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RVI: 1ª SAMUEL 12 - 19

Referencias para la lectura:

-       Texto actualizado al español latino.
-       Ubicación visual de vocablos claves resaltados en colores.
-       Sinónimos de palabras claves entre corchetes [color bordó]
-       Texto entre comillas y asterisco «expresión»* refiere a una frase en español equivalente a la frase hebrea de dicho texto.
-       Subtitulado tradicional actualizado

Algunos vocablos han retenido su valor de traducción original del hebreo.
Para complementar su lectura considere el uso de un diccionario Hebreo – Español para el AT, y un diccionario Griego – Español para el NT.


Para un estudio exhaustivo, recomendamos utilizar RVIC Reina Valera Independiente Codificada con diccionarios léxicos para una ampliación de significados y conceptos.

Discurso de Samuel al pueblo
(1S 12:1) Dijo Samuel a todo Israel: He aquí, yo he oído su [de ustedes] voz en todo cuanto me han dicho, y les he puesto rey.

(1S 12:2) Ahora, pues, he aquí su [de ustedes] rey va delante de ustedes. Yo soy ya viejo y lleno de canas; pero mis hijos están con ustedes, y yo he andado delante de ustedes desde mi juventud hasta este día.

(1S 12:3) Aquí estoy; atestigüen contra mí delante de Jehová y delante de su ungido, si he tomado el buey de alguno, si he tomado el asno de alguno, si he calumniado a alguien, si he agraviado a alguno, o si de alguien he tomado cohecho para cegar mis ojos con él; y se lo restituiré.

(1S 12:4) Entonces dijeron: Nunca nos has calumniado ni agraviado, ni has tomado algo de mano de ningún hombre.

(1S 12:5) Y él les dijo: Jehová es testigo contra ustedes, y su ungido también es testigo en este día, que no han hallado cosa alguna en mi mano. Y ellos respondieron: Así es.

(1S 12:6) Entonces Samuel dijo al pueblo: Jehová que designó a Moisés y a Aarón, y sacó a sus [de ustedes] padres de la tierra de Egipto, es testigo.

(1S 12:7) Ahora, pues, aguarden, y contenderé con ustedes delante de Jehová acerca de todos los hechos de salvación que Jehová ha hecho con ustedes y con sus [de ustedes] padres.

(1S 12:8) Cuando Jacob hubo entrado en Egipto, y sus [de ustedes] padres clamaron a Jehová, Jehová envió a Moisés y a Aarón, los cuales sacaron a sus [de ustedes] padres de Egipto, y los hicieron habitar en este lugar.

(1S 12:9) Y olvidaron a Jehová su Dios, y él los vendió en mano de Sísara jefe del ejército de Hazor, y en mano de los filisteos, y en mano del rey de Moab, los cuales les hicieron guerra.

(1S 12:10) Y ellos clamaron a Jehová, y dijeron: Hemos pecado, porque hemos dejado a Jehová y hemos servido a los baales y a Astarot; líbranos, pues, ahora de mano de nuestros enemigos, y te serviremos.

(1S 12:11) Entonces Jehová envió a Jerobaal, a Barac, a Jefté y a Samuel, y les libró de mano de sus [de ustedes] enemigos en derredor, y habitaron seguros.

(1S 12:12) Y habiendo visto que Nahas rey de los hijos de Amón venía contra ustedes, me dijeron: No, sino que ha de reinar sobre nosotros un rey; siendo así que Jehová su [de ustedes] Dios era su [de ustedes] rey.

(1S 12:13) Ahora, pues, he aquí el rey que han elegido, el cual pidieron; ya ven que Jehová ha puesto rey sobre ustedes.

(1S 12:14) Si temieren a Jehová y le sirvieren, y oyeren su voz, y no fueren rebeldes a «la palabra de»* Jehová, y si tanto ustedes como el rey que reina sobre ustedes sirven a Jehová su [de ustedes] Dios, harán bien.

(1S 12:15) Mas si no oyeren la voz de Jehová, y si fueren rebeldes a «las palabras de»* Jehová, la mano de Jehová estará contra ustedes como estuvo contra sus [de ustedes] padres.

(1S 12:16) Esperen aún ahora, y vean esta gran cosa que Jehová hará delante de sus [de ustedes] ojos.

(1S 12:17) ¿No es ahora la siega del trigo? Yo clamaré a Jehová, y él dará truenos y lluvias, para que conozcan y vean que es grande su [de ustedes] maldad que han hecho ante los ojos de Jehová, pidiendo para ustedes rey.

(1S 12:18) Y Samuel clamó a Jehová, y Jehová dio truenos y lluvias en aquel día; y todo el pueblo tuvo gran temor de Jehová y de Samuel.

(1S 12:19) Entonces dijo todo el pueblo a Samuel: Ruega por tus esclavos [siervos, sirvientes] a Jehová tu Dios, para que no muramos; porque a todos nuestros pecados hemos añadido este mal de pedir rey para nosotros.

(1S 12:20) Y Samuel respondió al pueblo: No teman; ustedes han hecho todo este mal; pero con todo eso no se aparten de detrás de Jehová, sino sírvanle con todo su [de ustedes] corazón.

(1S 12:21) No se aparten detrás de vanidades que no aprovechan ni libran, porque son vanidades.

(1S 12:22) Pues Jehová no desamparará a su pueblo, por su grande nombre; porque Jehová ha querido hacerles pueblo suyo.

(1S 12:23) Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por ustedes; antes les instruiré en el camino bueno y recto.

(1S 12:24) Solamente teman a Jehová y sírvanle de verdad con todo su [de ustedes] corazón, pues consideren cuán grandes cosas ha hecho por ustedes.

(1S 12:25) Mas si perseveraren en hacer mal, ustedes y su [de ustedes] rey perecerán.

Guerra contra los filisteos
(1S 13:1) Había ya reinado Saúl un año; y cuando hubo reinado dos años sobre Israel,

(1S 13:2) escogió luego a tres mil hombres de Israel, de los cuales estaban con Saúl dos mil en Micmas y en el monte de Betel, y mil estaban con Jonatán en Gabaa de Benjamín; y envió al resto del pueblo «cada uno»* a sus tiendas.

(1S 13:3) Y Jonatán atacó a la guarnición de los filisteos que había en el collado, y lo oyeron los filisteos. E hizo Saúl tocar trompeta por todo el país, diciendo: Oigan los hebreos.

(1S 13:4) Y todo Israel oyó que se decía: Saúl ha atacado a la guarnición de los filisteos; y también que Israel se había hecho abominable a los filisteos. Y se juntó el pueblo en pos de Saúl en Gilgal.

(1S 13:5) Entonces los filisteos se juntaron para pelear contra Israel, treinta mil carros, seis mil hombres de a caballo, y pueblo numeroso como la arena que está a la orilla del mar; y subieron y acamparon en Micmas, al oriente de Bet-avén.

(1S 13:6) Cuando los hombres de Israel vieron que estaban en estrecho (porque el pueblo estaba en aprieto), se escondieron en cuevas, en fosos, en peñascos, en rocas y en cisternas.

(1S 13:7) Y algunos de los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad; pero Saúl permanecía aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando.

(1S 13:8) Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba.

(1S 13:9) Entonces dijo Saúl: Tráiganme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto.

(1S 13:10) Y cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl salió a recibirle, para saludarle.

(1S 13:11) Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me desertaba, y que tú no venías «dentro del plazo señalado,»* y que los filisteos estaban reunidos en Micmas,

(1S 13:12) me dije: Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado «el favor de»* Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto.

(1S 13:13) Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre.

(1S 13:14) Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó.

(1S 13:15) Y levantándose Samuel, subió de Gilgal a Gabaa de Benjamín. Y Saúl contó la gente que se hallaba con él, como seiscientos hombres.

(1S 13:16) Saúl, pues, y Jonatán su hijo, y el pueblo que con ellos se hallaba, se quedaron en Gabaa de Benjamín; pero los filisteos habían acampado en Micmas.

(1S 13:17) Y salieron merodeadores del campamento de los filisteos en tres escuadrones; un escuadrón marchaba por el camino de Ofra hacia la tierra de Sual,

(1S 13:18) otro escuadrón marchaba hacia Bethorón, y el tercer escuadrón marchaba hacia la región que mira al valle de Zeboim, hacia el desierto.

(1S 13:19) Y en toda la tierra de Israel no se hallaba herrero; porque los filisteos habían dicho: Para que los hebreos no hagan espada o lanza.

(1S 13:20) Por lo cual todos los de Israel tenían que descender a los filisteos para afilar «cada uno»* la reja de su arado, su azadón, su hacha o su hoz.

(1S 13:21) Y el precio era un pim por las rejas de arado y por los azadones, y la tercera parte de un siclo por afilar las hachas y por componer las aguijadas.

(1S 13:22) Así sucedió que en el día de la batalla no se halló espada ni lanza en mano de ninguno del pueblo que estaba con Saúl y con Jonatán, excepto Saúl y Jonatán su hijo, que las tenían.

(1S 13:23) Y la guarnición de los filisteos avanzó hasta el paso de Micmas.

(1S 14:1) Sucedió un día, que Jonatán hijo de Saúl dijo a su criado que le traía las armas: Ven y pasemos a la guarnición de los filisteos, que está de aquel lado. Y no lo hizo saber a su padre.

(1S 14:2) Y Saúl se hallaba al extremo de Gabaa, debajo de un granado que hay en Migrón, y la gente que estaba con él era como seiscientos hombres.

(1S 14:3) Y Ahías hijo de Ahitob, hermano de Icabod, hijo de Finees, hijo de Elí, sacerdote de Jehová en Silo, llevaba el efod; y no sabía el pueblo que Jonatán se hubiese ido.

(1S 14:4) Y entre los desfiladeros por donde Jonatán procuraba pasar a la guarnición de los filisteos, había un peñasco «agudo de un lado, y otro del otro lado;»* el uno se llamaba Boses, y el otro Sene.

(1S 14:5) Uno de los peñascos estaba situado al norte, hacia Micmas, y el otro al sur, hacia Gabaa.

(1S 14:6) Dijo, pues, Jonatán a su paje de armas: Ven, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá haga algo Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos.

(1S 14:7) Y su paje de armas le respondió: Haz todo lo que tienes en tu corazón; ve, pues aquí estoy contigo a tu voluntad.

(1S 14:8) Dijo entonces Jonatán: Vamos a pasar a esos hombres, y nos mostraremos a ellos.

(1S 14:9) Si nos dijeren así: Esperen hasta que lleguemos a ustedes, entonces nos estaremos en nuestro lugar, y no subiremos a ellos.

(1S 14:10) Mas si nos dijeren así: Suban a nosotros, entonces subiremos, porque Jehová los ha entregado en nuestra mano; y esto nos será por señal.

(1S 14:11) Se mostraron, pues, ambos a la guarnición de los filisteos, y los filisteos dijeron: He aquí los hebreos, que salen de las cavernas donde se habían escondido.

(1S 14:12) Y los hombres de la guarnición respondieron a Jonatán y a su paje de armas, y dijeron: Suban a nosotros, y les haremos saber una cosa. Entonces Jonatán dijo a su paje de armas: Sube tras mí, porque Jehová los ha entregado en manos de Israel.

(1S 14:13) Y subió Jonatán trepando con sus manos y sus pies, y tras él su paje de armas; y a los que caían delante de Jonatán, su paje de armas que iba tras él los mataba.

(1S 14:14) Y fue esta primera matanza que hicieron Jonatán y su paje de armas, como veinte hombres, en el espacio de una media yugada de tierra.

(1S 14:15) Y hubo pánico en el campamento y por el campo, y entre toda la gente de la guarnición; y los que habían ido a merodear, también ellos tuvieron pánico, y la tierra tembló; hubo, pues, «gran consternación

(1S 14:16) Y los centinelas de Saúl vieron desde Gabaa de Benjamín cómo la multitud estaba turbada [atormentada, agobiada, alterada], e «iba de un lado a otro»* y era deshecha.

(1S 14:17) Entonces Saúl dijo al pueblo que estaba con él: Pasen ahora revista, y observen quién se haya ido de los nuestros. Pasaron revista, y he aquí que faltaba Jonatán y su paje de armas.

(1S 14:18) Y Saúl dijo a Ahías: Trae el arca de Dios. Porque el arca de Dios estaba entonces con los hijos de Israel.

(1S 14:19) Pero sucedió que mientras aún hablaba Saúl con el sacerdote, el alboroto que había en el campamento de los filisteos aumentaba, e iba creciendo enteramente [en gran manera, grandemente]. Entonces dijo Saúl al sacerdote: Detén tu mano.

(1S 14:20) Y juntando Saúl a todo el pueblo que con él estaba, llegaron hasta el lugar de la batalla; y he aquí que la espada de «cada uno»* estaba vuelta contra su compañero, y había gran confusión.

(1S 14:21) Y los hebreos que habían estado con los filisteos «de tiempo atrás,»* y habían venido con ellos de los alrededores al campamento, se pusieron también del lado de los israelitas que estaban con Saúl y con Jonatán.

(1S 14:22) Asimismo todos los israelitas que se habían escondido en el monte de Efraín, oyendo que los filisteos huían, también ellos los persiguieron en aquella batalla.

(1S 14:23) Así salvó Jehová a Israel aquel día. Y llegó la batalla hasta Betavén.

(1S 14:24) Pero los hombres de Israel fueron puestos en apuro aquel día; porque Saúl había juramentado al pueblo, diciendo: «Cualquiera»* que coma pan antes de caer la noche, antes que haya tomado venganza de mis enemigos, sea maldito. Y todo el pueblo no había probado pan.

(1S 14:25) Y todo el pueblo llegó a un bosque, donde había miel en la superficie del campo.

(1S 14:26) Entró, pues, el pueblo en el bosque, y he aquí que la miel corría; pero no hubo quien hiciera llegar su mano a su boca, porque el pueblo temía el juramento.

(1S 14:27) Pero Jonatán no había oído cuando su padre había juramentado al pueblo, y alargó la punta de una vara que traía en su mano, y la mojó en un panal de miel, y llevó su mano a la boca; y fueron aclarados sus ojos.

(1S 14:28) Entonces habló «uno»* del pueblo, diciendo: Tu padre ha hecho jurar solemnemente al pueblo, diciendo: Maldito sea el hombre que tome hoy alimento. Y el pueblo desfallecía.

(1S 14:29) Respondió Jonatán: Mi padre ha turbado [atormentado, agobiado, alterado] el país. Observen ahora cómo han sido aclarados mis ojos, por haber gustado un poco de esta miel.

(1S 14:30) ¿Cuánto más si el pueblo hubiera comido libremente hoy del botín tomado de sus enemigos? ¿No se habría hecho ahora mayor estrago entre los filisteos?

(1S 14:31) E hirieron aquel día a los filisteos desde Micmas hasta Ajalón; pero el pueblo estaba muy cansado.

(1S 14:32) Y se lanzó el pueblo sobre el botín, y tomaron ovejas y vacas y becerros, y los degollaron en el suelo; y el pueblo los comió con sangre.

(1S 14:33) Y le dieron aviso a Saúl, diciendo: El pueblo peca contra Jehová, comiendo la carne con la sangre. Y él dijo: Ustedes han prevaricado; gírenme ahora acá una piedra grande.

(1S 14:34) Además dijo Saúl: Espárzanse por el pueblo, y díganles que me traigan «cada uno»* su vaca, y «cada cual»* su oveja, para degollarlas aquí, y coman; y no pequen contra Jehová comiendo la carne con la sangre. Y trajo todo el pueblo «cada cual»* por su mano su vaca aquella noche, y las degollaron allí.

(1S 14:35) Y edificó Saúl altar a Jehová; este altar fue el primero que edificó a Jehová.

(1S 14:36) Y dijo Saúl: Descendamos de noche contra los filisteos, y los saquearemos hasta la mañana, y no dejaremos de ellos «ninguno.»* Y ellos dijeron: Haz lo que bien te pareciere. Dijo luego el sacerdote: Acerquémonos aquí a Dios.

(1S 14:37) Y Saúl consultó a Dios: ¿Descenderé tras los filisteos? ¿Los entregarás en mano de Israel? Mas Jehová no le dio respuesta aquel día.

(1S 14:38) Entonces dijo Saúl: Vengan acá todos los principales del pueblo, y sepan y observen en qué ha consistido este pecado hoy;

(1S 14:39) porque vive Jehová que salva a Israel, que aunque fuere en Jonatán mi hijo, de seguro morirá. Y no hubo en todo el pueblo quien le respondiese.

(1S 14:40) Dijo luego a todo Israel: Ustedes estarán a un lado, y yo y Jonatán mi hijo estaremos al otro lado. Y el pueblo respondió a Saúl: Haz lo que bien te pareciere.

(1S 14:41) Entonces dijo Saúl a Jehová Dios de Israel: Da suerte perfecta. Y la suerte cayó sobre Jonatán y Saúl, y el pueblo salió libre.

(1S 14:42) Y Saúl dijo: Echen suertes entre mí y Jonatán mi hijo. Y la suerte cayó sobre Jonatán.

(1S 14:43) Entonces Saúl dijo a Jonatán: Declárame lo que has hecho. Y Jonatán se lo declaró y dijo: Ciertamente gusté un poco de miel con la punta de la vara que traía en mi mano; ¿y he de morir?

(1S 14:44) Y Saúl respondió: Así me haga Dios y aun me añada, que sin duda morirás, Jonatán.

(1S 14:45) Entonces el pueblo dijo a Saúl: ¿Ha de morir Jonatán, el que ha hecho esta grande salvación en Israel? No será así. Vive Jehová, que no ha de caer un cabello de su cabeza en tierra, pues que ha actuado hoy con Dios. Así el pueblo libró de morir a Jonatán.

(1S 14:46) Y Saúl dejó de seguir a los filisteos; y los filisteos se fueron a su lugar.

(1S 14:47) Después de haber tomado posesión del reinado de Israel, Saúl hizo guerra a todos sus enemigos en derredor: contra Moab, contra los hijos de Amón, contra Edom, contra los reyes de Soba, y contra los filisteos; y adondequiera que se volvía, era vencedor.

(1S 14:48) Y reunió un ejército y derrotó a Amalec, y libró a Israel de mano de los que lo saqueaban.

(1S 14:49) Y los hijos de Saúl fueron Jonatán, Isúi y Malquisúa. Y los nombres de sus dos hijas eran, el de la mayor, Merab, y el de la menor, Mical.

(1S 14:50) Y el nombre de la mujer de Saúl era Ahinoam, hija de Ahimaas. Y el nombre del general de su ejército era Abner, hijo de Ner tío de Saúl.

(1S 14:51) Porque Cis padre de Saúl, y Ner padre de Abner, fueron hijos de Abiel.

(1S 14:52) Y hubo guerra encarnizada contra los filisteos todo el tiempo de Saúl; y a todo el que Saúl veía que era hombre esforzado y «apto para combatir,»* lo juntaba consigo.

Saúl desobedece y es desechado
(1S 15:1) Después Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo Israel; ahora, pues, está atento a las palabras de Jehová.

(1S 15:2) Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto.

(1S 15:3) Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos.

(1S 15:4) Saúl, pues, convocó al pueblo y les pasó revista en Telaim, doscientos mil de a pie, y diez mil hombres de Judá.

(1S 15:5) Y viniendo Saúl a la ciudad de Amalec, puso emboscada en el valle.

(1S 15:6) Y dijo Saúl a los ceneos: váyanse, apártense y salgan de entre los de Amalec, para que no les destruya juntamente con ellos; porque ustedes mostraron misericordia a todos los hijos de Israel, cuando subían de Egipto. Y se apartaron los ceneos de entre los hijos de Amalec.

(1S 15:7) Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, que está «al oriente de»* Egipto.

(1S 15:8) Y tomó vivo a Agag rey de Amalec, pero a todo el pueblo mató a filo de espada.

(1S 15:9) Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y despreciable destruyeron.

(1S 15:10) Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo:

(1S 15:11) Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de detrás de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella noche.

(1S 15:12) Madrugó luego Samuel para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y fue dado aviso a Samuel, diciendo: Saúl ha venido a Carmel, y he aquí se levantó un monumento, y dio la vuelta, y pasó adelante y descendió a Gilgal.

(1S 15:13) Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová.

(1S 15:14) Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos?

(1S 15:15) Y Saúl respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos.

(1S 15:16) Entonces dijo Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que Jehová me ha dicho esta noche. Y él le respondió: Di.

(1S 15:17) Y dijo Samuel: Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel?

(1S 15:18) Y Jehová te envió en misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta que los acabes.

(1S 15:19) ¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová?

(1S 15:20) Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas.

(1S 15:21) Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal.

(1S 15:22) Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a «las palabras de»* Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.

(1S 15:23) Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.

(1S 15:24) Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; pues he quebrantado [despedazado] el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos. «Perdona,»* pues, ahora mi pecado,

(1S 15:25) y vuelve conmigo para que adore a Jehová.

(1S 15:26) Y Samuel respondió a Saúl: No volveré contigo; porque desechaste la palabra de Jehová, y Jehová te ha desechado para que no seas rey sobre Israel.

(1S 15:27) Y volviéndose Samuel para irse, él se asió de la punta de su manto, y éste se rasgó.

(1S 15:28) Entonces Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú.

(1S 15:29) Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta.

(1S 15:30) Y él dijo: Yo he pecado; pero «te ruego»* que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y vuelvas conmigo para que adore a Jehová tu Dios.

(1S 15:31) Y volvió Samuel tras Saúl, y adoró Saúl a Jehová.

(1S 15:32) Después dijo Samuel: Tráiganme a Agag rey de Amalec. Y Agag vino a él alegremente. Y dijo Agag: Ciertamente ya pasó la amargura de la muerte.

(1S 15:33) Y Samuel dijo: Como tu espada dejó a las mujeres sin hijos, así tu madre será sin hijo entre las mujeres. Entonces Samuel cortó en pedazos a Agag delante de Jehová en Gilgal.

(1S 15:34) Se fue luego Samuel a Ramá, y Saúl subió a su casa en Gabaa de Saúl.

(1S 15:35) Y nunca después vio Samuel a Saúl «en toda su vida;»* y Samuel lloraba a Saúl; y Jehová se arrepentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel.

Samuel unge a David
(1S 16:1) Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey.

(1S 16:2) Y dijo Samuel: ¿Cómo iré? Si Saúl lo supiera, me mataría. Jehová respondió: Toma contigo una becerra de la vacada, y di: A ofrecer sacrificio a Jehová he venido.

(1S 16:3) Y llama a Isaí al sacrificio, y yo te enseñaré lo que has de hacer; y me ungirás al que yo te dijere.

(1S 16:4) Hizo, pues, Samuel como le dijo Jehová; y luego que él llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron a recibirle con miedo, y dijeron: ¿Es pacífica tu venida?

(1S 16:5) El respondió: Sí, vengo a ofrecer sacrificio a Jehová; santifíquense, y vengan conmigo al sacrificio. Y santificando él a Isaí y a sus hijos, los llamó al sacrificio.

(1S 16:6) Y sucedió que cuando ellos vinieron, él vio a Eliab, y dijo: De cierto delante de Jehová está su ungido.

(1S 16:7) Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.

(1S 16:8) Entonces llamó Isaí a Abinadab, y lo hizo pasar delante de Samuel, el cual dijo: Tampoco a éste ha escogido Jehová.

(1S 16:9) Hizo luego pasar Isaí a Sama. Y él dijo: Tampoco a éste ha elegido Jehová.

(1S 16:10) E hizo pasar Isaí siete hijos suyos delante de Samuel; pero Samuel dijo a Isaí: Jehová no ha elegido a éstos.

(1S 16:11) Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son éstos todos tus hijos? Y él respondió: Queda aún el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí.

(1S 16:12) Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque éste es.

(1S 16:13) Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá.

David toca para Saúl
(1S 16:14) El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová.

(1S 16:15) Y los criados de Saúl le dijeron: He aquí ahora, un espíritu malo de parte de Dios te atormenta.

(1S 16:16) Diga, pues, nuestro señor a tus esclavos [siervos, sirvientes] que están delante de ti, que busquen a «alguno»* que sepa tocar el arpa, para que cuando esté sobre ti el espíritu malo de parte de Dios, él toque con su mano, y tengas alivio.

(1S 16:17) Y Saúl respondió a sus criados: Búsquenme, pues, ahora «alguno»* que toque bien, y tráiganmelo.

(1S 16:18) Entonces uno de los criados respondió diciendo: He aquí yo he visto a un hijo de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso y hombre de guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y Jehová está con él.

(1S 16:19) Y Saúl envió mensajeros a Isaí, diciendo: Envíame a David tu hijo, el que está con las ovejas.

(1S 16:20) Y tomó Isaí un asno cargado de pan, una vasija de vino y un cabrito, y lo envió a Saúl «por medio de»* David su hijo.

(1S 16:21) Y viniendo David a Saúl, estuvo delante de él; y él le amó mucho, y le hizo su paje de armas.

(1S 16:22) Y Saúl envió a decir a Isaí: «Yo te ruego»* que esté David conmigo, pues ha hallado gracia en mis ojos.

(1S 16:23) Y cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él.

David mata a Goliat
(1S 17:1) Los filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y se congregaron en Soco, que es de Judá, y acamparon entre Soco y Azeca, en Efesdamim.

(1S 17:2) También Saúl y los hombres de Israel se juntaron, y acamparon en el valle de Ela, y se pusieron en orden de batalla contra los filisteos.

(1S 17:3) Y los filisteos estaban sobre un monte «a un lado,»* e Israel estaba sobre otro monte «al otro lado,»* y el valle entre ellos.

(1S 17:4) Salió entonces del campamento de los filisteos «un paladín,»* el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía de altura seis codos y un palmo.

(1S 17:5) Y traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla; y era el peso de la cota cinco mil siclos de bronce.

(1S 17:6) Sobre sus piernas traía grebas de bronce, y jabalina de bronce entre sus hombros.

(1S 17:7) El asta de su lanza era como un rodillo de telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro; e iba su escudero delante de él.

(1S 17:8) Y se paró y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué se han puesto en orden de batalla? ¿No soy yo el filisteo, y ustedes los esclavos [siervos, sirvientes] de Saúl? Escojan de entre ustedes un hombre que venga contra mí.

(1S 17:9) Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos sus [de ustedes] esclavos [siervos, sirvientes]; y si yo pudiere más que él, y lo venciere, ustedes serán nuestros esclavos [siervos, sirvientes] y nos servirán.

(1S 17:10) Y añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; denme un hombre que pelee conmigo.

(1S 17:11) Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron [atormentaron, agobiaron, alteraron] y tuvieron gran miedo.

(1S 17:12) Y David era hijo de aquel hombre efrateo de Belén de Judá, cuyo nombre era Isaí, el cual tenía ocho hijos; y en el tiempo de Saúl este hombre era viejo y «de gran edad entre los hombres

(1S 17:13) Y los tres hijos mayores de Isaí habían ido para seguir a Saúl a la guerra. Y los nombres de sus tres hijos que habían ido a la guerra eran: Eliab el primogénito, el segundo Abinadab, y el tercero Sama;

(1S 17:14) y David era el menor. Siguieron, pues, los tres mayores a Saúl.

(1S 17:15) Pero David había ido y vuelto, dejando a Saúl, para apacentar las ovejas de su padre en Belén.

(1S 17:16) Venía, pues, aquel filisteo por la mañana y por la tarde, y así lo hizo durante cuarenta días.

(1S 17:17) Y dijo Isaí a David su hijo: Toma ahora para tus hermanos un efa de este grano tostado, y estos diez panes, y llévalo pronto al campamento a tus hermanos.

(1S 17:18) Y estos diez quesos de leche los llevarás al jefe de los mil; y «mira si tus hermanos están buenos,»* y toma prendas de ellos.

(1S 17:19) Y Saúl y ellos y todos los de Israel estaban en el valle de Ela, peleando contra los filisteos.

(1S 17:20) Se levantó, pues, David de mañana, y dejando las ovejas al cuidado de un guarda, se fue con su carga como Isaí le había mandado; y llegó al campamento cuando el ejército salía en orden de batalla, y daba el grito de combate.

(1S 17:21) Y se pusieron en orden de batalla Israel y los filisteos, ejército frente a ejército.

(1S 17:22) Entonces David dejó su carga en mano del que guardaba el bagaje, y corrió al ejército; y cuando llegó, preguntó por sus hermanos, «si estaban bien

(1S 17:23) Mientras él hablaba con ellos, he aquí que aquel paladín que se ponía en medio de los dos campamentos, que se llamaba Goliat, el filisteo de Gat, salió de entre las filas de los filisteos y habló las mismas palabras, y las oyó David.

(1S 17:24) Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran temor.

(1S 17:25) Y «cada uno»* de los de Israel decía: ¿No han visto aquel hombre que ha salido? El se adelanta para provocar a Israel. Al que le venciere, el rey le enriquecerá con grandes riquezas, y le dará su hija, y eximirá de tributos a la casa de su padre en Israel.

(1S 17:26) Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?

(1S 17:27) Y el pueblo le respondió las mismas palabras, diciendo: Así se hará al hombre que le venciere.

(1S 17:28) Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido.

(1S 17:29) David respondió: ¿Qué he hecho yo ahora? ¿No es esto mero hablar?

(1S 17:30) Y apartándose de él hacia otros, preguntó de igual manera; y le dio el pueblo la misma respuesta de antes.

(1S 17:31) Fueron oídas las palabras que David había dicho, y las refirieron delante de Saúl; y él lo hizo venir.

(1S 17:32) Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de «ninguno»* a causa de él; tu esclavo [siervo, sirviente] irá y peleará contra este filisteo.

(1S 17:33) Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud.

(1S 17:34) David respondió a Saúl: Tu esclavo [siervo, sirviente] era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada,

(1S 17:35) salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba.

(1S 17:36) Fuese león, fuese oso, tu esclavo [siervo, sirviente] lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente.

(1S 17:37) Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo.

(1S 17:38) Y Saúl vistió a David con sus ropas, y puso sobre su cabeza un casco de bronce, y le armó de coraza.

(1S 17:39) Y ciñó David su espada sobre sus vestidos, y probó a andar, porque nunca había hecho la prueba. Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo practiqué. Y David echó de sí aquellas cosas.

(1S 17:40) Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo.

(1S 17:41) Y el filisteo venía andando y acercándose a David, y su escudero delante de él.

(1S 17:42) Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer.

(1S 17:43) Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses.

(1S 17:44) Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.

(1S 17:45) Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.

(1S 17:46) Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.

(1S 17:47) Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él los entregará en nuestras manos.

(1S 17:48) Y sucedió que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa, y corrió a la línea de batalla contra el filisteo.

(1S 17:49) Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra.

(1S 17:50) Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano.

(1S 17:51) Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; y tomando la espada de él y sacándola de su vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Y cuando los filisteos vieron a su paladín muerto, huyeron.

(1S 17:52) Levantándose luego los de Israel y los de Judá, gritaron, y siguieron a los filisteos hasta llegar al valle, y hasta las puertas de Ecrón. Y cayeron los heridos de los filisteos por el camino de Saaraim hasta Gat y Ecrón.

(1S 17:53) Y volvieron los hijos de Israel de seguir tras los filisteos, y saquearon su campamento.

(1S 17:54) Y David tomó la cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén, pero las armas de él las puso en su tienda.

(1S 17:55) Y cuando Saúl vio a David que salía a encontrarse con el filisteo, dijo a Abner general del ejército: Abner, ¿de quién es hijo ese joven? Y Abner respondió:

(1S 17:56) Vive tu alma, oh rey, que no lo sé. Y el rey dijo: Pregunta de quién es hijo ese joven.

(1S 17:57) Y cuando David volvía de matar al filisteo, Abner lo tomó y lo llevó delante de Saúl, teniendo David la cabeza del filisteo en su mano.

(1S 17:58) Y le dijo Saúl: Muchacho, ¿de quién eres hijo? Y David respondió: Yo soy hijo de tu esclavo [siervo, sirviente] Isaí de Belén.

Pacto de Jonatán y David
(1S 18:1) Sucedió que cuando él hubo acabado de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo.

(1S 18:2) Y Saúl le tomó aquel día, y no le dejó volver a casa de su padre.

(1S 18:3) E hicieron pacto [alianza, convenio, acuerdo] Jonatán y David, porque él le amaba como a sí mismo.

(1S 18:4) Y Jonatán se quitó el manto que llevaba, y se lo dio a David, y otras ropas suyas, hasta su espada, su arco y su talabarte.

(1S 18:5) Y salía David a dondequiera que Saúl le enviaba, y se portaba prudentemente. Y lo puso Saúl sobre gente de guerra, y era acepto a los ojos de todo el pueblo, y a los ojos de los esclavos [siervos, sirvientes] de Saúl.

Saúl tiene celos de David
(1S 18:6) Sucedió que cuando volvían ellos, cuando David volvió de matar al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando, para recibir al rey Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música.

(1S 18:7) Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían: Saúl hirió a sus miles, Y David a sus diez miles.

(1S 18:8) Y se enojó Saúl enteramente [en gran manera, grandemente], y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino.

(1S 18:9) Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David.

(1S 18:10) Sucedió al otro día, que un espíritu malo de parte de Dios tomó a Saúl, y él desvariaba en medio de la casa. David tocaba con su mano como «los otros días;»* y tenía Saúl la lanza en la mano.

(1S 18:11) Y arrojó Saúl la lanza, diciendo: Enclavaré a David a la pared. Pero David lo evadió dos veces.

(1S 18:12) Mas Saúl estaba temeroso de David, por cuanto Jehová estaba con él, y se había apartado de Saúl;

(1S 18:13) por lo cual Saúl lo alejó de sí, y le hizo jefe de mil; y salía y entraba delante del pueblo.

(1S 18:14) Y David se conducía prudentemente en todos sus asuntos, y Jehová estaba con él.

(1S 18:15) Y viendo Saúl que se portaba tan prudentemente, tenía temor de él.

(1S 18:16) Mas todo Israel y Judá amaba a David, porque él salía y entraba delante de ellos.

(1S 18:17) Entonces dijo Saúl a David: He aquí, yo te daré Merab mi hija mayor por mujer, con tal que me seas «hombre valiente,»* y pelees las batallas de Jehová. Mas Saúl decía: No será mi mano contra él, sino que será contra él la mano de los filisteos.

(1S 18:18) Pero David respondió a Saúl: ¿Quién soy yo, o qué es mi vida, o la familia de mi padre en Israel, para que yo sea yerno del rey?

(1S 18:19) Y llegado el tiempo en que Merab hija de Saúl se había de dar a David, fue dada por mujer a Adriel meholatita.

(1S 18:20) Pero Mical la otra hija de Saúl amaba a David; y fue dicho a Saúl, y le pareció bien a sus ojos.

(1S 18:21) Y Saúl dijo: Yo se la daré, para que le sea por lazo, y para que la mano de los filisteos sea contra él. Dijo, pues, Saúl a David por segunda vez: Tú serás mi yerno hoy.

(1S 18:22) Y mandó Saúl a sus esclavos [siervos, sirvientes]: Hablen en secreto a David, diciéndole: He aquí el rey te ama, y todos sus esclavos [siervos, sirvientes] te quieren bien; sé, pues, yerno del rey.

(1S 18:23) Los criados de Saúl hablaron estas palabras a los oídos de David. Y David dijo: ¿ les parece a ustedes que es poco ser yerno del rey, siendo yo un hombre pobre y de ninguna estima?

(1S 18:24) Y los criados de Saúl le dieron la respuesta, diciendo: Tales palabras ha dicho David.

(1S 18:25) Y Saúl dijo: Digan así a David: El rey no desea la dote, sino cien prepucios de filisteos, para que sea tomada venganza de los enemigos del rey. Pero Saúl pensaba hacer caer a David en manos de los filisteos.

(1S 18:26) Cuando sus esclavos [siervos, sirvientes] declararon a David estas palabras, pareció bien la cosa a los ojos de David, para ser yerno del rey. Y «antes que el plazo se cumpliese,»*

(1S 18:27) se levantó David y se fue con su gente, y mató a doscientos hombres de los filisteos; y trajo David los prepucios de ellos y los entregó todos al rey, a fin de hacerse yerno del rey. Y Saúl le dio su hija Mical por mujer.

(1S 18:28) Pero Saúl, viendo y considerando que Jehová estaba con David, y que su hija Mical lo amaba,

(1S 18:29) tuvo más temor de David; y fue Saúl enemigo de David todos los días.

(1S 18:30) Y salieron a campaña los príncipes de los filisteos; y cada vez que salían, David tenía más éxito que todos los esclavos [siervos, sirvientes] de Saúl, por lo cual se hizo de mucha estima su nombre.

Saúl procura matar a David
(1S 19:1) Habló Saúl a Jonatán su hijo, y a todos sus esclavos [siervos, sirvientes], para que matasen a David; pero Jonatán hijo de Saúl amaba a David enteramente [en gran manera, grandemente],

(1S 19:2) y dio aviso a David, diciendo: Saúl mi padre procura matarte; por tanto cuídate hasta la mañana, y estate en lugar oculto y escóndete.

(1S 19:3) Y yo saldré y estaré «junto a»* mi padre en el campo donde estés; y hablaré de ti a mi padre, y te haré saber lo que haya.

(1S 19:4) Y Jonatán habló bien de David a Saúl su padre, y le dijo: No peque el rey contra su esclavo [siervo, sirviente] David, porque ninguna cosa ha cometido contra ti, y porque sus obras han sido muy buenas para contigo;

(1S 19:5) pues él tomó su vida en su mano, y mató al filisteo, y Jehová dio gran salvación a todo Israel. Tú lo viste, y te alegraste; ¿por qué, pues, pecarás contra la sangre inocente, matando a David sin causa?

(1S 19:6) Y escuchó Saúl la voz de Jonatán, y juró Saúl: Vive Jehová, que no morirá.

(1S 19:7) Y llamó Jonatán a David, y le declaró todas estas palabras; y él mismo trajo a David a Saúl, y estuvo delante de él «como antes

(1S 19:8) Después hubo de nuevo guerra; y salió David y peleó contra los filisteos, y los hirió con gran estrago, y huyeron delante de él.

(1S 19:9) Y el espíritu malo de parte de Jehová vino sobre Saúl; y estando sentado en su casa tenía una lanza a mano, mientras David estaba tocando.

(1S 19:10) Y Saúl procuró enclavar a David con la lanza a la pared, pero él se apartó de la presencia [de delante] de Saúl, el cual hirió con la lanza en la pared; y David huyó, y escapó aquella noche.

(1S 19:11) Saúl envió luego mensajeros a casa de David para que lo vigilasen, y lo matasen a la mañana. Mas Mical su mujer avisó a David, diciendo: Si no salvas tu vida esta noche, mañana serás muerto.

(1S 19:12) Y descolgó Mical a David por una ventana; y él se fue y huyó, y escapó.

(1S 19:13) Tomó luego Mical una estatua, y la puso sobre la cama, y le acomodó por cabecera una almohada de pelo de cabra y la cubrió con la ropa.

(1S 19:14) Y cuando Saúl envió mensajeros para prender a David, ella respondió: Está enfermo.

(1S 19:15) Volvió Saúl a enviar mensajeros para que viesen a David, diciendo: Tráiganmelo en la cama para que lo mate.

(1S 19:16) Y cuando los mensajeros entraron, he aquí la estatua estaba en la cama, y una almohada de pelo de cabra a su cabecera.

(1S 19:17) Entonces Saúl dijo a Mical: ¿Por qué me has engañado así, y has dejado escapar a mi enemigo? Y Mical respondió a Saúl: Porque él me dijo: Déjame ir; si no, yo te mataré.

(1S 19:18) Huyó, pues, David, y escapó, y vino a Samuel en Ramá, y le dijo todo lo que Saúl había hecho con él. Y él y Samuel se fueron y moraron en Naiot.

(1S 19:19) Y fue dado aviso a Saúl, diciendo: He aquí que David está en Naiot en Ramá.

(1S 19:20) Entonces Saúl envió mensajeros para que trajeran a David, los cuales vieron una compañía de profetas que profetizaban, y a Samuel que estaba allí y los presidía. Y vino el Espíritu de Dios sobre los mensajeros de Saúl, y ellos también profetizaron.

(1S 19:21) Cuando lo supo Saúl, envió otros mensajeros, los cuales también profetizaron. Y Saúl volvió a enviar mensajeros por tercera vez, y ellos también profetizaron.

(1S 19:22) Entonces él mismo fue a Ramá; y llegando al gran pozo que está en Secú, preguntó diciendo: ¿Dónde están Samuel y David? Y uno respondió: He aquí están en Naiot en Ramá.

(1S 19:23) Y fue a Naiot en Ramá; y también vino sobre él el Espíritu de Dios, y siguió andando y profetizando hasta que llegó a Naiot en Ramá.

(1S 19:24) Y él también se despojó de sus vestidos, y profetizó igualmente delante de Samuel, y estuvo desnudo todo aquel día y toda aquella noche. De aquí se dijo: ¿También Saúl entre los profetas?

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