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RVI: 1ª REYES 1 - 7

Referencias para la lectura:

-       Texto actualizado al español latino.
-       Ubicación visual de vocablos claves resaltados en colores.
-       Sinónimos de palabras claves entre corchetes [color bordó]
-       Texto entre comillas y asterisco «expresión»* refiere a una frase en español equivalente a la frase hebrea de dicho texto.
-       Subtitulado tradicional actualizado

Algunos vocablos han retenido su valor de traducción original del hebreo.
Para complementar su lectura considere el uso de un diccionario Hebreo – Español para el AT, y un diccionario Griego – Español para el NT.


Para un estudio exhaustivo, recomendamos utilizar RVIC Reina Valera Independiente Codificada con diccionarios léxicos para una ampliación de significados y conceptos.

1ª de REYES

Abisag sirve a David
(1R 1:1) Cuando el rey David era viejo y avanzado en días, le cubrían de ropas, pero no se calentaba.

(1R 1:2) Le dijeron, por tanto, sus esclavos [siervos, sirvientes]: Busquen para mi señor el rey una joven virgen, para que esté delante del rey y lo abrigue, y duerma a su lado, y entrará en calor mi señor el rey.

(1R 1:3) Y buscaron una joven hermosa por toda la tierra de Israel, y hallaron a Abisag sunamita, y la trajeron al rey.

(1R 1:4) Y la joven era hermosa; y ella abrigaba al rey, y le servía; pero el rey nunca la conoció.

Adonías usurpa el trono
(1R 1:5) Entonces Adonías hijo de Haguit se rebeló, diciendo: Yo reinaré. Y se hizo de carros y de gente de a caballo, y de cincuenta hombres que corriesen delante de él.

(1R 1:6) Y su padre nunca le había entristecido en todos sus días con decirle: ¿Por qué haces así? Además, éste era de muy hermoso parecer; y había nacido después de Absalón.

(1R 1:7) Y «se había puesto de acuerdo»* con Joab hijo de Sarvia y con el sacerdote Abiatar, los cuales ayudaban a Adonías.

(1R 1:8) Pero el sacerdote Sadoc, y Benaía hijo de Joiada, el profeta Natán, Simei, Rei y todos los grandes de David, no seguían a Adonías.

(1R 1:9) Y matando Adonías ovejas y vacas y animales gordos junto a la peña de Zohelet, la cual está cerca de la fuente de Rogel, convidó a todos sus hermanos los hijos del rey, y a todos los varones de Judá, esclavos [siervos, sirvientes] del rey;

(1R 1:10) pero no convidó al profeta Natán, ni a Benaía, ni a los grandes, ni a Salomón su hermano.

(1R 1:11) Entonces habló Natán a Betsabé madre de Salomón, diciendo: ¿No has oído que reina Adonías hijo de Haguit, sin saberlo David nuestro señor?

(1R 1:12) Ven pues, ahora, y toma mi consejo, para que conserves tu vida, y la de tu hijo Salomón.

(1R 1:13) Ve y entra al rey David, y dile: Rey señor mío, ¿no juraste a tu sierva, diciendo: Salomón tu hijo reinará después de mí, y él se sentará en mi trono? ¿Por qué, pues, reina Adonías?

(1R 1:14) Y estando tú aún hablando con el rey, yo entraré tras ti y reafirmaré tus razones.

(1R 1:15) Entonces Betsabé entró a la cámara del rey; y el rey era muy viejo, y Abisag sunamita le servía.

(1R 1:16) Y Betsabé se inclinó, e hizo reverencia al rey. Y el rey dijo: ¿Qué tienes?

(1R 1:17) Y ella le respondió: Señor mío, tú juraste a tu sierva por Jehová tu Dios, diciendo: Salomón tu hijo reinará después de mí, y él se sentará en mi trono.

(1R 1:18) Y he aquí ahora Adonías reina, y tú, mi señor rey, hasta ahora no lo sabes.

(1R 1:19) Ha matado bueyes, y animales gordos, y muchas ovejas, y ha convidado a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar, y a Joab general del ejército; mas a Salomón tu esclavo [siervo, sirviente] no ha convidado.

(1R 1:20) Entre tanto, rey señor mío, los ojos de todo Israel están puestos en ti, para que les declares quién se ha de sentar en el trono de mi señor el rey después de él.

(1R 1:21) De otra manera sucederá que cuando mi señor el rey duerma con sus padres, yo y mi hijo Salomón seremos tenidos por culpables.

(1R 1:22) Mientras aún hablaba ella con el rey, he aquí vino el profeta Natán.

(1R 1:23) Y dieron aviso al rey, diciendo: He aquí el profeta Natán; el cual, cuando entró al rey, se postró delante del rey inclinando su rostro a tierra.

(1R 1:24) Y dijo Natán: Rey señor mío, ¿has dicho tú: Adonías reinará después de mí, y él se sentará en mi trono?

(1R 1:25) Porque hoy ha descendido, y ha matado bueyes y animales gordos y muchas ovejas, y ha convidado a todos los hijos del rey, y a los capitanes del ejército, y también al sacerdote Abiatar; y he aquí, están comiendo y bebiendo delante de él, y han dicho: ¡Viva el rey Adonías!

(1R 1:26) Pero ni a mí tu esclavo [siervo, sirviente], ni al sacerdote Sadoc, ni a Benaía hijo de Joiada, ni a Salomón tu esclavo [siervo, sirviente], ha convidado.

(1R 1:27) ¿Es este negocio ordenado por mi señor el rey, sin haber declarado a tus esclavos [siervos, sirvientes] quién se había de sentar en el trono de mi señor el rey después de él?

David proclama rey a Salomón
(1R 1:28) Entonces el rey David respondió y dijo: Llámenme a Betsabé. Y ella entró a la presencia del rey, y se puso delante del rey.

(1R 1:29) Y el rey juró diciendo: Vive Jehová, que ha redimido mi alma de toda angustia,

(1R 1:30) que como yo te he jurado por Jehová Dios de Israel, diciendo: Tu hijo Salomón reinará después de mí, y él se sentará en mi trono en lugar mío; que así lo haré hoy.

(1R 1:31) Entonces Betsabé se inclinó ante el rey, con su rostro a tierra, y haciendo reverencia al rey, dijo: Viva mi señor el rey David para siempre.

(1R 1:32) Y el rey David dijo: Llámenme al sacerdote Sadoc, al profeta Natán, y a Benaía hijo de Joiada. Y ellos entraron a la presencia del rey.

(1R 1:33) Y el rey les dijo: Tomen con ustedes los esclavos [siervos, sirvientes] de su [ustedes] señor, y monten a Salomón mi hijo en mi mula, y llévenlo a Gihón;

(1R 1:34) y allí lo ungirán el sacerdote Sadoc y el profeta Natán como rey sobre Israel, y tocaran trompeta, diciendo: ¡Viva el rey Salomón!

(1R 1:35) Después irán ustedes detrás de él, y vendrá y se sentará en mi trono, y él reinará por mí; porque a él he escogido para que sea príncipe sobre Israel y sobre Judá.

(1R 1:36) Entonces Benaía hijo de Joiada respondió al rey y dijo: Amén. Así lo diga Jehová, Dios de mi señor el rey.

(1R 1:37) De la manera que Jehová ha estado con mi señor el rey, así esté con Salomón, y haga mayor su trono que el trono de mi señor el rey David.

(1R 1:38) Y descendieron el sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaía hijo de Joiada, y los cereteos y los peleteos, y montaron a Salomón en la mula del rey David, y lo llevaron a Gihón.

(1R 1:39) Y tomando el sacerdote Sadoc el cuerno del aceite del tabernáculo, ungió a Salomón; y tocaron trompeta, y dijo todo el pueblo: ¡Viva el rey Salomón!

(1R 1:40) Después subió todo el pueblo detrás de él, y cantaba la gente con flautas, y hacían grandes alegrías, que parecía que la tierra se hundía con el clamor de ellos.

(1R 1:41) Y lo oyó Adonías, y todos los convidados que con él estaban, cuando ya habían acabado de comer. Y oyendo Joab el sonido de la trompeta, dijo: ¿Por qué se alborota la ciudad con estruendo?

(1R 1:42) Mientras él aún hablaba, he aquí vino Jonatán hijo del sacerdote Abiatar, al cual dijo Adonías: Entra, porque tú eres hombre valiente, y traerás buenas nuevas.

(1R 1:43) Jonatán respondió y dijo a Adonías: Ciertamente nuestro señor el rey David ha hecho rey a Salomón;

(1R 1:44) y el rey ha enviado con él al sacerdote Sadoc y al profeta Natán, y a Benaía hijo de Joiada, y también a los cereteos y a los peleteos, los cuales le montaron en la mula del rey;

(1R 1:45) y el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo han ungido por rey en Gihón, y de allí han subido con alegrías, y la ciudad está llena de estruendo. Este es el alboroto que han oído.

(1R 1:46) También Salomón se ha sentado en el trono del reino,

(1R 1:47) y aun los esclavos [siervos, sirvientes] del rey han venido a bendecir a nuestro señor el rey David, diciendo: Dios haga bueno el nombre de Salomón más que tu nombre, y haga mayor su trono que el tuyo. Y el rey adoró en la cama.

(1R 1:48) Además el rey ha dicho así: Bendito sea Jehová Dios de Israel, que ha dado hoy quien se siente en mi trono, viéndolo mis ojos.

(1R 1:49) Ellos entonces se estremecieron, y se levantaron todos los convidados que estaban con Adonías, y se fue «cada uno»* por su camino.

(1R 1:50) Mas Adonías, temiendo de la presencia de Salomón, se levantó y se fue, y se asió de los cuernos del altar.

(1R 1:51) Y se lo hicieron saber a Salomón, diciendo: He aquí que Adonías tiene miedo del rey Salomón, pues se ha asido de los cuernos del altar, diciendo: Júreme hoy el rey Salomón que no matará a espada a su siervo.

(1R 1:52) Y Salomón dijo: Si él fuere hombre de bien, ni uno de sus cabellos caerá en tierra; mas si se hallare mal en él, morirá.

(1R 1:53) Y envió el rey Salomón, y lo trajeron del altar; y él vino, y se inclinó ante el rey Salomón. Y Salomón le dijo: Vete a tu casa.

Mandato de David a Salomón
(1R 2:1) Llegaron los días en que David había de morir, y ordenó a Salomón su hijo, diciendo:

(1R 2:2) Yo sigo el camino de todos en la tierra; esfuérzate, y sé hombre.

(1R 2:3) Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas;

(1R 2:4) para que confirme Jehová la palabra que me habló, diciendo: Si tus hijos cumplieren [guardaren, conservaren] mi camino, andando delante de mí con verdad, de todo su corazón y de toda su alma, jamás, dice, faltará a ti varón en el trono de Israel.

(1R 2:5) Ya sabes tú lo que me ha hecho Joab hijo de Sarvia, lo que hizo a dos generales del ejército de Israel, a Abner hijo de Ner y a Amasa hijo de Jeter, a los cuales él mató, derramando en tiempo de paz la sangre de guerra, y poniendo sangre de guerra en el talabarte que tenía sobre sus lomos, y en los zapatos que tenía en sus pies.

(1R 2:6) Tú, pues, harás conforme a tu sabiduría; no dejarás descender sus canas al Seol en paz.

(1R 2:7) Mas a los hijos de Barzilai galaadita harás misericordia, que sean de los convidados a tu mesa; porque ellos vinieron de esta manera a mí, cuando iba huyendo de Absalón tu hermano.

(1R 2:8) También tienes contigo a Simei hijo de Gera, hijo de Benjamín, de Bahurim, el cual me maldijo con una maldición fuerte el día que yo iba a Mahanaim. Mas él mismo descendió a recibirme al Jordán, y yo le juré por Jehová diciendo: Yo no te mataré a espada.

(1R 2:9) Pero ahora no lo absolverás; pues hombre sabio eres, y sabes cómo debes hacer con él; y harás descender sus canas con sangre al Seol.

Muerte de David
(1Cr 29:26-30)
(1R 2:10) Y durmió David con sus padres, y fue sepultado en su ciudad.

(1R 2:11) Los días que reinó David sobre Israel fueron cuarenta años; siete años reinó en Hebrón, y treinta y tres años reinó en Jerusalén.

(1R 2:12) Y se sentó Salomón en el trono de David su padre, y su reino fue firme enteramente [en gran manera, grandemente].

Salomón afirma su reino
(1R 2:13) Entonces Adonías hijo de Haguit vino a Betsabé madre de Salomón; y ella le dijo: ¿Es tu venida de paz? El respondió: Sí, de paz.

(1R 2:14) En seguida dijo: Una palabra tengo «que decirte.»* Y ella dijo: Di.

(1R 2:15) El dijo: Tú sabes que el reino era mío, y que todo Israel había puesto en mí su rostro para que yo reinara; mas el reino fue traspasado, y vino a ser de mi hermano, porque por Jehová era suyo.

(1R 2:16) Ahora yo te hago una petición; no «me la niegues.»* Y ella le dijo: Habla.

(1R 2:17) El entonces dijo: «Yo te ruego»* que hables al rey Salomón (porque« él»* no «te lo negará),»* para que me dé Abisag sunamita por mujer.

(1R 2:18) Y Betsabé dijo: Bien; yo hablaré por ti al rey.

(1R 2:19) Vino Betsabé al rey Salomón para hablarle por Adonías. Y el rey se levantó a recibirla, y se inclinó ante ella, y volvió a sentarse en su trono, e hizo traer una silla para su madre, la cual se sentó a su diestra.

(1R 2:20) Y ella dijo: Una pequeña petición pretendo de ti; no «me la niegues.»* Y el rey le dijo: Pide, madre mía, que «yo»* no «te la negaré

(1R 2:21) Y ella dijo: Den Abisag sunamita por mujer a tu hermano Adonías.

(1R 2:22) El rey Salomón respondió y dijo a su madre: ¿Por qué pides a Abisag sunamita para Adonías? Demanda también para él el reino; porque él es mi hermano mayor, y ya tiene también al sacerdote Abiatar, y a Joab hijo de Sarvia.

(1R 2:23) Y el rey Salomón juró por Jehová, diciendo: Así me haga Dios y aun me añada, que contra su vida ha hablado Adonías estas palabras.

(1R 2:24) Ahora, pues, vive Jehová, quien me ha confirmado y me ha puesto sobre el trono de David mi padre, y quien me ha hecho casa, como me había dicho, que Adonías morirá hoy.

(1R 2:25) Entonces el rey Salomón envió por mano de Benaía hijo de Joiada, el cual arremetió contra él, y murió.

(1R 2:26) Y el rey dijo al sacerdote Abiatar: Vete a Anatot, a tus heredades [posesiones], pues eres «digno de muerte;»* pero no te mataré hoy, por cuanto has llevado el arca de Jehová el Señor delante de David mi padre, y además has sido afligido en todas las cosas en que fue afligido mi padre.

(1R 2:27) Así echó Salomón a Abiatar del sacerdocio de Jehová, para que se cumpliese la palabra de Jehová que había dicho sobre la casa de Elí en Silo.

(1R 2:28) Y vino la noticia a Joab; porque también Joab se había adherido a Adonías, si bien no se había adherido a Absalón. Y huyó Joab al tabernáculo de Jehová, y se asió de los cuernos del altar.

(1R 2:29) Y se le hizo saber a Salomón que Joab había huido al tabernáculo de Jehová, y que estaba junto al altar. Entonces envió Salomón a Benaía hijo de Joiada, diciendo: Ve, y arremete contra él.

(1R 2:30) Y entró Benaía al tabernáculo de Jehová, y le dijo: El rey ha dicho que salgas. Y él dijo: No, sino que aquí moriré. Y Benaía volvió con esta respuesta al rey, diciendo: Así dijo Joab, y así me respondió.

(1R 2:31) Y el rey le dijo: Haz como él ha dicho; mátale y entiérrale, y quita de mí y de la casa de mi padre la sangre que Joab ha derramado injustamente.

(1R 2:32) Y Jehová hará volver su sangre sobre su cabeza; porque él ha dado muerte a dos varones más justos y mejores que él, a los cuales mató a espada sin que mi padre David supiese nada: a Abner hijo de Ner, general del ejército de Israel, y a Amasa hijo de Jeter, general del ejército de Judá.

(1R 2:33) La sangre, pues, de ellos recaerá sobre la cabeza de Joab, y sobre la cabeza de su descendencia para siempre; mas sobre David y sobre su descendencia, y sobre su casa y sobre su trono, habrá perpetuamente paz de parte de Jehová.

(1R 2:34) Entonces Benaía hijo de Joiada subió y arremetió contra él, y lo mató; y fue sepultado en su casa en el desierto.

(1R 2:35) Y el rey puso en su lugar a Benaía hijo de Joiada sobre el ejército, y a Sadoc puso el rey por sacerdote en lugar de Abiatar.

(1R 2:36) Después envió el rey e hizo venir a Simei, y le dijo: Edifícate una casa en Jerusalén y mora ahí, y no salgas de allí «a una parte ni a otra;»*

(1R 2:37) porque sabe de cierto que el día que salieres y pasares el torrente de Cedrón, sin duda morirás, y tu sangre será sobre tu cabeza.

(1R 2:38) Y Simei dijo al rey: La palabra es buena; como el rey mi señor ha dicho, así lo hará tu siervo. Y habitó Simei en Jerusalén muchos días.

(1R 2:39) Pero pasados tres años, sucedió que dos esclavos [siervos, sirvientes] de Simei huyeron a Aquis hijo de Maaca, rey de Gat. Y dieron aviso a Simei, diciendo: He aquí que tus esclavos [siervos, sirvientes] están en Gat.

(1R 2:40) Entonces Simei se levantó y ensilló su asno y fue a Aquis en Gat, para buscar a sus esclavos [siervos, sirvientes]. Fue, pues, Simei, y trajo sus esclavos [siervos, sirvientes] de Gat.

(1R 2:41) Luego fue dicho a Salomón que Simei había ido de Jerusalén hasta Gat, y que había vuelto.

(1R 2:42) Entonces el rey envió e hizo venir a Simei, y le dijo: ¿No te hice jurar yo por Jehová, y te protesté diciendo: El día que salieres y fueres acá o allá, sabe de cierto que morirás? Y tú me dijiste: La palabra es buena, yo la obedezco.

(1R 2:43) ¿Por qué, pues, no guardaste el juramento de Jehová, y el mandamiento que yo te impuse?

(1R 2:44) Dijo además el rey a Simei: Tú sabes todo el mal, el cual tu corazón bien sabe, que cometiste contra mi padre David; Jehová, pues, ha hecho volver el mal sobre tu cabeza.

(1R 2:45) Y el rey Salomón será bendito, y el trono de David será firme perpetuamente delante de Jehová.

(1R 2:46) Entonces el rey mandó a Benaía hijo de Joiada, el cual salió y lo hirió, y murió. Y el reino fue confirmado en la mano de Salomón.

Salomón se casa con la hija de Faraón
(1R 3:1) Salomón hizo parentesco con Faraón rey de Egipto, pues tomó la hija de Faraón, y la trajo a la ciudad de David, entre tanto que acababa de edificar su casa, y la casa de Jehová, y los muros de Jerusalén alrededor.

(1R 3:2) Hasta entonces el pueblo sacrificaba en los lugares altos; porque no había casa edificada al nombre de Jehová hasta aquellos tiempos.

Salomón pide sabiduría
(2Cr 1:1-13)
(1R 3:3) Mas Salomón amó a Jehová, andando en los estatutos de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos.

(1R 3:4) E iba el rey a Gabaón, porque aquél era el lugar alto principal, y sacrificaba allí; mil holocaustos sacrificaba Salomón sobre aquel altar.

(1R 3:5) Y se le apareció Jehová a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé.

(1R 3:6) Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu esclavo [siervo, sirviente] David mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, en justicia, y con rectitud de corazón para contigo; y tú le has reservado esta tu gran misericordia, en que le diste hijo que se sentase en su trono, como sucede en este día.

(1R 3:7) Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu esclavo [siervo, sirviente] por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir.

(1R 3:8) Y tu esclavo [siervo, sirviente] está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud.

(1R 3:9) Da, pues, a tu esclavo [siervo, sirviente] corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?

(1R 3:10) Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto.

(1R 3:11) Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio,

(1R 3:12) he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú.

(1R 3:13) Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes «ninguno»* haya como tú en todos tus días.

(1R 3:14) Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días.

(1R 3:15) Cuando Salomón despertó, vio que era sueño; y vino a Jerusalén, y se presentó delante del arca del pacto [alianza, convenio, acuerdo] de Jehová, y sacrificó holocaustos y ofreció sacrificios de paz, e hizo también banquete a todos sus esclavos [siervos, sirvientes].

Sabiduría y prosperidad de Salomón
(1R 3:16) En aquel tiempo vinieron al rey dos mujeres prostitutas [rameras], y se presentaron delante de él.

(1R 3:17) Y dijo una de ellas: ¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer morábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa.

(1R 3:18) Sucedió al tercer día después de dar yo a luz, que ésta dio a luz también, y morábamos nosotras juntas; ninguno de fuera estaba en casa, sino nosotras dos en la casa.

(1R 3:19) Y una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él.

(1R 3:20) Y se levantó a medianoche y tomó a mi hijo de junto a mí, estando yo tu sierva durmiendo, y lo puso a su lado, y puso al lado mío su hijo muerto.

(1R 3:21) Y cuando yo me levanté de madrugada para dar el pecho a mi hijo, he aquí que estaba muerto; pero lo observé por la mañana, y vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz.

(1R 3:22) Entonces la otra mujer dijo: No; mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto. Y la otra volvió a decir: No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Así hablaban delante del rey.

(1R 3:23) El rey entonces dijo: Esta dice: Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto; y la otra dice: No, mas el tuyo es el muerto, y mi hijo es el que vive.

(1R 3:24) Y dijo el rey: Tráiganme una espada. Y trajeron al rey una espada.

(1R 3:25) En seguida el rey dijo: Partid por medio al niño vivo, y den la mitad a la una, y la otra mitad a la otra.

(1R 3:26) Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ah, señor mío! den a ésta el niño vivo, y no lo maten. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti; pártanlo.

(1R 3:27) Entonces el rey respondió y dijo: Den a aquélla el hijo vivo, y no lo maten; ella es su madre.

(1R 3:28) Y todo Israel oyó aquel juicio que había dado el rey; y temieron al rey, porque vieron que había en él sabiduría de Dios para juzgar.

(1R 4:1) Reinó, pues, el rey Salomón sobre todo Israel.

(1R 4:2) Y estos fueron los jefes que tuvo: Azarías hijo del sacerdote Sadoc;

(1R 4:3) Elihoref y Ahías, hijos de Sisa, secretarios; Josafat hijo de Ahilud, canciller;

(1R 4:4) Benaía hijo de Joiada sobre el ejército; Sadoc y Abiatar, los sacerdotes;

(1R 4:5) Azarías hijo de Natán, sobre los gobernadores; Zabud hijo de Natán, ministro principal y amigo del rey;

(1R 4:6) Ahisar, mayordomo; y Adoniram hijo de Abda, sobre el tributo.

(1R 4:7) Tenía Salomón doce gobernadores sobre todo Israel, los cuales mantenían al rey y a su casa. Cada uno de ellos estaba obligado a abastecerlo por un mes en el año.

(1R 4:8) Y estos son los nombres de ellos: el hijo de Hur en el monte de Efraín;

(1R 4:9) el hijo de Decar en Macaz, en Saalbim, en Bet-semes, en Elón y en Bet-hanán;

(1R 4:10) el hijo de Hesed en Arubot; éste tenía también a Soco y toda la tierra de Hefer;

(1R 4:11) el hijo de Abinadab en todos los territorios de Dor; éste tenía por mujer a Tafat hija de Salomón;

(1R 4:12) Baana hijo de Ahilud en Taanac y Meguido, en toda Betseán, que está cerca de Saretán, más abajo de Jezreel, desde Betseán hasta Abelmehola, y hasta el otro lado de Jocmeam;

(1R 4:13) el hijo de Geber en Ramot de Galaad; éste tenía también las ciudades de Jair hijo de Manasés, las cuales estaban en Galaad; tenía también la provincia de Argob que estaba en Basán, sesenta grandes ciudades con muro y cerraduras de bronce;

(1R 4:14) Ahinadab hijo de Iddo en Mahanaim;

(1R 4:15) Ahimaas en Neftalí; éste tomó también por mujer a Basemat hija de Salomón.

(1R 4:16) Baana hijo de Husai, en Aser y en Alot;

(1R 4:17) Josafat hijo de Parúa, en Isacar;

(1R 4:18) Simei hijo de Ela, en Benjamín;

(1R 4:19) Geber hijo de Uri, en la tierra de Galaad, la tierra de Sehón rey de los amorreos y de Og rey de Basán; éste era el único gobernador en aquella tierra.

(1R 4:20) Judá e Israel eran muchos, como la arena que está junto al mar en multitud, comiendo, bebiendo y alegrándose.

(1R 4:21) Y Salomón señoreaba sobre todos los reinos desde el Eufrates hasta la tierra de los filisteos y el límite con Egipto; y traían regalos [presentes], y sirvieron a Salomón todos los días que vivió.

(1R 4:22) Y la provisión de Salomón para cada día era de treinta coros de flor de harina, sesenta coros de harina,

(1R 4:23) diez bueyes gordos, veinte bueyes de pasto y cien ovejas; sin los ciervos, gacelas, corzos y aves gordas.

(1R 4:24) Porque él señoreaba en toda la región al oeste del Eufrates, desde Tifsa hasta Gaza, sobre todos los reyes al oeste del Eufrates; y tuvo paz por todos lados alrededor.

(1R 4:25) Y Judá e Israel vivían seguros, «cada uno»* debajo de su parra y debajo de su higuera, desde Dan hasta Beerseba, todos los días de Salomón.

(1R 4:26) Además de esto, Salomón tenía cuarenta mil caballos en sus caballerizas para sus carros, y doce mil jinetes.

(1R 4:27) Y estos gobernadores mantenían al rey Salomón, y a todos los que a la mesa del rey Salomón venían, «cada uno»* un mes, y hacían que nada faltase.

(1R 4:28) Hacían también traer cebada y paja para los caballos y para las bestias de carga, al lugar donde él estaba, cada uno conforme al turno que tenía.

(1R 4:29) Y Dios dio a Salomón sabiduría y prudencia muy grandes, y anchura de corazón como la arena que está a la orilla del mar.

(1R 4:30) Era mayor la sabiduría de Salomón que la de todos los orientales, y que toda la sabiduría de los egipcios.

(1R 4:31) Aun fue más sabio que todos los hombres, más que Etán ezraíta, y que Hemán, Calcol y Darda, hijos de Mahol; y fue conocido entre todas las naciones de alrededor.

(1R 4:32) Y compuso tres mil proverbios, y sus cantares fueron mil cinco.

(1R 4:33) También disertó sobre los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en la pared. Asimismo disertó sobre los animales, sobre las aves, sobre los reptiles y sobre los peces.

(1R 4:34) Y para oír la sabiduría de Salomón venían de todos los pueblos y de todos los reyes de la tierra, adonde había llegado la fama de su sabiduría.

Pacto de Salomón con Hiram
(2Cr 2:1-18)
(1R 5:1) Hiram rey de Tiro envió también sus esclavos [siervos, sirvientes] a Salomón, luego que oyó que lo habían ungido por rey en lugar de su padre; porque Hiram «siempre»* había amado a David.

(1R 5:2) Entonces Salomón envió a decir a Hiram:

(1R 5:3) sabes que mi padre David no pudo edificar casa al nombre de Jehová su Dios, por las guerras que le rodearon, hasta que Jehová puso sus enemigos bajo las plantas de sus pies.

(1R 5:4) Ahora Jehová mi Dios me ha dado paz por «todas partes;»* pues ni hay adversarios, ni mal que temer.

(1R 5:5) Yo, por tanto, he determinado ahora edificar casa al nombre de Jehová mi Dios, según lo que Jehová habló a David mi padre, diciendo: Tu hijo, a quien yo pondré en lugar tuyo en tu trono, él edificará casa a mi nombre.

(1R 5:6) Manda, pues, ahora, que me corten cedros del Líbano; y mis esclavos [siervos, sirvientes] estarán con los tuyos, y yo te daré por tus esclavos [siervos, sirvientes] el salario que tú dijeres; porque tú sabes bien que ninguno hay entre nosotros que sepa labrar madera como los sidonios.

(1R 5:7) Cuando Hiram oyó las palabras de Salomón, se alegró enteramente [en gran manera, grandemente], y dijo: Bendito sea hoy Jehová, que dio hijo sabio a David sobre este pueblo tan grande.

(1R 5:8) Y envió Hiram a decir a Salomón: He oído lo que me mandaste a decir; yo haré todo lo que te plazca acerca de la madera de cedro y la madera de ciprés.

(1R 5:9) Mis esclavos [siervos, sirvientes] la llevarán desde el Líbano al mar, y la enviaré en balsas por mar hasta el lugar que tú me señales, y allí se desatará, y tú la tomarás; y tú cumplirás mi deseo al dar de comer a mi familia.

(1R 5:10) Dio, pues, Hiram a Salomón madera de cedro y madera de ciprés, toda la que quiso.

(1R 5:11) Y Salomón daba a Hiram veinte mil coros de trigo para el sustento de su familia, y veinte coros de aceite puro; esto daba Salomón a Hiram «cada año.»*

(1R 5:12) Jehová, pues, dio a Salomón sabiduría como le había dicho; y hubo paz entre Hiram y Salomón, e hicieron pacto [alianza, convenio, acuerdo] entre ambos.

(1R 5:13) Y el rey Salomón decretó leva en todo Israel, y la leva fue de treinta mil hombres,

(1R 5:14) los cuales enviaba al Líbano de diez mil en diez mil, cada mes por turno, viniendo así a estar un mes en el Líbano, y dos meses en sus casas; y Adoniram estaba encargado de aquella leva.

(1R 5:15) Tenía también Salomón setenta mil que llevaban las cargas, y ochenta mil cortadores en el monte;

(1R 5:16) sin los principales oficiales de Salomón que estaban sobre la obra, tres mil trescientos, los cuales tenían a cargo el pueblo que hacía la obra.

(1R 5:17) Y mandó el rey que trajesen piedras grandes, piedras costosas, para los cimientos de la casa, y piedras labradas.

(1R 5:18) Y los albañiles de Salomón y los de Hiram, y los hombres de Gebal, cortaron y prepararon la madera y la cantería para labrar la casa.

Salomón edifica el templo
(2Cr 3:1-14)
(1R 6:1) En el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de Egipto, el cuarto año del principio del reino de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el mes segundo, comenzó él a edificar la casa de Jehová.

(1R 6:2) La casa que el rey Salomón edificó a Jehová tenía sesenta codos de largo y veinte de ancho, y treinta codos de alto.

(1R 6:3) Y el pórtico delante del templo de la casa tenía veinte codos de largo a lo ancho de la casa, y el ancho delante de la casa era de diez codos.

(1R 6:4) E hizo a la casa ventanas anchas por dentro y estrechas por fuera.

(1R 6:5) Edificó también junto al muro de la casa aposentos alrededor, contra las paredes de la casa alrededor del templo y del lugar santísimo; e hizo cámaras laterales alrededor.

(1R 6:6) El aposento de abajo era de cinco codos de ancho, el de en medio de seis codos de ancho, y el tercero de siete codos de ancho; porque por fuera había hecho disminuciones a la casa alrededor, para no empotrar las vigas en las paredes de la casa.

(1R 6:7) Y cuando se edificó la casa, la fabricaron de piedras que traían ya acabadas, de tal manera que cuando la edificaban, ni martillos ni hachas se oyeron en la casa, ni ningún otro instrumento de hierro.

(1R 6:8) La puerta del aposento de en medio estaba al lado derecho de la casa; y se subía por una escalera de caracol al de en medio, y del aposento de en medio al tercero.

(1R 6:9) Labró, pues, la casa, y la terminó; y la cubrió con artesonados de cedro.

(1R 6:10) Edificó asimismo el aposento alrededor de toda la casa, de altura de cinco codos, el cual se apoyaba en la casa con maderas de cedro.

(1R 6:11) Y vino palabra de Jehová a Salomón, diciendo:

(1R 6:12) Con relación a esta casa que tú edificas, si anduvieres en mis estatutos e hicieres mis decretos, y cumplieres [guardares, conservares] todos mis mandamientos andando en ellos, yo cumpliré contigo mi palabra que hablé a David tu padre;

(1R 6:13) y habitaré en ella en medio de los hijos de Israel, y no dejaré a mi pueblo Israel.

(1R 6:14) Así, pues, Salomón labró la casa y la terminó.

(1R 6:15) Y cubrió las paredes de la casa con tablas de cedro, revistiéndola de madera «por dentro,»* desde el suelo de la casa hasta las vigas de la techumbre; cubrió también el pavimento con madera de ciprés.

(1R 6:16) Asimismo hizo al final de la casa un edificio de veinte codos, de tablas de cedro desde el suelo hasta lo más alto; así hizo en la casa un aposento que es el lugar santísimo.

(1R 6:17) La casa, esto es, el templo de adelante, tenía cuarenta codos.

(1R 6:18) Y la casa estaba cubierta de cedro por dentro, y tenía entalladuras de calabazas silvestres y de botones de flores. Todo era cedro; ninguna piedra se veía.

(1R 6:19) Y adornó el lugar santísimo por dentro en medio de la casa, para poner allí el arca del pacto [alianza, convenio, acuerdo] de Jehová.

(1R 6:20) El lugar santísimo estaba en la parte de adentro, el cual tenía veinte codos de largo, veinte de ancho, y veinte de altura; y lo cubrió de oro purísimo; asimismo cubrió de oro el altar de cedro.

(1R 6:21) De modo que Salomón cubrió de oro puro la casa por dentro, y cerró la entrada del santuario con cadenas de oro, y lo cubrió de oro.

(1R 6:22) Cubrió, pues, de oro toda la casa de «arriba abajo,»* y asimismo cubrió de oro todo el altar que estaba frente al lugar santísimo.

(1R 6:23) Hizo también en el lugar santísimo dos querubines de madera de olivo, cada uno de diez codos de altura.

(1R 6:24) Una ala del querubín tenía cinco codos, y la otra ala del querubín otros cinco codos; así que había diez codos desde la punta de una ala hasta la punta de la otra.

(1R 6:25) Asimismo el otro querubín tenía diez codos; porque ambos querubines eran de un mismo tamaño y de una mismo diseño [forma, hechura].

(1R 6:26) La altura del uno era de diez codos, y asimismo la del otro.

(1R 6:27) Puso estos querubines dentro de la casa en el lugar santísimo, los cuales extendían sus alas, de modo que el ala de uno tocaba una pared, y el ala del otro tocaba la otra pared, y las otras dos alas se tocaban «la una a la otra»* en medio de la casa.

(1R 6:28) Y cubrió de oro los querubines.

(1R 6:29) Y esculpió todas las paredes de la casa alrededor de diversas figuras, de querubines, de palmeras y de botones de flores, por dentro y por fuera.

(1R 6:30) Y cubrió de oro el piso de la casa, por dentro y por fuera.

(1R 6:31) A la entrada del santuario hizo puertas de madera de olivo; y el umbral y los postes eran de cinco esquinas.

(1R 6:32) Las dos puertas eran de madera de olivo; y talló en ellas figuras de querubines, de palmeras y de botones de flores, y las cubrió de oro; cubrió también de oro los querubines y las palmeras.

(1R 6:33) Igualmente hizo a la puerta del templo postes cuadrados de madera de olivo.

(1R 6:34) Pero las dos puertas eran de madera de ciprés; y las dos hojas de una puerta giraban, y las otras dos hojas de la otra puerta también giraban.

(1R 6:35) Y talló en ellas querubines y palmeras y botones de flores, y las cubrió de oro ajustado a las talladuras.

(1R 6:36) Y edificó el atrio interior de tres hileras de piedras labradas, y de una hilera de vigas de cedro.

(1R 6:37) En el cuarto año, en el mes de Zif, se echaron los cimientos de la casa de Jehová.

(1R 6:38) Y en el undécimo año, en el mes de Bul, que es el mes octavo, fue acabada la casa con todas sus dependencias, y con todo lo necesario. La edificó, pues, en siete años.

Otros edificios de Salomón
(1R 7:1) Después edificó Salomón su propia casa en trece años, y la terminó toda.

(1R 7:2) Asimismo edificó la casa del bosque del Líbano, la cual tenía cien codos de longitud, cincuenta codos de anchura y treinta codos de altura, sobre cuatro hileras de columnas de cedro, con vigas de cedro sobre las columnas.

(1R 7:3) Y estaba cubierta de tablas de cedro arriba sobre las vigas, que se apoyaban en cuarenta y cinco columnas; cada hilera tenía quince columnas.

(1R 7:4) Y había tres hileras de ventanas, una ventana contra la otra en tres hileras.

(1R 7:5) Todas las puertas y los postes eran cuadrados; y unas ventanas estaban frente a las otras en tres hileras.

(1R 7:6) También hizo un pórtico de columnas, que tenía cincuenta codos de largo y treinta codos de ancho; y este pórtico estaba delante de las primeras, con sus columnas y maderos «correspondientes.»*

(1R 7:7) Hizo asimismo el pórtico del trono en que había de juzgar, el pórtico del juicio, y lo cubrió de cedro del suelo al techo.

(1R 7:8) Y la casa en que él moraba, en otro atrio «dentro»* del pórtico, era de obra semejante a ésta. Edificó también Salomón para la hija de Faraón, que había tomado por mujer, una casa de diseño [forma, hechura] semejante a la del pórtico.

(1R 7:9) Todas aquellas obras fueron de piedras costosas, cortadas y ajustadas con sierras según las medidas, así por dentro como por fuera, desde el cimiento hasta los remates, y asimismo por fuera hasta el gran atrio.

(1R 7:10) El cimiento era de piedras costosas, piedras grandes, piedras de diez codos y piedras de ocho codos.

(1R 7:11) De allí hacia arriba eran también piedras costosas, labradas conforme a sus medidas, y madera de cedro.

(1R 7:12) Y en el gran atrio alrededor había tres hileras de piedras labradas, y una hilera de vigas de cedro; y así también el atrio interior de la casa de Jehová, y el atrio de la casa.

Salomón emplea a Hiram, de Tiro
(2Cr 2:13-14; 3:15-17)
(1R 7:13) Y envió el rey Salomón, e hizo venir de Tiro a Hiram,

(1R 7:14) hijo de una viuda de la tribu de Neftalí. Su padre, que trabajaba en bronce, era de Tiro; e Hiram era lleno de sabiduría, inteligencia y ciencia en toda obra de bronce. Este, pues, vino al rey Salomón, e hizo toda su obra.

(1R 7:15) Y vació dos columnas de bronce; la altura de cada una era de dieciocho codos, y rodeaba a una y otra un hilo de doce codos.

(1R 7:16) Hizo también dos capiteles de fundición de bronce, para que fuesen puestos sobre las cabezas de las columnas; la altura de un capitel era de cinco codos, y la del otro capitel también de cinco codos.

(1R 7:17) Había trenzas a manera de red, y unos cordones a manera de cadenas, para los capiteles que se habían de poner sobre las cabezas de las columnas; siete para cada capitel.

(1R 7:18) Hizo también dos hileras de granadas alrededor de la red, para cubrir los capiteles que estaban en las cabezas de las columnas con las granadas; y de la misma forma hizo en el otro capitel.

(1R 7:19) Los capiteles que estaban sobre las columnas en el pórtico, tenían forma de lirios, y eran de cuatro codos.

(1R 7:20) Tenían también los capiteles de las dos columnas, doscientas granadas en dos hileras alrededor en cada capitel, encima de su globo, el cual estaba rodeado por la red.

(1R 7:21) Estas columnas erigió en el pórtico del templo; y cuando hubo alzado la columna del lado derecho, le puso por nombre Jaquín, y alzando la columna del lado izquierdo, llamó su nombre Boaz.

(1R 7:22) Y puso en las cabezas de las columnas tallado en forma de lirios, y así se acabó la obra de las columnas.

Mobiliario del templo
(2Cr 4:1; 5:1)
(1R 7:23) Hizo fundir asimismo un mar de diez codos de un lado al otro, perfectamente redondo; su altura era de cinco codos, y lo ceñía alrededor un cordón de treinta codos.

(1R 7:24) Y rodeaban aquel mar por debajo de su borde alrededor unas bolas como calabazas, diez en cada codo, que ceñían el mar alrededor en dos filas, las cuales habían sido fundidas cuando el mar fue fundido.

(1R 7:25) Y descansaba sobre doce bueyes; tres miraban al norte, tres miraban al occidente, tres miraban al sur, y tres miraban al oriente; sobre estos se apoyaba el mar, y las ancas de ellos estaban «hacia la parte de adentro

(1R 7:26) El grueso del mar era de un palmo menor, y el borde era labrado como el borde de un cáliz o de flor de lis; y cabían en él dos mil batos.

(1R 7:27) Hizo también diez basas de bronce, siendo la longitud de cada basa de cuatro codos, y la anchura de cuatro codos, y de tres codos la altura.

(1R 7:28) La obra de las basas era esta: tenían unos tableros, los cuales estaban entre molduras;

(1R 7:29) y sobre aquellos tableros que estaban entre las molduras, había figuras de leones, de bueyes y de querubines; y sobre las molduras de la basa, así encima como debajo de los leones y de los bueyes, había unas añadiduras de bajo relieve.

(1R 7:30) Cada basa tenía cuatro ruedas de bronce, con ejes de bronce, y en sus cuatro esquinas había repisas de fundición que sobresalían de los festones, para venir a quedar debajo de la fuente.

(1R 7:31) Y la boca de la fuente «entraba»* un codo en el remate que salía para arriba de la basa; y la boca era redonda, del mismo diseño [forma, hechura] del remate, y éste de codo y medio. Había también sobre la boca entalladuras con sus tableros, los cuales eran cuadrados, no redondos.

(1R 7:32) Las cuatro ruedas estaban debajo de los tableros, y los ejes de las ruedas nacían en la misma basa. La altura de cada rueda era de un codo y medio.

(1R 7:33) Y la forma de las ruedas era como la de las ruedas de un carro; sus ejes, sus rayos, sus cubos y sus cinchos, todo era de fundición.

(1R 7:34) Asimismo las cuatro repisas de las cuatro esquinas de cada basa; y las repisas eran parte de la misma basa.

(1R 7:35) Y en lo alto de la basa había una pieza redonda de medio codo de altura, y encima de la basa sus molduras y tableros, los cuales salían de ella misma.

(1R 7:36) E hizo en las tablas de las molduras, y en los tableros, entalladuras de querubines, de leones y de palmeras, con proporción en el espacio de «cada una,»* y alrededor otros adornos.

(1R 7:37) De esta forma hizo diez basas, fundidas de una misma manera, de una misma medida y de una misma entalladura.

(1R 7:38) Hizo también diez fuentes de bronce; cada fuente contenía cuarenta batos, y cada una era de cuatro codos; y colocó una fuente sobre cada una de las diez basas.

(1R 7:39) Y puso cinco basas a la mano derecha de la casa, y las otras cinco a la mano izquierda; y colocó el mar al lado derecho de la casa, al oriente, hacia el sur.

(1R 7:40) Asimismo hizo Hiram fuentes, y tenazas, y cuencos. Así terminó toda la obra que hizo a Salomón para la casa de Jehová:

(1R 7:41) dos columnas, y los capiteles redondos que estaban en lo alto de las dos columnas; y dos redes que cubrían los dos capiteles redondos que estaban sobre la cabeza de las columnas;

(1R 7:42) cuatrocientas granadas para las dos redes, dos hileras de granadas en cada red, para cubrir los dos capiteles redondos que estaban sobre las cabezas de las columnas;

(1R 7:43) las diez basas, y las diez fuentes sobre las basas;

(1R 7:44) un mar, con doce bueyes debajo del mar;

(1R 7:45) y calderos, paletas, cuencos, y todos los utensilios que Hiram hizo al rey Salomón, para la casa de Jehová, de bronce bruñido.

(1R 7:46) Todo lo hizo fundir el rey en la llanura del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y Saretán.

(1R 7:47) Y no averiguó [consultó] Salomón el peso del bronce de todos los utensilios, por la gran cantidad de ellos.

(1R 7:48) Entonces hizo Salomón todos los enseres que pertenecían a la casa de Jehová: un altar de oro, y una mesa también de oro, sobre la cual estaban los panes de la proposición;

(1R 7:49) cinco candeleros de oro purísimo a la mano derecha, y otros cinco a la izquierda, frente al lugar santísimo; con las flores, las lámparas y tenazas de oro.

(1R 7:50) Asimismo los cántaros, despabiladeras, tazas, cucharillas e incensarios, de oro purísimo; también de oro los quiciales de las puertas de la casa de adentro, del lugar santísimo, y los de las puertas del templo.

(1R 7:51) Así se terminó toda la obra que dispuso hacer el rey Salomón para la casa de Jehová. Y metió Salomón lo que David su padre había dedicado, plata, oro y utensilios; y depositó todo en las tesorerías de la casa de Jehová.

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