traeré sobre él, sobre Moab, el año de su castigo, dice Jehová.

(Jer 48:45) A la sombra de Hesbón se pararon sin fuerzas los que huían; mas salió fuego de Hesbón, y llama de en medio de Sehón, y quemó el rincón de Moab, y la coronilla de los hijos revoltosos.

(Jer 48:46) ¡Ay de ti, Moab! pereció el pueblo de Quemos; porque tus hijos fueron puestos presos para cautividad, y tus hijas para cautiverio.

(Jer 48:47) Pero haré volver a los cautivos de Moab en lo último [postrero] de los tiempos, dice Jehová. Hasta aquí es el juicio de Moab.

Profecía acerca de los amonitas
(Jer 49:1) Acerca de los hijos de Amón. Así ha dicho Jehová: ¿ No tiene hijos Israel? ¿No tiene heredero? ¿Por qué Milcom ha desposeído a Gad, y su pueblo se ha establecido en sus ciudades?

(Jer 49:2) Por tanto, vienen días, ha dicho Jehová, en que haré oír clamor de guerra en Rabá de los hijos de Amón; y será convertida en montón de ruinas, y sus ciudades serán puestas a fuego, e Israel tomará por heredad [posesión] a los que los tomaron a ellos, ha dicho Jehová.

(Jer 49:3) Lamenta, oh Hesbón, porque destruida es Hai; clamen, hijas de Rabá, vístanse de cilicio, endechen, y rodeen los vallados, porque Milcom fue llevado en cautiverio, sus sacerdotes y sus príncipes juntamente.

(Jer 49:4) ¿Por qué te glorías de los valles? Tu valle se deshizo, oh hija contumaz [que persiste en el error], la que confía en sus tesoros, la que dice: ¿Quién vendrá contra mí?

(Jer 49:5) He aquí yo traigo sobre ti espanto, dice el Señor, Jehová de los ejércitos, de todos tus alrededores; y serán lanzados «cada uno derecho hacia adelante,»* y no habrá quien recoja a los fugitivos.

(Jer 49:6) Y después de esto haré volver a los cautivos de los hijos de Amón, dice Jehová.

Profecía acerca de Edom
(Jer 49:7) Acerca de Edom. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: ¿ No hay más sabiduría en Temán? ¿Se ha acabado el consejo en los sabios? ¿Se corrompió su sabiduría?

(Jer 49:8) Huyan, vuelvan atrás, habiten en lugares profundos, oh habitantes [moradores, residentes] de Dedán; porque el quebrantamiento de Esaú traeré sobre él en el tiempo en que lo castigue.

(Jer 49:9) Si vendimiadores hubieran venido contra ti, ¿no habrían dejado rebuscos? Si ladrones de noche, ¿no habrían tomado lo que les bastase?

(Jer 49:10) Mas yo desnudaré a Esaú, descubriré sus escondrijos, y no podrá esconderse; será destruida su descendencia, sus hermanos y sus vecinos, y dejará de ser.

(Jer 49:11) Deja tus huérfanos, yo los criaré; y en mí confiarán tus viudas.

(Jer 49:12) Porque así ha dicho Jehová: He aquí que los que no estaban condenados a beber el cáliz, beberán ciertamente; ¿y serás tú absuelto del todo? No serás absuelto, sino que ciertamente beberás.

(Jer 49:13) Porque por mí he jurado, dice Jehová, que asolamiento, oprobio, soledad y maldición será Bosra, y todas sus ciudades serán desolaciones perpetuas.

(Jer 49:14) La noticia oí, que de Jehová había sido enviado mensajero a las naciones, diciendo: Júntense y vengan contra ella, y suban a la batalla.

(Jer 49:15) He aquí que te haré pequeño entre las naciones, despreciado entre los hombres.

(Jer 49:16) Tu arrogancia te engañó, y la soberbia de tu corazón. Tú que habitas en cavernas de peñas, que tienes la altura del monte, aunque alces como águila tu nido, de allí te haré descender, dice Jehová.

(Jer 49:17) Y se convertirá Edom en devastación [ruina, asolamiento]; todo aquel que pasare por ella se asombrará, y se burlará de todas sus calamidades.

(Jer 49:18) Como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra y de sus ciudades vecinas, dice Jehová, así no morará allí nadie, ni la habitará hijo de hombre.

(Jer 49:19) He aquí que como león subirá de la espesura del Jordán contra la bella y robusta; porque muy pronto le haré huir de ella, y al que fuere escogido la encargaré; porque ¿quién es semejante a mí, y quién me emplazará? ¿Quién será aquel pastor que me podrá resistir?

(Jer 49:20) Por tanto, oigan el consejo que Jehová ha acordado sobre Edom, y sus pensamientos que ha resuelto sobre los habitantes [moradores, residentes] de Temán. Ciertamente a los más pequeños de su rebaño los arrastrarán, y destruirán sus moradas con ellos.

(Jer 49:21) Del estruendo de la caída de ellos la tierra temblará, y el grito de su voz se oirá en el Mar Rojo.

(Jer 49:22) He aquí que como águila subirá y volará, y extenderá sus alas contra Bosra; y el corazón de los valientes de Edom será en aquel día como el corazón de mujer en angustias.

Profecía acerca de Damasco
(Jer 49:23) Acerca de Damasco. Se confundieron Hamat y Arfad, porque oyeron malas nuevas; se derritieron en aguas de desmayo, no pueden sosegarse.

(Jer 49:24) Se desmayó Damasco, se volvió para huir, y le tomó temblor y angustia, y dolores le tomaron, como de mujer que está de parto.

(Jer 49:25) ¡Cómo dejaron a la ciudad tan alabada, la ciudad de mi gozo!

(Jer 49:26) Por tanto, sus jóvenes caerán en sus plazas, y todos los hombres de guerra morirán en aquel día, ha dicho Jehová de los ejércitos.

(Jer 49:27) Y haré encender fuego en el muro de Damasco, y consumirá las casas de Ben-adad.

Profecía acerca de Cedar y Hazor
(Jer 49:28) Acerca de Cedar y de los reinos de Hazor, los cuales asoló Nabucodonosor rey de Babilonia. Así ha dicho Jehová: Levántense, suban contra Cedar, y destruyan a los hijos del oriente.

(Jer 49:29) Sus tiendas y sus ganados tomarán; sus cortinas y todos sus utensilios y sus camellos tomarán para sí, y clamarán contra ellos: Miedo alrededor.

(Jer 49:30) Huyan, váyanse muy lejos, habiten en lugares profundos, oh habitantes [moradores, residentes] de Hazor, dice Jehová; porque tomó consejo contra ustedes Nabucodonosor rey de Babilonia, y contra ustedes ha formado un designio.

(Jer 49:31) Levántense, suban contra una nación pacífica que vive confiadamente, dice Jehová, que ni tiene puertas ni cerrojos, que vive solitaria.

(Jer 49:32) Serán sus camellos por botín, y la multitud de sus ganados por despojo; y los esparciré por todos los vientos, arrojados hasta el último rincón; y de todos lados les traeré su ruina, dice Jehová.

(Jer 49:33) Hazor será morada de chacales, soledad para siempre; ninguno morará allí, ni la habitará hijo de hombre.

Profecía acerca de Elam
(Jer 49:34) Palabra de Jehová que vino al profeta Jeremías acerca de Elam, en el principio del reinado de Sedequías rey de Judá, diciendo:

(Jer 49:35) Así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo quiebro el arco de Elam, parte principal de su fortaleza.

(Jer 49:36) Traeré sobre Elam los cuatro vientos de los cuatro puntos del cielo, y los aventaré a todos estos vientos; y no habrá nación a donde no vayan fugitivos de Elam.

(Jer 49:37) Y haré que Elam se intimide delante de sus enemigos, y delante de los que buscan su vida; y traeré sobre ellos mal, y el ardor de mi ira, dice Jehová; y enviaré detrás de ellos espada hasta que los acabe.

(Jer 49:38) Y pondré mi trono en Elam, y destruiré a su rey y a su príncipe, dice Jehová.

(Jer 49:39) Pero sucederá [acontecerá] en los últimos días, que haré volver a los cautivos de Elam, dice Jehová.

Profecía de Babilonia
(Jer 50:1) Palabra que habló Jehová contra Babilonia, contra la tierra de los caldeos, por medio del profeta Jeremías.

(Jer 50:2) Anuncien en las naciones, y hagan saber; levanten también bandera, publiquen, y no encubran; digan: Tomada es Babilonia, Bel es confundido, deshecho es Merodac; destruidas son sus esculturas, quebrados son sus ídolos.

(Jer 50:3) Porque subió contra ella una nación del norte, la cual pondrá su tierra en asolamiento, y no habrá ni hombre ni animal que en ella more; huyeron, y se fueron.

(Jer 50:4) En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, vendrán los hijos de Israel, ellos y los hijos de Judá juntamente; e irán andando y llorando, y buscarán a Jehová su Dios.

(Jer 50:5) Preguntarán por el camino de Sion, hacia donde volverán sus rostros, diciendo: Vengan, y juntémonos a Jehová con pacto [alianza, convenio, acuerdo] eterno que jamás se ponga en olvido.

(Jer 50:6) Ovejas perdidas fueron mi pueblo; sus pastores las hicieron errar, por los montes las descarriaron; anduvieron de monte en collado, y se olvidaron de sus rediles.

(Jer 50:7) Todos los que los hallaban, los devoraban; y decían sus enemigos: No pecaremos, porque ellos pecaron contra Jehová morada de justicia, contra Jehová esperanza de sus padres.

(Jer 50:8) Huyan de en medio de Babilonia, y salgan de la tierra de los caldeos, y sean como los machos cabríos que van delante del rebaño.

(Jer 50:9) Porque yo levanto y hago subir contra Babilonia reunión de grandes pueblos de la tierra del norte; desde allí se prepararán contra ella, y será tomada; sus flechas son como de valiente diestro, que no volverá vacío.

(Jer 50:10) Y Caldea será para botín; todos los que la saquearen se saciarán, dice Jehová.

(Jer 50:11) Porque se alegraron, porque se gozaron destruyendo mi heredad [posesión], porque se llenaron como novilla sobre la hierba, y relincharon como caballos.

(Jer 50:12) Su [de ustedes] madre se avergonzó mucho, se afrentó la que les dio a luz; he aquí será la última de las naciones; desierto, sequedal y páramo.

(Jer 50:13) Por la ira de Jehová no será habitada, sino será asolada toda ella; todo hombre que pasare por Babilonia se asombrará, y se burlará de sus calamidades.

(Jer 50:14) Pónganse en orden contra Babilonia alrededor, todos los que entesan [agudizan la fuerza del] arco; tiren contra ella, no escatimen las flechas [saetas], porque pecó contra Jehová.

(Jer 50:15) Griten contra ella en derredor; «se rindió;»* han caído sus cimientos, derribados son sus muros, porque es venganza de Jehová. Tomen venganza de ella; hagan con ella como ella hizo.

(Jer 50:16) Destruyan en Babilonia al que siembra, y al que mete hoz en tiempo de la siega; delante de la espada destructora «cada uno»* volverá el rostro hacia su pueblo, «cada uno»* huirá hacia su tierra.

(Jer 50:17) Rebaño descarriado es Israel; leones lo dispersaron; el rey de Asiria lo devoró primero, Nabucodonosor rey de Babilonia lo deshuesó después.

(Jer 50:18) Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Yo castigo al rey de Babilonia y a su tierra, como castigué al rey de Asiria.

(Jer 50:19) Y volveré a traer a Israel a su morada, y pacerá en el Carmelo y en Basán; y en el monte de Efraín y en Galaad se saciará su alma.

(Jer 50:20) En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá; y los pecados de Judá, y no se hallarán; porque perdonaré a los que yo hubiere dejado.

(Jer 50:21) Sube contra la tierra de Merataim, contra ella y contra los habitantes [moradores, residentes] de Pecod; destruye y mata detrás de ellos, dice Jehová, y haz conforme a todo lo que yo te he mandado.

(Jer 50:22) Estruendo de guerra en la tierra, y quebrantamiento grande.

(Jer 50:23) ¡Cómo fue cortado y quebrado el martillo de toda la tierra! ¡cómo se convirtió Babilonia en devastación [ruina, asolamiento] entre las naciones!

(Jer 50:24) Te puse lazos, y fuiste tomada, oh Babilonia, y tú no lo supiste; fuiste hallada, y aun presa, porque provocaste a Jehová.

(Jer 50:25) Abrió Jehová su tesoro, y sacó los instrumentos de su furor; porque esta es obra de Jehová, Dios de los ejércitos, en la tierra de los caldeos.

(Jer 50:26) Vengan contra ella desde el extremo de la tierra; abran sus almacenes, conviértanla en montón de ruinas, y destrúyanla; que no le quede nada.

(Jer 50:27) Maten a todos sus novillos; que vayan al matadero. ¡Ay de ellos! pues ha venido su día, el tiempo de su castigo.

(Jer 50:28) Voz de los que huyen y escapan de la tierra de Babilonia, para dar en Sion las nuevas de la retribución de Jehová nuestro Dios, de la venganza de su templo.

(Jer 50:29) Hagan juntar contra Babilonia flecheros, a todos los que entesan [agudizan la fuerza del] arco; acampen contra ella alrededor; no escape de ella ninguno; páguenle según su obra; conforme a todo lo que ella hizo, hagan con ella; porque contra Jehová se ensoberbeció, contra el Santo de Israel.

(Jer 50:30) Por tanto, sus jóvenes caerán en sus plazas, y todos sus hombres de guerra serán destruidos en aquel día, dice Jehová.

(Jer 50:31) He aquí yo estoy contra ti, oh soberbio, dice el Señor, Jehová de los ejércitos; porque tu día ha venido, el tiempo en que te castigaré.

(Jer 50:32) Y el soberbio tropezará y caerá, y no tendrá quien lo levante; y encenderé fuego en sus ciudades, y quemaré todos sus alrededores.

(Jer 50:33) Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Oprimidos fueron los hijos de Israel y los hijos de Judá juntamente; y todos los que los tomaron cautivos los retuvieron; no los quisieron soltar.

(Jer 50:34) El redentor de ellos es el Fuerte; Jehová de los ejércitos es su nombre; de cierto abogará la causa de ellos para hacer reposar la tierra, y turbar [atormentar, agobiar, alterar] a los habitantes [moradores, residentes] de Babilonia.

(Jer 50:35) Espada contra los caldeos, dice Jehová, y contra los habitantes [moradores, residentes] de Babilonia, contra sus príncipes y contra sus sabios.

(Jer 50:36) Espada contra los adivinos, y se entontecerán; espada contra sus valientes, y serán quebrantados [despedazados].

(Jer 50:37) Espada contra sus caballos, contra sus carros, y contra todo el pueblo que está en medio de ella, y serán como mujeres; espada contra sus tesoros, y serán saqueados.

(Jer 50:38) Sequedad sobre sus aguas, y se secarán; porque es tierra de ídolos, y se entontecen con imágenes.

(Jer 50:39) Por tanto, allí morarán fieras del desierto y chacales, morarán también en ella polluelos de avestruz; nunca más será poblada ni se habitará por generaciones y generaciones.

(Jer 50:40) Como en la destrucción que Dios hizo de Sodoma y de Gomorra y de sus ciudades vecinas, dice Jehová, así no morará allí hombre, ni hijo de hombre la habitará.

(Jer 50:41) He aquí viene un pueblo del norte, y una nación grande y muchos reyes se levantarán de los extremos de la tierra.

(Jer 50:42) Arco y lanza manejarán; serán crueles, y no tendrán compasión; su voz rugirá como el mar, y montarán sobre caballos; se prepararán contra ti como hombres a la pelea, oh hija de Babilonia.

(Jer 50:43) Oyó la noticia el rey de Babilonia, y sus manos se debilitaron; angustia le tomó, dolor como de mujer de parto.

(Jer 50:44) He aquí que como león subirá de la espesura del Jordán a la morada fortificada; porque muy pronto le haré huir de ella, y al que yo escoja la encargaré; porque ¿quién es semejante a mí? ¿y quién me emplazará? ¿o quién será aquel pastor que podrá resistirme?

(Jer 50:45) Por tanto, oigan la determinación que Jehová ha acordado contra Babilonia, y los pensamientos que ha formado contra la tierra de los caldeos: Ciertamente a los más pequeños de su rebaño los arrastrarán, y destruirán sus moradas con ellos.

(Jer 50:46) Al grito de la toma de Babilonia la tierra tembló, y el clamor se oyó entre las naciones.

Juicios de Jehová contra Babilonia
(Jer 51:1) Así ha dicho Jehová: He aquí que yo levanto un viento destruidor contra Babilonia, y contra sus habitantes [moradores, residentes] que se levantan contra mí.

(Jer 51:2) Y enviaré a Babilonia aventadores que la avienten, y vaciarán su tierra; porque se pondrán contra ella de todas partes en el día del mal.

(Jer 51:3) Diré al flechero que entesa [agudiza la fuerza de] su arco, y al que se enorgullece de su coraza: No perdonen a sus jóvenes, destruyan todo su ejército.

(Jer 51:4) Y caerán muertos en la tierra de los caldeos, y alanceados en sus calles.

(Jer 51:5) Porque Israel y Judá no han enviudado de su Dios, Jehová de los ejércitos, aunque su tierra fue llena de pecado contra el Santo de Israel.

(Jer 51:6) Huyan de en medio de Babilonia, y libren «cada uno»* su vida, para que no perezcan a causa de su maldad; porque el tiempo es de venganza de Jehová; le dará su pago.

(Jer 51:7) Copa de oro fue Babilonia en la mano de Jehová, que embriagó a toda la tierra; de su vino bebieron los pueblos; se aturdieron, por tanto, las naciones.

(Jer 51:8) En un momento cayó Babilonia, y se despedazó; giman sobre ella; tomen bálsamo para su dolor, quizá sane.

(Jer 51:9) Curamos a Babilonia, y no ha sanado; déjenla, y vámonos «cada uno»* a su tierra; porque ha llegado hasta el cielo su juicio, y se ha alzado hasta las nubes.

(Jer 51:10) Jehová sacó a luz nuestras justicias; vengan, y contemos en Sion la obra de Jehová nuestro Dios.

(Jer 51:11) Limpien las flechas [saetas], embracen [pónganse] los escudos; ha despertado Jehová el espíritu de los reyes de Media; porque contra Babilonia es su pensamiento para destruirla; porque venganza es de Jehová, y venganza de su templo.

(Jer 51:12) Levanten bandera sobre los muros de Babilonia, refuercen la guardia, pongan centinelas, dispongan celadas; porque deliberó Jehová, y aun pondrá en efecto lo que ha dicho contra los habitantes [moradores, residentes] de Babilonia.

(Jer 51:13) Tú, la que moras entre muchas aguas, rica en tesoros, ha venido tu fin, la medida de tu codicia.

(Jer 51:14) Jehová de los ejércitos juró por sí mismo, diciendo: Yo te llenaré de hombres como de langostas, y levantarán contra ti gritería.

(Jer 51:15) El es el que hizo la tierra con su poder, el que afirmó el mundo con su sabiduría, y extendió los cielos con su inteligencia.

(Jer 51:16) A su voz se producen tumultos de aguas en los cielos, y hace subir las nubes de lo último de la tierra; él hace relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus depósitos.

(Jer 51:17) Todo hombre se ha infatuado, y no tiene ciencia; se avergüenza todo artífice de su escultura, porque mentira es su ídolo, no tiene espíritu.

(Jer 51:18) Vanidad son, obra digna de burla; en el tiempo del castigo perecerán.

(Jer 51:19) No es como ellos la porción de Jacob; porque él es el Formador de todo, e Israel es el cetro de su herencia; Jehová de los ejércitos es su nombre.

(Jer 51:20) Martillo me son, y armas de guerra; y por medio de ti quebrantaré naciones, y por medio de ti destruiré reinos.

(Jer 51:21) Por tu medio quebrantaré caballos y a sus jinetes, y por medio de ti quebrantaré carros y a los que en ellos suben.

(Jer 51:22) Asimismo por tu medio quebrantaré hombres y mujeres, y por medio de ti quebrantaré viejos y jóvenes, y por tu medio quebrantaré jóvenes y vírgenes.

(Jer 51:23) También quebrantaré por medio de ti al pastor y a su rebaño; quebrantaré por tu medio a labradores y a sus yuntas; a jefes y a príncipes quebrantaré por medio de ti.

(Jer 51:24) Y pagaré a Babilonia y a todos los habitantes [moradores, residentes] de Caldea, todo el mal que ellos hicieron en Sion delante de sus [de ustedes] ojos, dice Jehová.

(Jer 51:25) He aquí yo estoy contra ti, oh monte destruidor, dice Jehová, que destruiste toda la tierra; y extenderé mi mano contra ti, y te haré rodar de las peñas, y te reduciré a monte quemado.

(Jer 51:26) Y nadie tomará de ti piedra para esquina, ni piedra para cimiento; porque perpetuo asolamiento serás, ha dicho Jehová.

(Jer 51:27) Alcen bandera en la tierra, toquen trompeta en las naciones, preparen pueblos contra ella; junten contra ella los reinos de Ararat, de Mini y de Askenaz; señalen contra ella capitán, hagan subir caballos como langostas erizadas.

(Jer 51:28) Preparen contra ella naciones; los reyes de Media, sus capitanes y todos sus príncipes, y todo territorio de su dominio.

(Jer 51:29) Temblará la tierra, y se afligirá; porque es confirmado contra Babilonia todo el pensamiento de Jehová, para poner la tierra de Babilonia en soledad, para que no haya morador en ella.

(Jer 51:30) Los valientes de Babilonia dejaron de pelear, se encerraron en sus fortalezas; les faltaron las fuerzas, se volvieron como mujeres; incendiadas están sus casas, rotos sus cerrojos.

(Jer 51:31) Correo se encontrará con correo, mensajero se encontrará con mensajero, para anunciar al rey de Babilonia que su ciudad es tomada por «todas partes.»*

(Jer 51:32) Los vados fueron tomados, y los baluartes quemados a fuego, y se consternaron los hombres de guerra.

(Jer 51:33) Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: La hija de Babilonia es como una era cuando está de trillar; de aquí a poco le vendrá el tiempo de la siega.

(Jer 51:34) Me devoró, me desmenuzó Nabucodonosor rey de Babilonia, y me dejó como vaso vacío; me tragó como dragón, llenó su vientre de mis delicadezas, y me echó fuera.

(Jer 51:35) Sobre Babilonia caiga la violencia [vergüenza, afrenta, deshonor] hecha a mí y a mi carne, dirá la moradora de Sion; y mi sangre caiga sobre los habitantes [moradores, residentes] de Caldea, dirá Jerusalén.

(Jer 51:36) Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí que yo juzgo tu causa y haré tu venganza; y secaré su mar, y haré que su corriente quede seca.

(Jer 51:37) Y será Babilonia montones de ruinas, morada de chacales, espanto y burla, sin morador.

(Jer 51:38) Todos a una rugirán como leones; como cachorros de leones gruñirán.

(Jer 51:39) En medio de su calor les pondré banquetes, y haré que se embriaguen, para que se alegren, y duerman eterno sueño y no despierten, dice Jehová.

(Jer 51:40) Los haré traer como corderos al matadero, como carneros y machos cabríos.

(Jer 51:41) ¡Cómo fue apresada Babilonia, y fue tomada la que era alabada por toda la tierra! ¡Cómo vino a ser Babilonia objeto de espanto entre las naciones!

(Jer 51:42) Subió el mar sobre Babilonia; de la multitud de sus olas fue cubierta.

(Jer 51:43) Sus ciudades fueron asoladas, la tierra seca y desierta, tierra en que no morará nadie, ni pasará por ella hijo de hombre.

(Jer 51:44) Y juzgaré a Bel en Babilonia, y sacaré de su boca lo que se ha tragado; y no vendrán más naciones a él, y el muro de Babilonia caerá.

(Jer 51:45) Salgan de en medio de ella, pueblo mío, y salven «cada uno»* su vida del ardor de la ira de Jehová.

(Jer 51:46) Y no desmaye su [de ustedes] corazón, ni teman a causa del rumor que se oirá por la tierra; en un año vendrá el rumor, y después en otro año rumor, y habrá violencia [vergüenza, afrenta, deshonor] en la tierra, dominador contra dominador.

(Jer 51:47) Por tanto, he aquí vienen días en que yo destruiré los ídolos de Babilonia, y toda su tierra será avergonzada, y todos sus muertos caerán en medio de ella.

(Jer 51:48) Los cielos y la tierra y todo lo que está en ellos cantarán de gozo sobre Babilonia; porque del norte vendrán contra ella destruidores, dice Jehová.

(Jer 51:49) Por los muertos de Israel caerá Babilonia, como por Babilonia cayeron los muertos de toda la tierra.

(Jer 51:50) Los que escaparon de la espada, vayan, no se detengan; acuerdense por «muchos días»* de Jehová, y «acuerdense de»* Jerusalén.

(Jer 51:51) Estamos avergonzados, porque oímos la afrenta; la confusión cubrió nuestros rostros, porque vinieron extranjeros contra los santuarios de la casa de Jehová.

(Jer 51:52) Por tanto, vienen días, dice Jehová, en que yo destruiré sus ídolos, y en toda su tierra gemirán los heridos.

(Jer 51:53) Aunque suba Babilonia hasta el cielo, y se fortifique en las alturas, de mí vendrán a ella destruidores, dice Jehová.

(Jer 51:54) ¡Oyese el clamor de Babilonia, y el gran quebrantamiento de la tierra de los caldeos!

(Jer 51:55) Porque Jehová destruirá a Babilonia, y quitará de ella «la mucha jactancia;»* y bramarán sus olas, y como sonido de muchas aguas será la voz de ellos.

(Jer 51:56) Porque vino destruidor contra ella, contra Babilonia, y sus valientes fueron apresados; el arco de ellos fue quebrado; porque Jehová, Dios de retribuciones, dará la paga.

(Jer 51:57) Y embriagaré a sus príncipes y a sus sabios, a sus capitanes, a sus nobles y a sus fuertes; y dormirán sueño eterno y no despertarán, dice el Rey, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos.

(Jer 51:58) Así ha dicho Jehová de los ejércitos: El muro ancho de Babilonia será derribado enteramente, y sus altas puertas serán quemadas a fuego; en vano trabajaron los pueblos, y las naciones se cansaron sólo para el fuego.

(Jer 51:59) Palabra que envió el profeta Jeremías a Seraías hijo de Nerías, hijo de Maasías, cuando iba con Sedequías rey de Judá a Babilonia, en el cuarto año de su reinado. Y era Seraías el principal camarero.

(Jer 51:60) Escribió, pues, Jeremías en un libro todo el mal que había de venir sobre Babilonia, todas las palabras que están escritas contra Babilonia.

(Jer 51:61) Y dijo Jeremías a Seraías: Cuando llegues a Babilonia, y veas y leas todas estas cosas,

(Jer 51:62) dirás: Oh Jehová, tú has dicho contra este lugar que lo habías de destruir, hasta no quedar en él morador, ni hombre ni animal, sino que para siempre ha de ser asolado.

(Jer 51:63) Y cuando acabes de leer este libro, le atarás una piedra, y lo echarás en medio del Eufrates,

(Jer 51:64) y dirás: Así se hundirá Babilonia, y no se levantará del mal que yo traigo sobre ella; y serán rendidos. Hasta aquí son las palabras de Jeremías.

Reinado de Sedequías
(2R 24:18-20; 2Cr 36:11-16)
(Jer 52:1) Era Sedequías de edad de veintiún años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén. Su madre se llamaba Hamutal, hija de Jeremías de Libna.

(Jer 52:2) E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a todo lo que hizo Joacim.

(Jer 52:3) Y a causa de la ira de Jehová contra Jerusalén y Judá, llegó a echarlos de su presencia. Y se rebeló Sedequías contra el rey de Babilonia.

Caída de Jerusalén
(2R 24:20; 25:7; Jer 39:1-7)
(Jer 52:4) Sucedió, por tanto, a los nueve años de su reinado, en el mes décimo, a los diez días del mes, que vino Nabucodonosor rey de Babilonia, él y todo su ejército, contra Jerusalén, y acamparon contra ella, y de todas partes edificaron contra ella baluartes.

(Jer 52:5) Y estuvo sitiada la ciudad hasta el undécimo año del rey Sedequías.

(Jer 52:6) En el mes cuarto, a los nueve días del mes, prevaleció el hambre en la ciudad, hasta no haber pan para el pueblo.

(Jer 52:7) Y fue abierta una brecha en el muro de la ciudad, y todos los hombres de guerra huyeron, y salieron de la ciudad de noche por el camino de la puerta entre los dos muros que había cerca del jardín del rey, y se fueron por el camino del Arabá, estando aún los caldeos junto a la ciudad alrededor.

(Jer 52:8) Y el ejército de los caldeos siguió al rey, y alcanzaron a Sedequías en los llanos de Jericó; y lo abandonó todo su ejército.

(Jer 52:9) Entonces prendieron al rey, y le hicieron venir al rey de Babilonia, a Ribla en tierra de Hamat, donde pronunció sentencia contra él.

(Jer 52:10) Y degolló el rey de Babilonia a los hijos de Sedequías delante de sus ojos, y también degolló en Ribla a todos los príncipes de Judá.

(Jer 52:11) No obstante, el rey de Babilonia sólo le sacó los ojos a Sedequías, y le ató con grillos, y lo hizo llevar a Babilonia; y lo puso en la cárcel hasta el día en que murió.

Cautividad de Judá
(2R 25:8-21; 2Cr 36:17-21; Jer 39: 8-10)
(Jer 52:12) Y en el mes quinto, a los diez días del mes, que era el año diecinueve del reinado de Nabucodonosor rey de Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán capitán de la guardia, que solía estar delante del rey de Babilonia.

(Jer 52:13) Y quemó la casa de Jehová, y la casa del rey, y todas las casas de Jerusalén; y destruyó con fuego todo edificio grande.

(Jer 52:14) Y todo el ejército de los caldeos, que venía con el capitán de la guardia, destruyó todos los muros en derredor de Jerusalén.

(Jer 52:15) E hizo transportar Nabuzaradán capitán de la guardia a los pobres del pueblo, y a toda la otra gente del pueblo que había quedado en la ciudad, a los desertores que se habían pasado al rey de Babilonia, y a todo el resto de la multitud del pueblo.

(Jer 52:16) Mas de los pobres del país dejó Nabuzaradán capitán de la guardia para viñadores y labradores.

(Jer 52:17) Y los caldeos quebraron las columnas de bronce que estaban en la casa de Jehová, y las basas, y el mar de bronce que estaba en la casa de Jehová, y llevaron todo el bronce a Babilonia.

(Jer 52:18) Se llevaron también los calderos, las palas, las despabiladeras, los tazones, las cucharas, y todos los utensilios de bronce con que se ministraba,

(Jer 52:19) y los incensarios, tazones, copas, ollas, candeleros, escudillas y tazas; lo de oro por oro, y lo de plata por plata, se llevó el capitán de la guardia.

(Jer 52:20) Las dos columnas, un mar, y los doce bueyes de bronce que estaban debajo de las basas, que había hecho el rey Salomón en la casa de Jehová; el peso del bronce de todo esto era incalculable.

(Jer 52:21) En cuanto a las columnas, la altura de cada columna era de dieciocho codos, y un cordón de doce codos la rodeaba; y su espesor era de cuatro dedos, y eran huecas.

(Jer 52:22) Y el capitel de bronce que había sobre ella era de una altura de cinco codos, con una red y granadas alrededor del capitel, todo de bronce; y «lo mismo era lo»* de la segunda columna con sus granadas.

(Jer 52:23) Había noventa y seis granadas en cada hilera; todas ellas eran ciento sobre la red alrededor.

(Jer 52:24) Tomó también el capitán de la guardia a Seraías el principal sacerdote, a Sofonías el segundo sacerdote, y tres guardas del atrio.

(Jer 52:25) Y de la ciudad tomó a un oficial que era capitán de los hombres de guerra, a siete hombres de «los consejeros íntimos»* del rey, que estaban en la ciudad, y al principal secretario de la milicia, que pasaba revista al pueblo de la tierra para la guerra, y sesenta hombres del pueblo que se hallaron dentro de la ciudad.

(Jer 52:26) Los tomó, pues, Nabuzaradán capitán de la guardia, y los llevó al rey de Babilonia en Ribla.

(Jer 52:27) Y el rey de Babilonia los hirió, y los mató en Ribla en tierra de Hamat. Así Judá fue transportada de su tierra.

(Jer 52:28) Este es el pueblo que Nabucodonosor llevó cautivo: En el año séptimo, a tres mil veintitrés hombres de Judá.

(Jer 52:29) En el año dieciocho de Nabucodonosor él llevó cautivas de Jerusalén a ochocientas treinta y dos personas.

(Jer 52:30) El año veintitrés de Nabucodonosor, Nabuzaradán capitán de la guardia llevó cautivas a setecientas cuarenta y cinco personas de los hombres de Judá; todas las personas en total fueron cuatro mil seiscientas.

Joaquín es libertado y recibe honores en Babilonia
(R 25:27-30)
(Jer 52:31) Y sucedió que en el año treinta y siete del cautiverio de Joaquín rey de Judá, en el mes duodécimo, a los veinticinco días del mes, Evilmerodac rey de Babilonia, en el año primero de su reinado, alzó la cabeza de Joaquín rey de Judá y lo sacó de la cárcel.

(Jer 52:32) Y habló con él amigablemente, e hizo poner su trono sobre los tronos de los reyes que estaban con él en Babilonia.

(Jer 52:33) Le hizo mudar también los vestidos de prisionero, y comía pan en la mesa del rey siempre todos los días de su vida.

(Jer 52:34) Y continuamente se le daba una ración de parte del rey de Babilonia, «cada día»* durante todos los días de su vida, hasta el día de su muerte.

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