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Discurso de Samuel al pueblo
(1S 12:1) Dijo Samuel a todo
Israel: He aquí, yo he oído su [de
ustedes] voz en todo cuanto me han dicho,
y les he puesto rey.
(1S 12:2) Ahora, pues, he aquí su [de
ustedes] rey va delante de ustedes. Yo
soy ya viejo y lleno de canas; pero mis hijos están con ustedes, y yo he andado
delante de ustedes desde mi juventud hasta este día.
(1S 12:3) Aquí estoy; atestigüen
contra mí delante de Jehová y delante de su ungido, si he
tomado el buey de alguno, si he tomado el asno de alguno, si he calumniado a
alguien, si he agraviado a alguno, o si de alguien he tomado cohecho para cegar
mis ojos con él; y se lo restituiré.
(1S 12:4) Entonces dijeron:
Nunca nos has calumniado ni agraviado, ni has tomado algo de mano de ningún
hombre.
(1S 12:5) Y él les dijo:
Jehová es testigo contra ustedes, y su ungido también
es testigo en este día, que no han hallado cosa alguna en mi mano. Y ellos
respondieron: Así es.
(1S 12:6) Entonces Samuel dijo
al pueblo: Jehová que designó a Moisés y a Aarón, y sacó a sus [de ustedes] padres de la tierra de Egipto, es
testigo.
(1S 12:7) Ahora, pues, aguarden,
y contenderé con ustedes delante de Jehová acerca de todos los hechos de salvación que Jehová ha hecho con ustedes y
con sus [de ustedes] padres.
(1S 12:8) Cuando Jacob hubo entrado en Egipto, y sus [de ustedes] padres clamaron a Jehová, Jehová envió a Moisés y a Aarón, los cuales
sacaron a sus [de ustedes]
padres de Egipto, y los hicieron habitar en este lugar.
(1S 12:9) Y olvidaron a Jehová
su Dios, y él los vendió en mano de Sísara jefe del ejército de Hazor, y en
mano de los filisteos, y en mano del rey de Moab, los cuales les hicieron
guerra.
(1S 12:10) Y ellos clamaron a
Jehová, y dijeron: Hemos pecado, porque hemos dejado a Jehová y hemos servido a
los baales y a Astarot; líbranos, pues, ahora de mano de nuestros enemigos, y
te serviremos.
(1S 12:11) Entonces Jehová envió
a Jerobaal, a Barac, a Jefté y a Samuel, y les libró de mano de sus [de ustedes] enemigos en derredor, y habitaron seguros.
(1S 12:12) Y habiendo visto que
Nahas rey de los hijos de Amón venía contra ustedes, me dijeron: No, sino que
ha de reinar sobre nosotros un rey; siendo así que Jehová su [de ustedes] Dios era su [de ustedes] rey.
(1S 12:13) Ahora, pues, he aquí el rey que han elegido, el cual pidieron; ya ven que Jehová ha puesto rey
sobre ustedes.
(1S 12:14) Si temieren a Jehová
y le sirvieren, y oyeren su voz, y no fueren rebeldes a «la palabra de»*
Jehová, y si tanto ustedes como el rey que reina
sobre ustedes sirven a Jehová su [de
ustedes] Dios, harán bien.
(1S 12:15) Mas si no oyeren la
voz de Jehová, y si fueren rebeldes a «las
palabras de»* Jehová, la mano de Jehová
estará contra ustedes como estuvo contra sus [de ustedes] padres.
(1S 12:16) Esperen aún ahora, y
vean esta gran cosa que Jehová hará delante de sus [de ustedes] ojos.
(1S 12:17) ¿No es ahora la siega del trigo? Yo clamaré a Jehová, y él dará truenos y lluvias, para que
conozcan y vean que es grande su [de
ustedes] maldad que han hecho ante
los ojos de Jehová, pidiendo para ustedes rey.
(1S 12:18) Y Samuel clamó a
Jehová, y Jehová dio truenos y lluvias en aquel día; y todo el pueblo tuvo gran
temor de Jehová y de Samuel.
(1S 12:19) Entonces dijo todo
el pueblo a Samuel: Ruega por tus esclavos [siervos, sirvientes] a Jehová tu Dios, para
que no muramos; porque a todos nuestros pecados
hemos añadido este mal de pedir rey para nosotros.
(1S 12:20) Y Samuel respondió
al pueblo: No teman; ustedes han hecho todo este mal; pero con todo eso no se
aparten de detrás de Jehová, sino sírvanle con todo su [de ustedes] corazón.
(1S 12:21) No se aparten detrás de vanidades que no aprovechan ni libran, porque son vanidades.
(1S 12:22) Pues Jehová no desamparará
a su pueblo, por su grande nombre; porque Jehová ha querido hacerles pueblo
suyo.
(1S 12:23) Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por ustedes; antes les
instruiré en el camino bueno y recto.
(1S 12:24) Solamente teman a
Jehová y sírvanle de verdad con todo su
[de ustedes] corazón, pues consideren cuán grandes cosas ha hecho por ustedes.
(1S 12:25) Mas si perseveraren en hacer mal, ustedes y su [de
ustedes] rey perecerán.
Guerra contra los filisteos
(1S 13:1) Había ya reinado
Saúl un año; y cuando hubo reinado dos años sobre
Israel,
(1S 13:2) escogió luego a tres
mil hombres de Israel, de los cuales estaban con Saúl dos mil en Micmas y en el
monte de Betel, y mil estaban con Jonatán en Gabaa de Benjamín; y envió al
resto del pueblo «cada uno»* a sus tiendas.
(1S 13:3) Y Jonatán atacó a la
guarnición de los filisteos que había en el collado, y lo oyeron los filisteos.
E hizo Saúl tocar trompeta por todo el país, diciendo: Oigan los hebreos.
(1S 13:4) Y todo Israel oyó que se decía: Saúl ha atacado a la guarnición de los filisteos; y también que
Israel se había hecho abominable a los filisteos. Y se juntó el pueblo en pos
de Saúl en Gilgal.
(1S 13:5) Entonces los filisteos se juntaron para pelear contra Israel, treinta mil carros, seis
mil hombres de a caballo, y pueblo numeroso como la arena que está a la orilla
del mar; y subieron y acamparon en Micmas, al oriente de Bet-avén.
(1S 13:6) Cuando los hombres de Israel vieron que estaban en estrecho (porque el pueblo estaba en
aprieto), se escondieron en cuevas, en fosos, en peñascos, en rocas y en
cisternas.
(1S 13:7) Y algunos de los hebreos pasaron el Jordán a la
tierra de Gad y de Galaad; pero Saúl permanecía
aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando.
(1S 13:8) Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había
dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba.
(1S 13:9) Entonces dijo Saúl:
Tráiganme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto.
(1S 13:10) Y cuando él acababa
de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl salió a recibirle,
para saludarle.
(1S 13:11) Entonces Samuel dijo:
¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me desertaba, y
que tú no venías «dentro del plazo
señalado,»* y que los filisteos estaban
reunidos en Micmas,
(1S 13:12) me dije: Ahora descenderán
los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado «el favor de»*
Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto.
(1S 13:13) Entonces Samuel dijo
a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento
de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera
confirmado tu reino sobre Israel para siempre.
(1S 13:14) Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha
buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que
sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te
mandó.
(1S 13:15) Y levantándose Samuel, subió de Gilgal a Gabaa de Benjamín. Y Saúl contó la gente que se
hallaba con él, como seiscientos hombres.
(1S 13:16) Saúl, pues, y Jonatán su hijo, y el pueblo que con
ellos se hallaba, se quedaron en Gabaa de Benjamín; pero los filisteos habían
acampado en Micmas.
(1S 13:17) Y salieron
merodeadores del campamento de los filisteos en tres escuadrones; un escuadrón
marchaba por el camino de Ofra hacia la tierra de Sual,
(1S 13:18) otro escuadrón marchaba
hacia Bethorón, y el tercer escuadrón marchaba hacia la región que mira al
valle de Zeboim, hacia el desierto.
(1S 13:19) Y en toda la tierra de Israel no se hallaba herrero; porque los filisteos habían dicho: Para que
los hebreos no hagan espada o lanza.
(1S 13:20) Por lo cual todos los de Israel tenían que
descender a los filisteos para afilar «cada
uno»* la reja de su arado, su azadón, su hacha o su hoz.
(1S 13:21) Y el precio era un
pim por las rejas de arado y por los azadones, y la tercera parte de un siclo
por afilar las hachas y por componer las aguijadas.
(1S 13:22) Así sucedió que en
el día de la batalla no se halló espada ni lanza en mano de ninguno del pueblo
que estaba con Saúl y con Jonatán, excepto Saúl y Jonatán su hijo, que las
tenían.
(1S 13:23) Y la guarnición de los filisteos avanzó hasta el paso de Micmas.
(1S 14:1) Sucedió un día, que
Jonatán hijo de Saúl dijo a su criado que le traía las armas: Ven y pasemos a
la guarnición de los filisteos, que está de aquel lado. Y no lo hizo saber a su
padre.
(1S 14:2) Y Saúl se hallaba al extremo de Gabaa, debajo de un
granado que hay en Migrón, y la gente que estaba con él era como seiscientos
hombres.
(1S 14:3) Y Ahías hijo de Ahitob, hermano de Icabod, hijo de
Finees, hijo de Elí, sacerdote de Jehová en Silo, llevaba el efod; y no sabía el pueblo que
Jonatán se hubiese ido.
(1S 14:4) Y entre los desfiladeros por donde Jonatán
procuraba pasar a la guarnición de los
filisteos, había un peñasco «agudo de
un lado, y otro del otro lado;»* el uno se
llamaba Boses, y el otro Sene.
(1S 14:5) Uno de los peñascos estaba situado al norte, hacia
Micmas, y el otro al sur, hacia Gabaa.
(1S 14:6) Dijo, pues, Jonatán
a su paje de armas: Ven, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá
haga algo Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos
o con pocos.
(1S 14:7) Y su paje de armas le respondió: Haz todo lo que tienes en tu corazón; ve, pues aquí estoy contigo a tu voluntad.
(1S 14:8) Dijo entonces
Jonatán: Vamos a pasar a esos hombres, y nos mostraremos a ellos.
(1S 14:9) Si nos dijeren así:
Esperen hasta que lleguemos a ustedes, entonces nos estaremos en nuestro lugar,
y no subiremos a ellos.
(1S 14:10) Mas si nos dijeren
así: Suban a nosotros, entonces subiremos, porque Jehová los ha entregado en
nuestra mano; y esto nos será por señal.
(1S 14:11) Se mostraron, pues, ambos a la guarnición de los
filisteos, y los filisteos dijeron: He aquí los
hebreos, que salen de las cavernas donde se habían escondido.
(1S 14:12) Y los hombres de la guarnición respondieron a
Jonatán y a su paje de armas, y dijeron: Suban a
nosotros, y les haremos saber una cosa. Entonces Jonatán dijo a su paje de
armas: Sube tras mí, porque Jehová los ha entregado en manos de Israel.
(1S 14:13) Y subió Jonatán
trepando con sus manos y sus pies, y tras él su paje de armas; y a los que
caían delante de Jonatán, su paje de armas que iba tras él los mataba.
(1S 14:14) Y fue esta primera
matanza que hicieron Jonatán y su paje de armas, como veinte hombres, en el
espacio de una media yugada de tierra.
(1S 14:15) Y hubo pánico en el
campamento y por el campo, y entre toda la gente de la guarnición; y los que
habían ido a merodear, también ellos tuvieron pánico, y la tierra tembló; hubo,
pues, «gran consternación.»
(1S 14:16) Y los centinelas de Saúl vieron desde Gabaa de Benjamín cómo la multitud estaba
turbada [atormentada,
agobiada, alterada], e «iba de un lado a otro»*
y era deshecha.
(1S 14:17) Entonces Saúl dijo
al pueblo que estaba con él: Pasen ahora revista, y observen quién se haya ido
de los nuestros. Pasaron revista, y he aquí que faltaba Jonatán y su paje de
armas.
(1S 14:18) Y Saúl dijo a Ahías:
Trae el arca de Dios. Porque el arca de Dios estaba entonces con los hijos de
Israel.
(1S 14:19) Pero sucedió que
mientras aún hablaba Saúl con el sacerdote, el alboroto que había en el
campamento de los filisteos aumentaba, e iba creciendo enteramente [en gran manera, grandemente]. Entonces dijo
Saúl al sacerdote: Detén tu mano.
(1S 14:20) Y juntando Saúl a
todo el pueblo que con él estaba, llegaron hasta el lugar de la batalla; y he
aquí que la espada de «cada uno»* estaba vuelta
contra su compañero, y había gran confusión.
(1S 14:21) Y los hebreos que habían estado con los filisteos «de
tiempo atrás,»*
y habían venido con ellos de los alrededores al
campamento, se pusieron también del lado de los israelitas que estaban con Saúl
y con Jonatán.
(1S 14:22) Asimismo todos los israelitas que se habían escondido
en el monte de Efraín, oyendo que los filisteos
huían, también ellos los persiguieron en aquella batalla.
(1S 14:23) Así salvó Jehová a
Israel aquel día. Y llegó la batalla hasta Betavén.
(1S 14:24) Pero los hombres de Israel fueron puestos en apuro
aquel día; porque Saúl había juramentado al
pueblo, diciendo: «Cualquiera»* que coma pan
antes de caer la noche, antes que haya tomado venganza de mis enemigos, sea
maldito. Y todo el pueblo no había probado pan.
(1S 14:25) Y todo el pueblo llegó a un bosque, donde había miel en la superficie del campo.
(1S 14:26) Entró, pues, el pueblo en el bosque, y he aquí que
la miel corría; pero no hubo quien hiciera llegar su
mano a su boca, porque el pueblo temía el juramento.
(1S 14:27) Pero Jonatán no había oído cuando su padre había
juramentado al pueblo, y alargó la punta de una
vara que traía en su mano, y la mojó en un panal de miel, y llevó su mano a la
boca; y fueron aclarados sus ojos.
(1S 14:28) Entonces habló «uno»* del
pueblo, diciendo: Tu padre ha hecho jurar solemnemente al pueblo, diciendo:
Maldito sea el hombre que tome hoy alimento. Y
el pueblo desfallecía.
(1S 14:29) Respondió Jonatán:
Mi padre ha turbado [atormentado, agobiado, alterado] el país. Observen ahora cómo han sido aclarados mis
ojos, por haber gustado un poco de esta miel.
(1S 14:30) ¿Cuánto más si el pueblo hubiera comido libremente
hoy del botín tomado de sus enemigos? ¿No se habría hecho ahora mayor estrago entre los filisteos?
(1S 14:31) E hirieron aquel día a los filisteos desde Micmas
hasta Ajalón; pero el pueblo estaba muy cansado.
(1S 14:32) Y se lanzó el pueblo
sobre el botín, y tomaron ovejas y vacas y becerros, y los degollaron en el
suelo; y el pueblo los comió con sangre.
(1S 14:33) Y le dieron aviso a
Saúl, diciendo: El pueblo peca contra Jehová, comiendo la carne con la sangre. Y él dijo: Ustedes han prevaricado;
gírenme ahora acá una piedra grande.
(1S 14:34) Además dijo Saúl:
Espárzanse por el pueblo, y díganles que me traigan «cada uno»* su
vaca, y «cada cual»*
su oveja, para degollarlas aquí, y coman; y no
pequen contra Jehová comiendo la carne con la sangre.
Y trajo todo el pueblo «cada cual»* por su mano su vaca aquella noche, y las
degollaron allí.
(1S 14:35) Y edificó Saúl altar
a Jehová; este altar fue el primero que edificó a Jehová.
(1S 14:36) Y dijo Saúl:
Descendamos de noche contra los filisteos, y los saquearemos hasta la mañana, y
no dejaremos de ellos «ninguno.»* Y ellos dijeron:
Haz lo que bien te pareciere. Dijo luego el sacerdote: Acerquémonos aquí a
Dios.
(1S 14:37) Y Saúl consultó a
Dios: ¿Descenderé tras los filisteos? ¿Los entregarás en mano de Israel? Mas
Jehová no le dio respuesta aquel día.
(1S 14:38) Entonces dijo Saúl:
Vengan acá todos los principales del pueblo, y sepan y observen en qué ha
consistido este pecado hoy;
(1S 14:39) porque vive Jehová que salva a Israel, que aunque
fuere en Jonatán mi hijo, de seguro morirá. Y no
hubo en todo el pueblo quien le respondiese.
(1S 14:40) Dijo luego a todo
Israel: Ustedes estarán a un lado, y yo y Jonatán mi hijo estaremos al otro
lado. Y el pueblo respondió a Saúl: Haz lo que bien te pareciere.
(1S 14:41) Entonces dijo Saúl a
Jehová Dios de Israel: Da suerte
perfecta. Y la suerte cayó sobre
Jonatán y Saúl, y el pueblo salió libre.
(1S 14:42) Y Saúl dijo: Echen suertes entre mí y Jonatán mi hijo. Y la suerte cayó sobre Jonatán.
(1S 14:43) Entonces Saúl dijo a
Jonatán: Declárame lo que has hecho. Y Jonatán se lo declaró y dijo:
Ciertamente gusté un poco de miel con la punta de la vara que traía en mi mano;
¿y he de morir?
(1S 14:44) Y Saúl respondió:
Así me haga Dios y aun me añada, que sin duda morirás, Jonatán.
(1S 14:45) Entonces el pueblo dijo
a Saúl: ¿Ha de morir Jonatán, el que ha hecho esta grande salvación en Israel? No será así. Vive
Jehová, que no ha de caer un cabello de su cabeza en tierra, pues que ha
actuado hoy con Dios. Así el pueblo libró de morir a Jonatán.
(1S 14:46) Y Saúl dejó de
seguir a los filisteos; y los filisteos se fueron a su lugar.
(1S 14:47) Después de haber tomado posesión del reinado de
Israel, Saúl hizo guerra a todos sus enemigos en
derredor: contra Moab, contra los hijos de Amón, contra Edom, contra los reyes
de Soba, y contra los filisteos; y adondequiera que se volvía, era vencedor.
(1S 14:48) Y reunió un ejército
y derrotó a Amalec, y libró a Israel de mano de los que lo saqueaban.
(1S 14:49) Y los hijos de Saúl fueron
Jonatán, Isúi y Malquisúa. Y los nombres de sus dos hijas eran, el de la mayor,
Merab, y el de la menor, Mical.
(1S 14:50) Y el nombre de la mujer de Saúl era Ahinoam, hija
de Ahimaas. Y el nombre del general de su ejército era Abner, hijo de Ner tío
de Saúl.
(1S 14:51) Porque Cis padre de Saúl, y Ner padre de Abner,
fueron hijos de Abiel.
(1S 14:52) Y hubo guerra
encarnizada contra los filisteos todo el tiempo
de Saúl; y a todo el que Saúl veía que era hombre esforzado y «apto para combatir,»*
lo juntaba consigo.
Saúl desobedece y es desechado
(1S 15:1) Después Samuel dijo
a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo Israel; ahora,
pues, está atento a las palabras de Jehová.
(1S 15:2) Así ha dicho Jehová
de los ejércitos: Yo castigaré lo que
hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto.
(1S 15:3) Ve, pues, y hiere a
Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres,
mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos.
(1S 15:4) Saúl, pues, convocó
al pueblo y les pasó revista en Telaim, doscientos mil de a pie, y diez mil
hombres de Judá.
(1S 15:5) Y viniendo Saúl a la ciudad de Amalec, puso
emboscada en el valle.
(1S 15:6) Y dijo Saúl a los
ceneos: váyanse, apártense y salgan de entre los de Amalec, para que no les
destruya juntamente con ellos; porque ustedes mostraron misericordia a todos
los hijos de Israel, cuando subían de Egipto. Y se apartaron los ceneos de
entre los hijos de Amalec.
(1S 15:7) Y Saúl derrotó a los
amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, que está «al oriente de»*
Egipto.
(1S 15:8) Y tomó vivo a Agag
rey de Amalec, pero a todo el pueblo mató a filo de espada.
(1S 15:9) Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado
mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo
quisieron destruir; mas todo lo que era vil y despreciable destruyeron.
(1S 15:10) Y vino palabra de
Jehová a Samuel, diciendo:
(1S 15:11) Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha
vuelto de detrás de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel,
y clamó a Jehová toda aquella noche.
(1S 15:12) Madrugó luego Samuel
para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y fue dado aviso a Samuel, diciendo:
Saúl ha venido a Carmel, y he aquí se levantó un monumento, y dio la vuelta, y
pasó adelante y descendió a Gilgal.
(1S 15:13) Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra
de Jehová.
(1S 15:14) Samuel entonces dijo:
¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis
oídos?
(1S 15:15) Y Saúl respondió: De
Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las
vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos.
(1S 15:16) Entonces dijo Samuel
a Saúl: Déjame declararte lo que Jehová me ha dicho esta noche. Y él le
respondió: Di.
(1S 15:17) Y dijo Samuel:
Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus
de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel?
(1S 15:18) Y Jehová te envió en
misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta
que los acabes.
(1S 15:19) ¿Por qué, pues, no has oído
la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de
Jehová?
(1S 15:20) Y Saúl respondió a
Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová
me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas.
(1S 15:21) Mas el pueblo tomó
del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a
Jehová tu Dios en Gilgal.
(1S 15:22) Y Samuel dijo: ¿Se
complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a «las palabras de»*
Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar
atención que la grosura de los carneros.
(1S 15:23) Porque como pecado de adivinación
es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú
desechaste la palabra de Jehová, él también te
ha desechado para que no seas rey.
(1S 15:24) Entonces Saúl dijo a
Samuel: Yo he pecado; pues he quebrantado [despedazado]
el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz
de ellos. «Perdona,»* pues, ahora mi pecado,
(1S 15:25) y vuelve conmigo para que adore a Jehová.
(1S 15:26) Y Samuel respondió a
Saúl: No volveré contigo; porque desechaste la palabra de Jehová, y Jehová te
ha desechado para que no seas rey sobre Israel.
(1S 15:27) Y volviéndose Samuel
para irse, él se asió de la punta de su manto, y éste se rasgó.
(1S 15:28) Entonces Samuel le
dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo
tuyo mejor que tú.
(1S 15:29) Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá,
ni se arrepentirá, porque no es hombre para que
se arrepienta.
(1S 15:30) Y él dijo: Yo he
pecado; pero «te ruego»* que me honres
delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y vuelvas conmigo
para que adore a Jehová tu Dios.
(1S 15:31) Y volvió Samuel tras Saúl, y adoró Saúl a Jehová.
(1S 15:32) Después dijo Samuel:
Tráiganme a Agag rey de Amalec. Y Agag vino a él alegremente. Y dijo Agag:
Ciertamente ya pasó la amargura de la muerte.
(1S 15:33) Y Samuel dijo: Como
tu espada dejó a las mujeres sin hijos, así tu madre será sin hijo entre las
mujeres. Entonces Samuel cortó en pedazos a Agag delante de Jehová en Gilgal.
(1S 15:34) Se fue luego Samuel a Ramá, y Saúl subió a su casa en Gabaa de Saúl.
(1S 15:35) Y nunca después vio
Samuel a Saúl «en toda su vida;»* y Samuel lloraba
a Saúl; y Jehová se arrepentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel.
Samuel unge a David
(1S 16:1) Dijo Jehová a
Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no
reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de
Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey.
(1S 16:2) Y dijo Samuel: ¿Cómo
iré? Si Saúl lo supiera, me mataría. Jehová respondió: Toma contigo una becerra
de la vacada, y di: A ofrecer sacrificio a Jehová he venido.
(1S 16:3) Y llama a Isaí al
sacrificio, y yo te enseñaré lo que has de hacer; y me ungirás al que yo te
dijere.
(1S 16:4) Hizo, pues, Samuel
como le dijo Jehová; y luego que él llegó a Belén, los ancianos de la ciudad
salieron a recibirle con miedo, y dijeron: ¿Es pacífica tu venida?
(1S 16:5) El respondió: Sí,
vengo a ofrecer sacrificio a Jehová; santifíquense, y vengan conmigo al
sacrificio. Y santificando él a Isaí y a sus hijos, los llamó al sacrificio.
(1S 16:6) Y sucedió que cuando ellos vinieron, él vio a Eliab, y dijo: De cierto delante de Jehová está su ungido.
(1S 16:7) Y Jehová respondió a
Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo
desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo
que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.
(1S 16:8) Entonces llamó Isaí
a Abinadab, y lo hizo pasar delante de Samuel, el cual dijo: Tampoco a éste ha
escogido Jehová.
(1S 16:9) Hizo luego pasar Isaí a Sama. Y él dijo: Tampoco a
éste ha elegido Jehová.
(1S 16:10) E hizo pasar Isaí
siete hijos suyos delante de Samuel; pero Samuel dijo a Isaí: Jehová no ha
elegido a éstos.
(1S 16:11) Entonces dijo Samuel
a Isaí: ¿Son éstos todos tus hijos? Y él respondió: Queda aún el menor, que
apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos
sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí.
(1S 16:12) Envió, pues, por él, y le
hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces Jehová
dijo: Levántate y úngelo, porque éste es.
(1S 16:13) Y Samuel tomó el
cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en
adelante el Espíritu de Jehová vino
sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá.
David toca para Saúl
(1S 16:14) El Espíritu
de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un
espíritu malo de parte de Jehová.
(1S 16:15) Y los criados de Saúl le
dijeron: He aquí ahora, un espíritu
malo de parte de Dios te atormenta.
(1S 16:16) Diga, pues, nuestro
señor a tus esclavos [siervos, sirvientes] que están delante de ti,
que busquen a «alguno»* que sepa tocar el arpa, para que cuando esté sobre ti el espíritu
malo de parte de Dios, él toque con su mano, y tengas alivio.
(1S 16:17) Y Saúl respondió a
sus criados: Búsquenme, pues, ahora «alguno»* que toque bien, y tráiganmelo.
(1S 16:18) Entonces uno de los criados respondió diciendo: He aquí yo he visto a un hijo de Isaí de
Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso y hombre de guerra, prudente en
sus palabras, y hermoso, y Jehová está con él.
(1S 16:19) Y Saúl envió
mensajeros a Isaí, diciendo: Envíame a David tu hijo, el que está con las
ovejas.
(1S 16:20) Y tomó Isaí un asno
cargado de pan, una vasija de vino y un cabrito, y lo envió a Saúl «por medio de»*
David su hijo.
(1S 16:21) Y viniendo David a Saúl, estuvo delante de él; y él
le amó mucho, y le hizo su paje de armas.
(1S 16:22) Y Saúl envió a decir
a Isaí: «Yo te ruego»* que esté David
conmigo, pues ha hallado gracia en mis ojos.
(1S 16:23) Y cuando el espíritu
malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David
tomaba el arpa y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él.
David mata a Goliat
(1S 17:1) Los filisteos juntaron
sus ejércitos para la guerra, y se congregaron en Soco, que es de Judá, y
acamparon entre Soco y Azeca, en Efesdamim.
(1S 17:2) También Saúl y los hombres de Israel se juntaron, y acamparon en el valle de Ela, y se pusieron en
orden de batalla contra los filisteos.
(1S 17:3) Y los filisteos estaban sobre un monte «a un lado,»* e
Israel estaba sobre otro monte «al otro
lado,»* y el valle entre ellos.
(1S 17:4) Salió entonces del
campamento de los filisteos «un
paladín,»* el cual se llamaba Goliat, de
Gat, y tenía de altura seis codos y un palmo.
(1S 17:5) Y traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla; y era el peso de
la cota cinco mil siclos de bronce.
(1S 17:6) Sobre sus piernas traía grebas de bronce, y
jabalina de bronce entre sus hombros.
(1S 17:7) El asta de su lanza era como un rodillo de telar, y
tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro; e iba su escudero
delante de él.
(1S 17:8) Y se paró y dio
voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué se han puesto en
orden de batalla? ¿No soy yo el filisteo, y ustedes los esclavos [siervos,
sirvientes] de Saúl? Escojan de entre
ustedes un hombre que venga contra mí.
(1S 17:9) Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos sus [de ustedes] esclavos [siervos,
sirvientes]; y si yo pudiere más que
él, y lo venciere, ustedes serán nuestros esclavos [siervos,
sirvientes] y nos servirán.
(1S 17:10) Y añadió el
filisteo: Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; denme un hombre que
pelee conmigo.
(1S 17:11) Oyendo Saúl y todo
Israel estas palabras del filisteo, se turbaron [atormentaron, agobiaron, alteraron] y tuvieron gran miedo.
(1S 17:12) Y David era hijo de aquel hombre efrateo de Belén
de Judá, cuyo nombre era Isaí, el cual tenía ocho hijos; y en el tiempo de Saúl este hombre era viejo y «de gran edad
entre los hombres.»
(1S 17:13) Y los tres hijos mayores de Isaí habían ido para seguir a Saúl a la guerra. Y los nombres de sus
tres hijos que habían ido a la guerra eran: Eliab el primogénito, el segundo Abinadab, y el tercero Sama;
(1S 17:14) y David era el
menor. Siguieron, pues, los tres mayores a Saúl.
(1S 17:15) Pero David había ido y vuelto, dejando a Saúl, para
apacentar las ovejas de su padre en Belén.
(1S 17:16) Venía, pues, aquel
filisteo por la mañana y por la tarde, y así lo hizo durante cuarenta días.
(1S 17:17) Y dijo Isaí a David
su hijo: Toma ahora para tus hermanos un efa de este grano tostado, y estos
diez panes, y llévalo pronto al campamento a tus hermanos.
(1S 17:18) Y estos diez quesos de leche los llevarás al jefe
de los mil; y «mira si tus hermanos están
buenos,»* y toma
prendas de ellos.
(1S 17:19) Y Saúl y ellos y
todos los de Israel estaban en el valle de Ela, peleando contra los filisteos.
(1S 17:20) Se levantó, pues, David de mañana, y dejando las
ovejas al cuidado de un guarda, se fue con su
carga como Isaí le había mandado; y llegó al campamento cuando el ejército
salía en orden de batalla, y daba el grito de combate.
(1S 17:21) Y se pusieron en orden de batalla Israel y los
filisteos, ejército frente a ejército.
(1S 17:22) Entonces David dejó
su carga en mano del que guardaba el bagaje, y corrió al ejército; y cuando
llegó, preguntó por sus hermanos, «si
estaban bien.»
(1S 17:23) Mientras él hablaba
con ellos, he aquí que aquel paladín que se ponía en medio de los dos
campamentos, que se llamaba Goliat, el filisteo de Gat, salió de entre las
filas de los filisteos y habló las mismas palabras, y las oyó David.
(1S 17:24) Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran
temor.
(1S 17:25) Y «cada uno»* de los de Israel decía:
¿No han visto aquel hombre que ha salido? El se adelanta para provocar a
Israel. Al que le venciere, el rey le enriquecerá con grandes riquezas, y le
dará su hija, y eximirá de tributos a la casa de su padre en Israel.
(1S 17:26) Entonces habló David
a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que venciere a
este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este filisteo
incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?
(1S 17:27) Y el pueblo le respondió
las mismas palabras, diciendo: Así se hará al hombre que le venciere.
(1S 17:28) Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con
aquellos hombres, se encendió en ira contra
David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas
pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido.
(1S 17:29) David respondió:
¿Qué he hecho yo ahora? ¿No es esto mero hablar?
(1S 17:30) Y apartándose de él
hacia otros, preguntó de igual manera; y le dio el pueblo la misma respuesta de
antes.
(1S 17:31) Fueron oídas las
palabras que David había dicho, y las refirieron delante de Saúl; y él lo hizo
venir.
(1S 17:32) Y dijo David a Saúl:
No desmaye el corazón de «ninguno»* a
causa de él; tu esclavo [siervo, sirviente]
irá y peleará contra este filisteo.
(1S 17:33) Dijo Saúl a David:
No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres
muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud.
(1S 17:34) David respondió a
Saúl: Tu esclavo [siervo, sirviente]
era pastor de las ovejas de su padre; y cuando
venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada,
(1S 17:35) salía yo tras él, y
lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba
mano de la quijada, y lo hería y lo mataba.
(1S 17:36) Fuese león, fuese oso, tu esclavo [siervo, sirviente] lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos,
porque ha provocado al ejército del Dios viviente.
(1S 17:37) Añadió David:
Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él
también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y
Jehová esté contigo.
(1S 17:38) Y Saúl vistió a
David con sus ropas, y puso sobre su cabeza un casco de bronce, y le armó de
coraza.
(1S 17:39) Y ciñó David su
espada sobre sus vestidos, y probó a andar, porque nunca había hecho la prueba.
Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo practiqué. Y
David echó de sí aquellas cosas.
(1S 17:40) Y tomó su cayado en
su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco
pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el
filisteo.
(1S 17:41) Y el filisteo venía
andando y acercándose a David, y su escudero delante de él.
(1S 17:42) Y cuando el filisteo miró
y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso
parecer.
(1S 17:43) Y dijo el filisteo a
David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus
dioses.
(1S 17:44) Dijo luego el
filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las
bestias del campo.
(1S 17:45) Entonces dijo David
al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en
el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a
quien tú has provocado.
(1S 17:46) Jehová te entregará
hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos
de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la
tierra sabrá que hay Dios en Israel.
(1S 17:47) Y sabrá toda esta
congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la
batalla, y él los entregará en nuestras manos.
(1S 17:48) Y sucedió que cuando
el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se
dio prisa, y corrió a la línea de batalla contra el filisteo.
(1S 17:49) Y metiendo David su
mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al
filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su
rostro en tierra.
(1S 17:50) Así venció David al
filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David
espada en su mano.
(1S 17:51) Entonces corrió
David y se puso sobre el filisteo; y tomando la espada de él y sacándola de su
vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Y cuando los filisteos
vieron a su paladín muerto, huyeron.
(1S 17:52) Levantándose luego los de Israel y los de Judá,
gritaron, y siguieron a los filisteos hasta
llegar al valle, y hasta las puertas de Ecrón. Y cayeron los heridos de los
filisteos por el camino de Saaraim hasta Gat y Ecrón.
(1S 17:53) Y volvieron los hijos de Israel de seguir tras los
filisteos, y saquearon su campamento.
(1S 17:54) Y David tomó la
cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén, pero las armas de él las puso en su
tienda.
(1S 17:55) Y cuando Saúl vio a David que salía a encontrarse
con el filisteo, dijo a Abner general del
ejército: Abner, ¿de quién es hijo ese joven? Y Abner respondió:
(1S 17:56) Vive tu alma, oh rey, que no lo sé. Y el rey dijo:
Pregunta de quién es hijo ese joven.
(1S 17:57) Y cuando David volvía de matar al filisteo, Abner
lo tomó y lo llevó delante de Saúl, teniendo
David la cabeza del filisteo en su mano.
(1S 17:58) Y le dijo Saúl:
Muchacho, ¿de quién eres hijo? Y David respondió: Yo soy hijo de tu esclavo [siervo, sirviente] Isaí de Belén.
Pacto de Jonatán y David
(1S 18:1) Sucedió que cuando
él hubo acabado de hablar con Saúl, el alma
de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo.
(1S 18:2) Y Saúl le tomó aquel
día, y no le dejó volver a casa de su padre.
(1S 18:3) E hicieron pacto [alianza, convenio,
acuerdo] Jonatán y David, porque él le amaba como a sí mismo.
(1S 18:4) Y Jonatán se quitó
el manto que llevaba, y se lo dio a David, y otras ropas suyas, hasta su
espada, su arco y su talabarte.
(1S 18:5) Y salía David a
dondequiera que Saúl le enviaba, y se portaba prudentemente. Y lo puso Saúl
sobre gente de guerra, y era acepto a los ojos de todo el pueblo, y a los ojos
de los esclavos [siervos, sirvientes] de Saúl.
Saúl tiene celos de David
(1S 18:6) Sucedió que cuando volvían ellos, cuando David
volvió de matar al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de
Israel cantando y danzando, para recibir al rey Saúl, con panderos, con
cánticos de alegría y con instrumentos de música.
(1S 18:7) Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían: Saúl hirió a sus miles, Y David a sus diez miles.
(1S 18:8) Y se enojó Saúl
enteramente [en gran manera, grandemente],
y le desagradó este dicho, y dijo: A David
dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino.
(1S 18:9) Y desde aquel día
Saúl no miró con buenos ojos a David.
(1S 18:10) Sucedió al otro día, que un espíritu malo de parte de Dios tomó a Saúl, y él desvariaba en
medio de la casa. David tocaba con su mano como «los
otros días;»*
y tenía Saúl la lanza en la mano.
(1S 18:11) Y arrojó Saúl la lanza, diciendo: Enclavaré a David a la pared. Pero David lo evadió
dos veces.
(1S 18:12) Mas Saúl estaba temeroso
de David, por cuanto Jehová estaba con él, y se había apartado de Saúl;
(1S 18:13) por lo cual Saúl lo alejó de sí, y le hizo jefe de
mil; y salía y entraba delante del pueblo.
(1S 18:14) Y David se conducía
prudentemente en todos sus asuntos, y Jehová estaba con él.
(1S 18:15) Y viendo Saúl que se
portaba tan prudentemente, tenía temor de él.
(1S 18:16) Mas todo Israel y Judá amaba a David, porque él salía y entraba delante de ellos.
(1S 18:17) Entonces dijo Saúl a
David: He aquí, yo te daré Merab mi hija mayor por mujer, con tal que me seas «hombre valiente,»*
y pelees las batallas de Jehová. Mas Saúl decía:
No será mi mano contra él, sino que será contra él la mano de los filisteos.
(1S 18:18) Pero David respondió
a Saúl: ¿Quién soy yo, o qué es mi vida, o la familia de mi padre en Israel,
para que yo sea yerno del rey?
(1S 18:19) Y llegado el tiempo en que Merab hija de Saúl se había de
dar a David, fue dada por mujer a Adriel meholatita.
(1S 18:20) Pero Mical la otra hija de Saúl amaba a David; y fue dicho a Saúl, y le pareció bien a sus
ojos.
(1S 18:21) Y Saúl dijo: Yo se
la daré, para que le sea por lazo, y para que la mano de los filisteos sea
contra él. Dijo, pues, Saúl a David por segunda vez: Tú serás mi yerno hoy.
(1S 18:22) Y mandó Saúl a sus esclavos [siervos,
sirvientes]: Hablen en secreto a
David, diciéndole: He aquí el rey te ama, y todos sus esclavos [siervos,
sirvientes] te quieren bien; sé,
pues, yerno del rey.
(1S 18:23) Los criados de Saúl hablaron estas palabras a los
oídos de David. Y David dijo: ¿ les parece a
ustedes que es poco ser yerno del rey, siendo yo un hombre pobre y de ninguna
estima?
(1S 18:24) Y los criados de Saúl le dieron la respuesta, diciendo: Tales palabras ha dicho David.
(1S 18:25) Y Saúl dijo: Digan
así a David: El rey no desea la dote, sino cien prepucios de filisteos, para
que sea tomada venganza de los enemigos del rey. Pero Saúl pensaba hacer caer a
David en manos de los filisteos.
(1S 18:26) Cuando sus esclavos [siervos,
sirvientes] declararon a David estas
palabras, pareció bien la cosa a los ojos de David, para ser yerno del rey. Y «antes que el plazo se cumpliese,»*
(1S 18:27) se levantó David y se fue
con su gente, y mató a doscientos hombres de los filisteos; y trajo David los
prepucios de ellos y los entregó todos al rey, a fin de hacerse yerno del rey.
Y Saúl le dio su hija Mical por mujer.
(1S 18:28) Pero Saúl, viendo y
considerando que Jehová estaba con David, y que su hija Mical lo amaba,
(1S 18:29) tuvo más temor de David; y fue Saúl enemigo de David todos los días.
(1S 18:30) Y salieron a campaña
los príncipes de los filisteos; y cada vez que salían, David tenía más éxito
que todos los esclavos [siervos, sirvientes] de Saúl, por lo cual se
hizo de mucha estima su nombre.
Saúl procura matar a David
(1S 19:1) Habló Saúl a Jonatán
su hijo, y a todos sus esclavos [siervos, sirvientes], para que matasen a
David; pero Jonatán hijo de Saúl amaba a David
enteramente [en gran manera, grandemente],
(1S 19:2) y dio aviso a David, diciendo: Saúl mi padre
procura matarte; por tanto cuídate hasta la mañana, y estate en lugar oculto y escóndete.
(1S 19:3) Y yo saldré y estaré
«junto a»*
mi padre en el campo donde estés; y hablaré de
ti a mi padre, y te haré saber lo que haya.
(1S 19:4) Y Jonatán habló bien
de David a Saúl su padre, y le dijo: No peque el rey contra su esclavo [siervo, sirviente] David, porque ninguna cosa
ha cometido contra ti, y porque sus obras han
sido muy buenas para contigo;
(1S 19:5) pues él tomó su vida en su mano, y mató al filisteo, y Jehová dio gran salvación a todo Israel. Tú lo viste, y te
alegraste; ¿por qué, pues, pecarás contra la sangre
inocente, matando a David sin causa?
(1S 19:6) Y escuchó Saúl la
voz de Jonatán, y juró Saúl: Vive Jehová, que no morirá.
(1S 19:7) Y llamó Jonatán a
David, y le declaró todas estas palabras; y él mismo trajo a David a Saúl, y
estuvo delante de él «como antes.»
(1S 19:8) Después hubo de nuevo
guerra; y salió David y peleó contra los filisteos, y los hirió con gran
estrago, y huyeron delante de él.
(1S 19:9) Y el espíritu
malo de parte de Jehová vino sobre Saúl; y
estando sentado en su casa tenía una lanza a mano, mientras David estaba
tocando.
(1S 19:10) Y Saúl procuró
enclavar a David con la lanza a la pared, pero él se apartó de la presencia [de delante] de Saúl, el cual hirió con la lanza en la pared; y David huyó, y escapó
aquella noche.
(1S 19:11) Saúl envió luego
mensajeros a casa de David para que lo vigilasen, y lo matasen a la mañana. Mas
Mical su mujer avisó a David, diciendo: Si no salvas tu vida esta noche, mañana
serás muerto.
(1S 19:12) Y descolgó Mical a
David por una ventana; y él se fue y huyó, y escapó.
(1S 19:13) Tomó luego Mical una
estatua, y la puso sobre la cama, y le acomodó por cabecera una almohada de
pelo de cabra y la cubrió con la ropa.
(1S 19:14) Y cuando Saúl envió
mensajeros para prender a David, ella respondió: Está enfermo.
(1S 19:15) Volvió Saúl a enviar mensajeros para que viesen a
David, diciendo: Tráiganmelo en la cama para que lo mate.
(1S 19:16) Y cuando los mensajeros entraron, he aquí la
estatua estaba en la cama, y una almohada de pelo de cabra a su cabecera.
(1S 19:17) Entonces Saúl dijo a
Mical: ¿Por qué me has engañado así, y has dejado escapar a mi enemigo? Y Mical
respondió a Saúl: Porque él me dijo: Déjame ir; si no, yo te mataré.
(1S 19:18) Huyó, pues, David, y
escapó, y vino a Samuel en Ramá, y le dijo todo lo que Saúl había hecho con él.
Y él y Samuel se fueron y moraron en Naiot.
(1S 19:19) Y fue dado aviso a
Saúl, diciendo: He aquí que David está en Naiot en Ramá.
(1S 19:20) Entonces Saúl envió
mensajeros para que trajeran a David, los cuales vieron una compañía de profetas que profetizaban, y a Samuel que
estaba allí y los presidía. Y vino el Espíritu
de Dios sobre los mensajeros de Saúl, y ellos también profetizaron.
(1S 19:21) Cuando lo supo Saúl,
envió otros mensajeros, los cuales también profetizaron. Y Saúl volvió a enviar
mensajeros por tercera vez, y ellos también profetizaron.
(1S 19:22) Entonces él mismo
fue a Ramá; y llegando al gran pozo que está en Secú, preguntó diciendo: ¿Dónde
están Samuel y David? Y uno respondió: He aquí están en Naiot en Ramá.
(1S 19:23) Y fue a Naiot en Ramá; y también vino sobre él el Espíritu
de Dios, y siguió andando y profetizando hasta que llegó a Naiot en Ramá.
(1S 19:24) Y él también se despojó
de sus vestidos, y profetizó igualmente delante de Samuel, y estuvo desnudo todo aquel día y toda aquella noche. De aquí se dijo:
¿También Saúl entre los profetas?